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Sentencias – VI (49)

Textos epigráficos

Un texto que nos muestra la formación del tiempo futuro en la conjugación mediante el sufijo –ke; un texto que contiene la voz onomatopéyica aiui en su segunda fase (tras la primera de imitación y cadencia, la segunda de substantivación: ver en DRAE pags. 223-224); un texto breve que además contiene uno de los escasos ejemplos de flexión, la forma nere, mí, mío, de mí, procedente de ni, yo; un texto que, finalmente, contiene la voz enbat con valor de brisa o viento, es, realmente digno de ser enmarcado por su inmenso valor lingüístico.

Pero si, además, es capaz de poner en un primer plano iluminado la vida interior del ser humano, con una dicción profunda y hermosa, origen y paradigma para todo el caudal riquísimo de nuestra poesía intimista posterior, su valor se eleva hacia lo más bello y trascendente de nuestra cultura ispana. De sus múltiples frutos, quiero quedarme aquí (es mi tesis) con la evidencia de la civilización y espiritualidad del pueblo ibero, para erradicar de una vez por todas la mentira, la manipulación y los infundios interesados que, inventados por sus enemigos históricos, los autores greco-latinos de primera hora, han llegado hasta hoy plenamente vigentes en la palabra y el sentimiento de un grupo mayoritario de papanatas, homogeneizados por una visión histórica, política y hasta religiosa tan sectaria como miserable.

El texto es una inscripción en el llamado “Vaso de Aragón”, del que la Epigrafía prerromana (pag. 165) nos da las siguientes noticias:“ Procedencia: Aragón, sin mas indicaciones. Lugar de conservación del original: Paradero actual desconocido. Autor (de la ficha): Desconocido, quizás el remitente de la ficha, Domingo Rozán. Fecha: Lérida, 18 de noviembre de 1.880. Descripción: Ficha en un trozo de papel rayado con una inscripción ibérica. En la parte superior: Inscripción en una vasija circular de barro, encontrada en Aragón. Copiada en la misma forma en que existe…La vasija pertenece a D. Pablo Gil quien posee otras varias con inscripciones…”. Trabajemos sobre la inscripción reproducida al comienzo:

A). Trascripción.

BI(PI)-L-A-GE(KE)-A-I-U-N-A-DI(TI)-N

E-N-BA(PA)-A-BI(PI)-N-E-R

B). Secuencia.

BILAKEAIUNADIN

ENBAABINER.

C). Lectura.

Bila-ke aiun adin

enba(t) abi ner(e).

D). Análisis morfológico.

Bila: v. bila(tu): encontrar.

-ke; elemento de la conjugación que se aglutina inmediatamente después del núcleo verbal e indica el futuro: bila-ke, encontraré.

aiun: n.: alegría. A pesar de que la lectura de la ficha es clara, parece seguro que la N final no sea tal, sino I , con lo que deberíamos leer aiui, interjección de alegría, según el DRALV.

adin: n.: vida.

enbat: n.: brisa, viento, niebla, galerna. Estas variaciones en la intensidad nos permiten y obligan a escoger la acepción más adecuada para el espacio interior o “alma” del autor. Advirtiendo que todas y cada una parecen posibles, al igual que otras intermedias, adoptaremos la de “hálito”, entendido como “soplo suave y apacible del aire”.

abi: n.: nido, concavidad, sitio, espacio interior. Recordemos Alfabia: alphe-abi-a.

nere: adj. posesivo: mío, de mí.

E). Análisis fonético.

1. En la primera secuencia no cabe elipsis alguna por razón de la comprensión del texto.

2. En enbat-adin hay elipsis al final del primer término.

3. No puede haberla en abi-nere.

4. Ner(e) presenta caída de la vocal átona final, con igual efecto que la elipsis: el acortamiento silábico.

F). Traducción literal.

“Encontraré la alegría de la vida en el hálito de mi espacio interior”. Simplemente, sublime.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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