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Panegíricos – III (29)

Textos epigráficos

 

Al analizar la “Estela de Abobada” decíamos que la ibérica y la tartésica no son lenguas distintas, ni siquiera modalidades diferenciadas, puesto que tanto el régimen como el léxico no presentan ni la más mínima particularidad. Esta afirmación se va contrastando con la realidad a medida que insertamos el análisis de nuevas inscripciones tartésicas, como la ya expuesta de Ourique III en el capítulo Fugacidad III, o la del capítulo Angustia (vaso de Kastilo), o la que tratamos a continuación del “valle de Ourique”. Seguirán otras varias y, en conclusión, sentaremos que la ibérica y la tartésica son lenguas idénticas, ya que ambas son aglutinantes, con el mismo régimen de acomodación o sutura y con un léxico absolutamente igual.

Por consiguiente, las posibles diferencias entre el ibérico-levantino y el ibérico-tartésico habrán de ser necesariamente secundarias. Encontramos dos, que sin afectar a la naturaleza y régimen, parecen derivar, más bien, del distinto momento, del grado de evolución alcanzado cuando una y otra quedaron fijadas por escrito, Siendo anterior en bastantes siglos la manifestación escrita del ibérico-tartésico, sus textos aparecen, en primer lugar, sin ninguna segmentación, aparte de las finalizaciones de línea, y aún esto, con reservas. Después, el alfabeto tartésico muestra sensibles diferencias respecto del levantino, pero vista la igualdad de bastantes signos y la acentuada similitud de otros, no es exacto afirmar que se trate de alfabetos distintos. Reproducimos el dibujo de la estela “valle de Ourique” y entramos, a continuación, en la labor de fijar igualdades, similitudes y diferencias, para lo cual nos seriremos del cuadro alfabético (Gómez Moreno) inserto en la entrada A de la Introducción a la Epigrafía:

A). Signos iguales.

a) Vocálicos: o,u.

b) Consonánticos: r, s.

c) Silábicos: ba (pa), bo (po), bu (pu), da (ta), de (te), du (tu), go (ko), gu (ku).

B). Signos semejantes.

a) Vocálicos: a, i.

b) Consonánticos: l, n.

c) Silábicos: bi (pi), ga (ka), ge (ke), gi (ki).

C). Signos diferentes.

a) Vocálicos: e.

b) Consonánticos: z, m.

c) Silábicos: be (pe), di (ti), do (to).

Resumiendo: Signos iguales o semejantes: 20 de 26. Signos diferentes: 6.

Sin embargo, la diversidad es mayor, pues cada fonema o sílaba suele tener diversas variantes que no tienen correspondencia en el otro alfabeto.  

Iniciamos ya el estudio de esta interesantísima estela del “valle de Ourique”, reproducida al inicio, como siempre por la trascripción, que requiere de varias aclaraciones previas:

1. Hemos numerado los diversos tramos de la escritura para mayor claridad.

2. La piedra, de 101 cm. de alto por 41 de ancho, se empezó a grabar (tramo 1) estando en posición apaisada, con escritura de derecha a izquierda. Puesta en posición vertical, se graba el tramo 2 (que tiene al inicio una mella que afecta a la parte superior de tres letras), con escritura de izquierda a derecha hasta llegar al ángulo; a continuación, se vuelve a colocar horizontalmente y se sigue escribiendo hacia la derecha hasta terminar el tramo. Acto seguido, se acomete el tramo 3 sin voltear, esto es, horizontalmente, escribiendo de nuevo de derecha a izquierda hasta alcanzar el ángulo de este lado: luego se dispone verticalmente y, ahora de izquierda a derecha, se concluye el tramo. Finalmente, otra vez dispuesta horizontalmente, se graba el tramo 4 de derecha a izquierda. Finalizado el trabajo, se hinca en posición vertical. Es obvio que el “volteo” puede ser de la piedra o del escriba.

3. Hemos dicho que, en la iniciación del tramo 2, una mella oculta la parte superior de tres signos que, con ayuda de la parte inferior y del contexto, resultan identificables. El que ocupa la posición central muestra dos trazos divergentes cuyo origen está muy próximo (o en la misma) a la línea de rotura: tal disposición denuncia la presencia cierta del signo que vale por da/ta. A su izquierda, posición primera, un tramo descendente, absolutamente vertical y muy junto al anterior, proximidad que impide que tal tramo tenga en la parte desaparecida ningún tipo de “cabeza”, lo que nos lleva a pensar que se trata del signo , que vale por ba/pa. ¿Quizá bada…?. El 3º y último es concluyente: nuevo tramo inferior absolutamente vertical pero aquí con bastante separación del anterior, porque éste sí tiene una “cabeza globosa” que necesita espacio, lo que, por eliminación, nos conduce a , cuyo valor es r. Tenemos, por consiguiente, la voz iberovasca badar(e), cuyo sentido “sobre todo” o “sin embargo” conviene plenamente a la contraposición que expresa este segundo tramo con relación al primero.

