Onomástica
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Sobre la ciudad de Ampurias y su entorno (comarca del Ampurdán), sobre la primitiva ciudad indígena de Indiké o Indigé (léase Indigué), sobre la cultura de sus primitivos habitantes (los indigetes), la llegada de pueblos colonizadores, o mejor, comerciantes y sus relaciones con los naturales del país, la expansión de éstos hasta ocupar todo el rincón nororiental de la Península (con ciudades como Ullastret o Rosas), el desembarco de los romanos en el 218 a. de C. a las órdenes de Gneo Scipión y el inicio de la segunda Guerra Púnica, sobre el sometimiento a Roma de la coalición de indigetes vencidos por el cónsul Catón en el 195 a. de C., y sobre muchos otros extremos más, la historia nos ha facilitado amplia información. Sin embargo, y pese a ello, una espesa niebla sigue ocultando multidud de hechos esenciales y hasta la visión cabal del conjunto, debido sobre todo, al desconocimiento de la lengua ibérica (lo que arrumba a los verdaderos protagonistas) y a la sobreponderación de los elementos externos (fenicios, griegos, masaliostas-focenses, celtas y romanos) mejor conocidos aunque menos importantes. Con brevedad (los errores son continuos y trabados entre sí), nos referiremos a lagunas de estas interpretaciones:
“Emporiai. Esta colonia masaliota-focense de fuerte contenido indígena conserva su nombre en Ampurias y el Ampurdán… Para Esteban de Bizancio es céltica, pero ello hay que entenderlo en relación a su proximidad a la Galia, no necesariamente al pie de la letra… La ciudad se instaló primero en lo que era una isla y hoy es una península… y en un segundo paso la ciudad (que era mixta o doble, con un recinto común -aunque dividido a la mitad- para griegos y nativos) se instaló en tierra firme. Livio nos dice que la parte griega de la ciudad era mucho más pequeña que la indígena… La colonia romana fundada alli por César terminaría por absorber tanto a la población hispana como a la griega… También Mela y Plinio se refieren a su origen griego…
Etimología. Es claramente griego… No obstante, en este caso tenemos la suerte de conservar lo que podría haber sido el nombre indígena de la ciudad ( o el nombre de la parte indígena de la ciudad)…: Indiké (que era la capital de los indigetes o indicetes), nombre que nos da Esteban de Bizancio y que, en opinión de Tovar (¡agárrense!), quien afirma seguir a Schulten, ”está deformado por etimologías populares en relación con India… “. Este nombre y el de los indigetes, podría pensarse que tienen una relación con el primer elemento del nombre del caudillo ilergete Indíbil. Para Albertos se trata del indoeuropeo *ndhi… Esta opinión es compartida por el propio Holder. Podría incluso tratarse del mismo elemento que vemos en el teónimo lusitano Endovellicus …podría ser indicio de un cierto componente indoeuropeo, incluso céltico…, pero también podría ser éuskaro, vasco aquitano…”. (Juan L. García Alonso, La Península ibérica en la Geografía de Claudio Ptolomeo).
Abierta la bifurcación, Indiké e indigetes por un lado y Ampurias por el otro, hemos de seguir ya por la ruta primera aun cuando habremos de volver sobre “la griega” Ampurias (hay algún parónimo que en modo alguno pudo tener relación con los griegos) y sobre el Untikesken monetal. Respecto de los indigetes leemos en la obra Íberos, de José R. Pellón, lo siguiente: “Pueblo o etnia ibera localizada en la zona del Ampurdán (Gerona), en la franja costera. Sufrieron una enorme influencia “culturizadora” de las ciudades griegas de Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas). Era típica su cerámica decorada con pintura blanca y su pertenencia a la cultura del almacenaje en silos. Recientemente, su capital, Indika, ha sido identificada como la parte ibera de Emporion, por lo que sus silos eran los centros de aprovisionamiento de esta colonia griega y también de Atenas, hasta donde enviaban los cereales los comerciantes griegos de Emporion. La principal ciudad de los indiketes, aparte de la capital, sería Ullastret… Silo -dice más adelante el mismo autor- construcción utilizada como depósito de grano y forraje… Los silos se construían excavando un agujero en la tierra y revocándolo con arcilla, dejando una boca estrecha que se cerraba herméticamente por medio de una capa de barro y paja sobre la que se colocaba una piedra. Los silos permitían la conservación de cereales durante largos períodos de tiempo, de hasta veinte años… Estos silos pasaron a ser “campos de silos” cuando la cumulación del cereal era grande…”.
India, según el Diccionario Retana de Autoridades del euskera, es una voz que significa “el montón de hierba seca que se guarda en el piso alto de las bordas”. Pero la definición no es todo lo exacta que debiera pues, con toda evidencia, se coge el contenido por el continente: india es el silo en el que algunas veces se guarda el montón de hierba seca, pero que, en otras ocasiones, acoge el grano procedente de la siega, de acuerdo con la definición de silo de Pellón que hemos trascrito más arriba, “construcción utilizada como depósito de grano y forraje”. Se entiende la pequeña confusión de los autores del Diccionario si tenemos en cuenta que barskunes eran “los pastores de las cabañas de los valles verdes”, ganaderos por tanto, y que desde mayo a septiembre (aproximadamente y según climatología), segaban y ensilaban exclusivamente el forraje preciso para el invierno, mientras que en el Ampurdán, la siega y el ensilado recaía principalmente sobre los cereales. Del valor india como silo tenemos prueba irrefutable tanto en el etnónimo indigetes como en el antropónimo Indíbil y en otras composiciones que estudiaremos en otro momento. Por otra parte, la variante indi que cita el mismo Diccionario es simplemente el resultado de la elipsis al final del primer término.
El segundo elemento de la composición ibérica indigete es el verbo igeta(tu), con diversas variantes (igita(tu), igetai, igitai, igidan…), siempre con el significado de segar. El enlace india + igeta presenta en primer lugar elipsis al final del primer término: indi(a)igeta, tras lo cual la elipsis se profundiza por el encuentro de vocales iguales: ind(i)igeta. Por último, el sufijo de nominalización -te, (tiene variante -de), de muy amplia utilización también en etnonimia (recordemos los dicho sobre baliaride, ilergete, olcade, basaboiate, etc.), con lo que se trasforma el infinitivo segar en “los que siegan”. Esta segunda acomodación se efectúa asimismo con elipsis al final del primer término, indiget(a)te > indige(t)te por confusión. Una traducción literal, un tanto forzada, sería “los que siegan a los silos o para los silos”, si bien, el sentido absolutamente claro e inmodificado, autoriza una traducción propia: “los que siegan y guardan en silos”. Concordancia total entre el análisis lingüístico, las noticias históricas y los vestigios materiales, silos en este caso: he aquí el único camino válido para el conocimiento verdadero de nuestro pasado, historia y cultura.
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