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Arascués (194)

Altoaragonesa

 Localidad a la que se accede por la autovía Huesca-Nueno, al costado izquierdo de ésta y perteneciente al municipio de Nueno. “Lugar de 79 h; a 673 m de altitud. Agrupaba 202 h en 1.900…Se cita en 1.097. Población al norte de la Hoya con casco urbano en ligera pendiente y distribuido por vasta plaza. Arquitectura doméstica uniforme en los materiales pero variada en cuanto a dimensiones y prestancia, remontándose alguna vivienda al siglo XVII. Un escudo de los Avellana fecha su vivienda en 1.694; hay dos portadas con arco rodeado de guardapolvo, una es de piedra y otra es de ladrillo; otra puerta con arco de medio punto es de 1.801; voluminoso casal solariego del conde de Robres que luce espectacular alero de ladrillo aplantillado – siglo XVIII -. Restos románicos del siglo XII pegados a la parroquial, construida en la década 1.950-60. Ermita de la virgen del Olivar, siglo XVIII, junto a una balsa de gran capacidad. Fuente –Fuente Madre – de ecos renacientes con clásica arcada de medio punto y frente de sillería; a su lado, abrevadero y lavadero – todo recuperado -. Azud en el Isuela que deriva a un macizo acueducto – barranco Esperrualla – de posible ascendencia romana, pues sus aguas se dirigen hacia una extensa villa romana inédita barrida por campos de cultivo; ha sido limpiada la maleza que lo ocultaba en el año 2.005. Junto al desvío de la autovía se alzaron las casas de Hospitalé -13 habitantes en 1.900 – desaparecidas en los años de 1.970” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón). Según la obra Comarca de la Hoya de Huesca, Arascués cuenta con 278 habitantes (1 de enero de 2.005) y reseña la existencia de un campo de golf.

Para la interpretación de este topónimo nos interesa conocer más cosas, precisamente sobre la calidad de sus tierras y su naturaleza. El Madoz nos decía, ya en 1.845 – 50, que “el terreno, aunque llano, tiene bastantes asperezas; es de mediana calidad y muy propio para el viñedo y olivar; también cría algunos almendros, y hay plantíos, chopos y sauces, al cual se dedican con eficacia los vecinos, persuadidos de la ventaja que esto les reporta; en el monte se encuentran crecidos bosques de encina que proporcionan abundante leña para el combustible; las tierras de huerta se riegan con las aguas del pantano de Huesca que se halla a poco más de 1 ½ hora del lugar… Produce vino, trigo, cebada, avena, judías y otras legumbres; aceite, almendras, cáñamo y las hortalizas necesarias para el consumo”. Ya en Arascués, busco al informante idóneo, pero son las cuatro de la tarde de un caluroso día de verano y el silencio de la siesta parece haberse apoderado del pueblo. Una señora me indica las viviendas de dos agricultores, ambas en reposo total y no quiero molestar. En otra, en cambio, hay animación de niños y mayores y opto por ella. Un hombre joven, educado, con aspecto capitalino, me atiende con toda amabilidad. Hago mención a un hermoso huerto, en la parte posterior de una casa vecina que, por casualidad, resulta ser de un tío suyo; me acompaña, abre la bien cerrada puerta, toma del suelo una azada y remueve la tierra. Cojo dos puñados de ella, la aprieto entre mis dedos y la veo caer formando dos finos chorros, como si de arena se tratara…

En la documentación histórica, con pequeñas variaciones, el topónimo aparece mencionado antes de que se produjera la diptongación o > ue: Arascos, Arascosse, Araschos, Arasquosse, Arrescos, todas ellas bastante coherentes. Estamos ante una composición ibérica bastante similar a la que dio lugar a Aragüés y Araguás, pero con un elemento más y, por ello, con cierta mayor complejidad. El primer elemento sigue siendo ara, tierra de labor; pero, antes de que aparezca el adjetivo calificativo de esta tierra, en Arascués nos encontramos con el adverbio de cantidad que modificará tal adjetivo: se trata de asko, bastante, muy, mucho. La unión ara+asko se realiza mediante elipsis al final del primer término con encuentro de vocales iguales, esto es, ar(a)asko. A continuación, el ya conocido adjetivo calificativo gose, dulce, que aplicado a la tierra vale por suave, ligera o suelta. Reparemos en la hermosura de la composición ibérica y en su constante fuerza de compresión interna: arasko+gose nos presenta sin solución de continuidad las sílabas ko-go, en lengua ibérica equivalentes pues se escriben con un mismo signo, situación que se resuelve con la haplología de la segunda, es decir, arasko(go)se. Desde aquí, la diptongación y la caída de la vocal átona final nos conducen a Arascués, que significa “tierra de labor muy suave, ligera o suelta”.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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