Onomástica



Inicio > Onomástica > Antroponimia > Tangino

Tangino

Antroponimia

Continúa cumpliéndose el trágico destino del pueblo ibero. Tras la muerte de Biriato y la sustitución de Cepión, el nuevo caudillo romano, Metelo, “después del invierno, entregó a Quinto Pompeyo (Aulo) un ejército consistente en 30.000 hombres…”. Pero Pompeyo es derrotado a diario por los numantinos, por lo que se dirige contra otra ciudad arévaca, Termancia. Nuevamente sufre derrotas afrentosas, por lo que se dirige ahora “contra una pequeña ciudad llamada Malia, que custodiaban los numantinos, y sus habitantes mataron con una emboscada a la guanición y entregaron la ciudad a Pompeyo. Éste, después de exigirles sus armas, así como rehenes, se trasladó a Sedetania que era devastada por un capitán de bandoleros llamado Tangino. Pompeyo los venció y tomó muchos prisioneros. Sin embargo, la arrogancia de estos bandidos era tan grande que ninguno soportó la esclavitud, sino que unos se dieron muerte a sí mismos, otros mataron a sus compañeros y otros perforaron las naves durante la travesía” (Apiano, Historia romana, Sobre Iberia, 77).

Este lenguaje sectario e hipócrita de los cronistas grecorromanos acaba por resultar familiar. Un ibero que ha visto mil y una tropelías del invasor, que se ha visto privado de todo (tierra, morada, familia, paz, sustento…) se alza en armas contra los opresores (romanos e iberos colaboracionistas) y, simplemente por ello, pasa a ser un “capitán de bandoleros”. Muestra una “arrogancia” grandísima, tanto que “no soporta la esclavitud”, esto es, no acepta la consideración o el trato que se dispensa por los vencedores a un animal o una cosa: está destinado, en el mejor de los casos, a ser vendido y alejado de su tierra (una de las enfermedades diagnosticadas en el Bronce nº 1 de Botorrita – celtíbero (¡!) como todo el mundo sabe- es “la añoranza de la tierra”); o será simple bestia de trabajo, mal alimentada, vestida y tratada; u objeto de concupiscencia -hombres y niños incluidos- de burla o tortura; o, privado de todo asomo de dignidad y condenado a una existencia miserable; o, simplemente, asesinado en cualquier momento y al libre albedrío del propietario o de sus subordinados. Y, ya en el colmo de la barbarie, son tan salvajes que prefieren la muerte propia, o son capaces de sacrificar a sus hermanos que lo suplican, o de naufragar en pleno mar y esperar que La Madre les acoja en “el refugio de paz y bienestar para siempre”.

Sólo si se interpreta correctamente este lenguaje de los fascistas, podremos entender cabalmente otros muchos textos, siempre pretendidamente demostrativos del salvajismo ibero, como el siguiente de Estrabón, Geografía III, 4, 17-18: “Además de estas insólitas costumbres se han visto y se han contado muchas otras cosas de todos los pueblos de Iberia en general, pero especialmente de los del Norte, relativas no solo a su valor, sino también a una crueldad y falta de cordura bestiales. Por ejemplo, en la guerra de los cántabros, unas madres mataron a sus hijos antes de ser hechas prisioneras, y un niño, estando encadenados como cautivos sus padres y hermanos, se apoderó, por orden de su padre, de un acero y los mató a todos, y una mujer a sus compañeros de cautiverio, lo mismo. Y uno, al ser llamado a presencia de unos soldados borrachos, se arrojó a una hoguera…”, Y más adelante: “De la insensatez de los cántabros se cuenta también lo siguiente: que unos que habían sido hechos prisioneros y clavados en cruces entonaban cantos de victoria…”. Resulta evidente que los romanos, con su soberbia, inmoralidad y cobardía, no estaban capacitados para comprender siquiera la grandeza de su enemigo.

Vamos ya con nuestro “capitán de bandoleros”, con Tangino que, con toda evidencia, resulta ser un Biriato de ámbito comarcal, solamente sedetano. Su nombre, de gran belleza descriptiva, es una composición de dos elementos: tantan + gino. Empecemos por el segundo elemento, gino, término unívoco que significa “orgulloso”. La coherencia de la descripción exige que tantan tenga un valor distinto al ya conocido por nosostros (vid. Tántalo, donde lo traducíamos por “vulgar”) pues, en efecto, un “vulgar y orgulloso” muestra una cierta discordancia. Pero tantan vale asimismo por “terco, obstinado, firme”. Ahora sí: tantan + gino > tan(tan)gino, por haplología, y el significado, “terco y orgulloso”, describe una trayectoria de firmeza, integridad y valentía permanente, hasta la muerte. ¡Ojalá que se cumplieran sus expectativas!.


Temas: , , , , ,

 

Desarrollo: Interesa.es

© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

RSS