Epigrafía



Inicio > Epigrafía > Textos epigráficos > Sentencias – VII (50)

Sentencias – VII (50)

Textos epigráficos

 

 

Generalmente, en los colgantes a que tan aficionados eran nuestros antepasados (y que la descarriada doctrina patria distingue con el falso nombre de “téseras de hospitalidad”), había una relación directa entre la figura grabada, (por lo común, un animal o un objeto) y el sentido de la sentencia o lema plasmado en el texto. Así, ya vimos que era la figura de un cerdo (animal tenido como el más estúpido) el soporte elegido para afirmar que “el torpe poda las hojas”; o un pie lujosamente calzado para reconocer que “pasan los hombres” fugazmente por la vida. Si aquella relación o correspondencia no existe o no se adivina, habrá motivo serio para dudar de nuestro acierto en la interpretación, ya del texto, ya de la imagen.

No es el caso del colgante que va a ocuparnos en este capítulo. Pertenece al grupo de los hallados en Bareia, ciudad de los berones, próxima a la actual Viana (Navarra), estudiados detenidamente por Juan Cruz Labeaga Mendiola en el nº 14 de Arqueología Navarra. Es muy de agradecer la prudencia del autor que facilita nuestro trabajo con el suyo, bien minucioso y completo, pero sin osar penetrar en el lodazal interpretativo de lo que desconoce, con lo cual, por esta vez, no nos topamos con los consabidos nombres de varón, genitivos plurales y acusativos en singular, sufijos célticos o celtoides, voces que se parecen a otras porque unas y otras, escritas, constan de letras …Y decimos que no falta la correspondencia porque el colgante reproduce los cuartos traseros de un animal indeterminado (acémila, cerdo, macho cabrío, novillo…) pero fuerte, sobre cuyo paramento óseo es posible y usual golpear sin mayor daño. Reparemos en los dibujos del anverso con el orificio para colgar, y del reverso que tiene, además, la inscripción epigráfica::

A). Trascripción.

(La lectura debe hacerse girando en sentido contrario al de las agujas del reloj, empezando a la derecha de los dos puntos de separación y terminando a su izquierda)

E-Z-U-E-L-GO(KO)-I-DU(TU)-GO(KO)-DE(TE)-BU(PU).

B). Secuencia.

EZUELKOIDUKOTEBU.

C). Lectura.

Ezu(r) elko(r) iduko tebu.

D). Análisis morfológico.

ezur: n.: hueso. Tiene variantes azur, ezor, azor.

elkor: adj.: duro, seco, estéril.

iduko: v.: sostener, aguantar. Es una variante de iduki.

tebu: n.: golpe, tropiezo. He aquí la palabra primitiva de la que tebuka (en el DRALV, con el mismo significado) es una derivación.

E). Análisis fonético.

1. En la composición ezu(r)-elkor hay elipsis al final del primer término.

2. Igualmente en elko(r)-iduko.

3. El nombre primitivo tebu, no obstante lo dicho, bien podría ser el mismo tebuka (o tebuku) del Diccionario, si pensamos en la caída de la vocal átona final, tebuk(a), y posterior enmudecimiento de la –k, tebu(k).

F). Traducción literal.

“El hueso duro aguanta el golpe”. Todo un canto a la fortaleza de ánimo.


Temas: , , , , ,

 

Desarrollo: Interesa.es

© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

RSS