Toponimia
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Los topónimos ibéricos con R- inicial metatética constituyen un grupo numerosísimo, en constante crecimiento, lo que confiere a mi hallazgo o solución interpretativa un valor especial, tanto por la originalidad absoluta como por el ámbito de aplicación. Además, figuran en mi obra ya desde los trabajos iniciales, recogidos en El misterio de la Ribagorza, donde aparecen Roperós, Renanué, Ramastué y Ralui. Formaron capítulo aparte – el VII- en la segunda obra De Ribagorza a Tartesos, en el que incluía Remáscaro, Rencllusa, Remuñé, Rins, Riguala, Ratés, Rebiñaco, Rigatell, Rispasó, Resordi, Ribañé y Ribagorza. En esta misma obra, en distintos capítulos, aparecían Raons y Rolespé. En la tercera de mis obras de Toponimia, Baliaride. Toponimia, lengua y cultura ibéricas en Les Illes, el número de estos topónimos era asimismo considerable: Rabasa, Racons, Rafaubeltx, Raiguer, Raixa, Randa, Rapiña, Rápita, Ratjada, Real, Refila, Regana, Reixac y Rotana. Por último, en la serie presente, he estudiado algunos otros de estos topónimos altoaragoneses no ribagorzanos, tales como: Radiquero, Rañín, Rapún, Riglos, Robres, y Rodellar, junto a otro de Ribagorza, Roda (de Isábena); asimismo, he incorporado a esta serie algunos de los topónimos ribagorzanos antes mencionados y, siguiendo en esta línea, presento hoy, actualizados en lo preciso, los tres del encabezamiento. En todos los casos, el perfecto mecanismo de la metátesis, que lleva a una /r/ intermedia a ocupar la posición inicial, la morfología resultante con voces perfectamente acreditadas, y la descripción o contenido, fiel a las características de cada lugar, confirman la realidad y enorme operatividad de lo que he llamado “mi hallazgo”.
RIGATELL.- De nuevo en Betesa, lugar entrañable y de hondo significado, que mantiene un hilo de vida tradicional en su única casa habitada (otra vez, gracias a la ganadería ovina) aunque no sea con carácter permanente. Pero esta vez no tomaré a la derecha para recorrer su calle sin salida, porque me atrae la pista que hacia el norte y el oeste se introduce en las soledades de Santolaria y Obís; ni siquiera llegaré a Santolaria porque, un trecho antes, tomaré a la derecha hacia el norte, y pasado el barranco de Rigatell, cerca de la fuente y las bordas del mismo nombre, llegaré a la ermita románica de la Virgen de Rigatell. De ella nos dice Don Manuel Iglesias en su obrita El monasterio de Alaón en Ribagorza, IEA, pág. 77: “En Betesa, lugar que también controló el monasterio de Alaón, existe una ermita subiendo a la montaña, titulada Nuestra Señora de Rigatell, por un regato saltarín que se precipita en sus cercanías. Es de románico sencillo a base de nave única orientada con cabecera de ábside semicircular, arcos de medio punto y bóveda de cañón y horno. Data, a juzgar por sus características técnicas, del siglo XII y ostenta crismón trinitario sobre la arcada de su puerta de ingreso abierta a mediodía. El nombre de este pequeño santuario ha recorrido ya muchas leguas asociado a la fama de un estipendio o retablito con pinturas sobre tabla dedicado a Santa María, bajo la advocación específica de la Virgen de la Leche. Está pintado al temple sobre estuco serigrafiado en rombos, palmetas y tallos. Su cronología suele fijarse en la primera mitad del siglo XIII. De la ermita de Rigatell, a la que pertenecía, fue a parar a la colección Rómulo Bosch, y de ésta al Museo de Arte de Cataluña, donde se expone en la sala 3 del piso alto con el número MAB 35.701”.
La ermita se yergue junto a unos campos cultivados, a los que se refiere el documento nº 213 del Cartulario de Alaón, fechado en abril del 998-996, en el que el presbítero Odecherus dona al monasterio …et V terras et uno orto cum suas arbores; ipsum orthum cum suas arbores in Riatello… Nótese en este topónimo la caída de la oclusiva intervocálica /g/, Ri(g)atello. Si desechamos, como debe hacerse, la explicación formalista “titulada Nuestra Señora de Rigatell por un regato saltarín”, y procedemos en la forma habitual, la metátesis Rigatell, una vez deshecha, nos lleva a Garittell, étimo primitivo. Es éste una composición sencilla, nada forzada, cuyo primer elemento es garita o garitza, trigal; y el segundo es hel o el, indeterminado de heldu, nacer, crecer, madurar. En conclusión, garita-el sufre en la acomodación elipsis al final del primer término, garit(a)el, con metátesis a Rigatell en que se aprecia la palatalización de /l/. Su significado evidente, “los trigales que maduran o que producen”.
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