Toponimia
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“Caserío de 10 habitantes; a 349 m de altitud. Agrupaba 48 habitantes en 1.900…Este topónimo identifica a Odina el Viejo, entidad despoblada de propiedad privada, Odina de Morilla, y un paquete de tierras expropiadas por el antiguo IRYDA. Odina el Viejo es un conjunto de casas arruinadas y Odina de Morilla es una vivienda de nueva planta. Túmulo posiblemente de la Edad de Hierro”. Más interesante, para la finalidad de mi trabajo, es la descripción que de Odina hacía Pascual Madoz en 1.845-50: “Situado entre los pueblos de Lagunarrota y Monesma, dista de cada uno un cuarto de legua, dependiendo en lo civil y eclesiástico de éste último; tiene tres casas y una capilla en la que se celebra misa los días festivos por el cura de Monesma; y dentro de su término, que confina por el N con Lagunarrota, E con Morilla, S Pomar y O Monesma, se encuentra una balsa donde se recogen las aguas pluviales que sirven para beber los vecinos. Sus terrenos, caminos, producción y demás circunstancias son las mismas que las del artículo Monesma”.
Aún nos queda otro extremo por apuntar. Por un documento fechado en marzo de 1.236, Guillermo de Monrrabey, “miles”, y su esposa Teresa otorgan carta de población al lugar de Odina, estableciendo la tributación a abonar por los pobladores, a los que se les concede el derecho de horno. La forma Odina se repite al menos en siete ocasiones. Un documento anterior (carta de población de Monesma) fechado en enero de 1.177 habla de un tal Petro Xemenç in Odina. Según Ubieto Arteta, Los pueblos y los despoblados II, “Odina siempre, desde 1.495, Udina (1.785 y 1.834), Monteudina incidentalmente”.
Un vecino de Berbegal, que conoció muy bien el antiguo Odina todavía con vida, me corrobora que, en efecto, había una balsa para recogida de aguas pluviales, pero disiente de Madoz en cuanto al uso: había, además, una fuente cercana cuyas aguas satisfacían las necesidades domésticas, quedando la balsa solamente como abrevadero. En cualquier caso, la existencia de la recogida de aguas pluviales queda absolutamente contrastada.
Odina es una composición de nombre más pronombre relativo con verbo auxiliar elíptico. El nombre es odi, voz ibérica que vale por caño, encañada, barranco, recogida de aguas. Es el momento de mencionar la variante Udina: parece posible que odi tuviese una variante udi con similar valor, puesto que ude, agua, es de uso normal, de donde se seguiría que ambas variantes tuvieran fundamento etimológico y fueran correctas por igual. A odi viene a aglutinarse el pronombre relativo n que, una vez más, al final de la composición adopta la forma na, y que debe traducirse por “el que (tiene)”. La acomodación acude a la norma supletoria de yuxtaposición necesaria, pues un od(i)na crea un grupo consonántico dn imposible e impide la inteligibilidad de la composición. La interpretación de Odina no puede ser más clara: “el que tiene una recogida de aguas”.
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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es