4. Del ángulo izquierdo del 2º tramo parte una línea ligeramente ondulada que llega al final del primer tramo. No es, en ningún momento, parte de la escritura y debe ser despreciada.

A). Trascripción.

1.- N-U-L-A-Z-DU(TU)-DA(TA)-A-GI(KI)-BA(PA)-L

2.- BA(PA)-DA(TA)-R-N-E-N-A-A-M-N-N-I-GA(KA)-R-E-BE(PE)-L-GI(KI)-I-A

3.- O-A-U-E-N-M-A-U-O-N-N-A-GU(KU)-GE(KE)-O-N-I-I

4.- A-L-I-Z-N-O

B). Secuencias.

1.- NULAZDUDAAGIBAL

2.- BADARNENAAMNNIGAREPELGIIA

3.- OAUENMAUONNAGUKEONII

4.- ALISNO

C). Lectura.

Nulaz du(i) da agi bal(a),

badar(e) nen(e) aam(e)n nigar epel giia(r),

oa ue-n mau(ma) on-na guke(tz) oni(k) in,

al iz no.

D). Análisis morfológico.

Nulaz: adv. de modo: como.

dui: adv. de modo: justamente. Nulaz dui: justamente como.

da: v. izan. Junto al infinitivo izan, las formas de flexión detectadas en Epigrafía son da (es) y gara (somos), y si bien fijan la persona no lo hacen con el tiempo, que bien puede ser el presente es o el pasado, como en este caso, fue. Estas muestras de flexión incipiente, junto a algunas otras (como los casos en la declinación de los pronombres personales), no desvirtúan la naturaleza decididamente aglutinante de la lengua iberovasca.

agi: n. : manifestación, apariencia, fenómenos de manifestación ya material ya espiritual.

bala: n.: ráfaga (étimo del castellano bala).

badare: adv. de cantidad: sobre todo.

nene: n.: leche. Parece que aquí tiene, más que el sentido propio de líquido procedente de las ubres de los mamíferos, el de “leche suavizante o balsámica”, “bálsamo”.

aamen: adv. de lugar: he aquí.

nigar: n.: llanto, lágrima.

epel: v.: entibiar, templar.

giiar: n.: variante de giar: carne viva, la fibra más delicada, la parte más sensible del cuerpo.

oa: n.: variante de oe en los compuestos: cama.

ue: v.: postrarse, encamarse.

n: pr. relativo: que.

mauma: n.: espíritu. El DRALV asigna a este término el significado de “espíritu malo”. Dado que en el párrafo que nos ocupa se habla de mau-on, espíritu bueno, parece indudable la existencia de la voz mau, espíritu, sin calificación alguna.

on: adj.: bueno.

na: forma del pronombre retativo n al final de la composición: el que es o “que es”.

gukez: pr. posesivo: de nuestra parte, para nosotros.

onik: adv. de modo: bien.

in: v.: hacer.

al: n.: poder, fuerza.

iz: n.: agua.

no: n.: variante de arno, ano, ardo: vino.

E). Análisis fonético.

1. En la composición nulaz-dui no hay elipsis al final del primer término, porque un nula(z)dui no supondría acortamiento silábico, y nul(a)dui ya resultaría confuso.

2. En dui-da sí hay, en cambio, tal elipsis.

3. Da-agi, a pesar del encuentro de vocales iguales, permanece inalterado porque un d(a)agi impediría la comprensión.

4. Por la misma razón, agi-bal no presenta elipsis al final del primer término.

5. En bal(a) hay caída de la vocal átona final.

6. Las composiciones badar(e)-nene y nen(e)-aamen presentan elipsis en la sutura.

7. Es curiosa la forma aam(e)n que, o bien supone un error del escriba, o bien confiere a nasal bilabial valor silábico de me.

8. En el encuentro nigar-epel la elisión de r no produciría acortamiento silábico; en cambio, nig(ar)epel dificultaría la comprensión.

9. También es notable la forma indiscutible giiar, variante de giar: puede ser aquella el antecedente de ésta. Hay enmudecimiento de la consonante final.

10. Las composiciones oa-ue y ue-n son casos evidentes de imposibilidad de elipsis.

11. Lo mismo hay que decir de mau-on y de on-na.

12. En guke(z)-onik hay elisión al final del primer término.

13. Oni(k)-in, tras la elipsis ofrece encuentro de vocales iguales, oni-in, que se mantiene en aras de la comprensión, lo que permite luego el enmudecimiento de la consonante final: onii(n).

14. Las dos suturas de la composición concatenada al-iz-no son, una vez más, yuxtaposiciones necesarias por idéntica razón.

F). Traducción literal.

Fue justamente como la manifestación de una ráfaga; sobre todo, he aquí la leche que templa el llanto y la carne viva; que se paralizó en la cama, espíritu del bien que nos hacía estar bien. La fuerza del agua y el vino.

G). Traducción propia.

Fue justamente como la manifestación espiritual de una ráfaga, en especial el bálsamo que calmaba el llanto y el dolor de la parte más sensible; que se postró en la cama, espíritu benigno que nos gratificaba: la fuerza del agua y del vino.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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