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Refugio – II (31)

Textos epigráficos

Las púas de erizo común (Erinaceus europaeus), su objeto y el aspecto que le confieren al pequeño roedor, son el origen de una rica terminología, en la que podemos hallar el nombre, por imitación, de otros seres vivos (como el erizo de mar o la planta papilonácea conocida como “erizos” por las muchas púas que presenta); la envoltura o erizo de la castaña; el verbo erizar, sinónimo de armar de púas o pinchos; o expresiones convencionales tales como “erizarse los pelos” (ponerse los pelos de punta) o “erizado de dificultades”. También la terminología bélica nos presenta las piedras en forma de púa de erizo, clavadas en el suelo al tresbolillo, para dificultar el paso del grupo atacante, especialmente eficaces contra la caballería, y que son conocidas con el nombre de “caballos de Frisia”. Una fotografía de estas formaciones de piedra en el mundo ibérico aparece en la página 218 de la obra Los Iberos, de Juan Eslava Galán, mr. Ediciones, Madrid 2.004, tomada en la fortaleza de Els Villars d´Arbeca, que reproducimos (izquierda).

Antes o simultáneamente, debió utilizarse también una construcción defensiva, igualmente dispuesta, pero hecha con troncos aguzados en el extremo superior, y que, de algún modo, ha venido siendo de uso habitual hasta los tiempos presentes. Se trata, en todo caso, de crear dificultades en el tránsito o paso, idea que parece recogida en el grafismo de la muy conocida Estela Funeraria de Cretas (Teruel), que también reproducimos arriba.

Realmente, la estela da mucho que pensar. Se ha afirmado, quizá con razón, que señalaría el enterramiento de un guerrero, en consideración a las puntas de lanza del grabado. Pero, en mi opinión, estamos ante la primera obra de arte abstracto en el ámbito europeo. Razonemos esta afirmación:

1. Sabemos que nuestros antepasados iberos creían en que el tránsito o paso de la puerta entre la vida temporal y la eterna era fatigoso, cansado, peligroso quizá. Recordemos el texto del capítulo anterior.

2. La estela de Cretas también nos habla de un “pórtico” o paso.

3. La representación gráfica de la idea del pórtico no puede ser más expresiva: desde la base y por ambos extremos se elevan verticales sendas columnas con cenefas de denticulados, unidas en la parte superior por otra en disposición de dintel. En el centro de la base aparece un arco de circunferencia, a modo de sello o fijación, del que arrancan otras dos columnas, esta vez oblicuas pero también denticuladas, que van a parar a los vértices superiores del primer arco, teniendo el conjunto un aspecto de clausura o cerramiento riguroso.

4. El triángulo equilátero invertido que ocupa la parte central muestra tres puntas de lanza grandes, notorias, por debajo de la inscripción. Algo parecido hallamos en los triángulos rectángulos laterales, con sendas puntas de lanza. Podríamos decir que el pórtico está “erizado de lanzas”.

En conclusión, el artista ibérico representó la idea del tránsito o paso como un muro bien cerrado y consolidado, defendido por las lanzas que lo hacen más difícil y aún peligroso. Sólo la justicia de la Madre permitirá que el alma del difunto, si lo merece, pueda acceder al Refugio de Paz y Bienestar (ver capítulos siguientes), ocupando un lugar a su lado durante toda la eternidad.

A). Transcripción.

GA(KA)-L-U-N-Z-E-LDA(TA)-R

B). Secuencia.

KALUNZELDAR

C). Lectura.

Kalu(s)-n zelda-ra.

D). Análisis morfológico.

kalus: n.: portico.

n: pr. relativo: el que (es)

zelda: n.: zelda, refugio, guarida.

-ra: sufijo adlativo, indicador de camino o dirección hacia un punto o lugar.

E). Análisis fonético.

1. La composición kulu(s)-n muestra elipsis al final del primer término.

2. En cambio, n-zelda es yuxtaposición aparente porque la elisión supondría la pérdida del pronombre relativo.

3. En zelda-ra se consigue el acortamiento silábico mediante la caída de la vocal átona final, zeldar(a), expediente éste preferible al de la elisión que produciría un difícil zeld(a)ra.

F). Traducción literal y propia.

“El que es pórtico hacia el refugio”, o mejor, “El pórtico hacia el refugio”.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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