Toponimia
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La villa de Torla es la cabecera del municipio de su nombre, en el que se incluyen además los lugares de Fragén, Llinás de Broto y Viu de Llinás. Muy notable por su emplazamiento (es puerta de acceso al Valle de Ordesa y Bujaruelo), por la belleza del medio natural con numerosos espacios que visitar, por su casco urbano con sabor antiguo y bien cuidado y, modernamente, por ser centro turístico bien dotado. En su obra Lugares del Alto Aragón, Adolfo Castán nos dice entre otras cosas lo siguiente: “Villa de 228 habitantes; a 1.032 m de altitud. Tenía 425 h en 1.900… Torla domina la cabecera del valle de Broto. Su abigarrado caserío se aprieta en torno a la larga calle diametral que se ensancha conformando un par de plazas, recibiendo viales transversales; destaca por su mayor entidad la calle de la Iglesia. Núcleo bien urbanizado, con cuidadas calles y edificios agrupados en manzanas. Por espacio edificado y elementos singulares es una de las poblaciones importantes del Pirineo. Numeroso, variado y digno conjunto de vanos: casa Bun…casa Lardiés y del Sastre…; en otros casos aparecen sogueados en el dintel, cruces, arquitos conopiales; casa Viu, soportal dovelado que da paso a patio abierto y vivienda tradicional con magnífica galería solana y oratorio propio de 1.563… Dos torres aspilleradas del siglo XVI adaptadas para vivir… y Ayuntamiento con soportales. Casa Benito, antigua de los Gallán, incluye tres torres del siglo XVI En la abadía, que también era torre con puerta en altura, se expone muestra etnológica del valle y pintura mural del siglo XVI. La parroquial… de los siglos XVI al XVIII… Ermitas populares de los siglos XVI a XVIII… Estacada eventual en el río Ara consistente en gruesos barrotes de hierro clavados en el cauce para derivar agua hacia la acequia del Pueblo… Puente de los Navarros…, puente de Las Pilas… El puente Barranco de la Selva…, el Puente de la Glera I…, el Puente de la Glera II…, el puente de Gualar…, el puente Cruz de Broto… Los restos del molino harinero se limitan a cuatro esqueléticas paredes…”.
Mi trabajo toponímico se inicia propiamente con la fijación de la forma histórica del nombre. En la Colección diplomática de la Catedral de Huesca, de D. Antonio Durán Gudiol, encontramos el documento nº 113, de agosto de 1.113, en el que se lee “Signum Petro de Torla” y, sucesivamente, el nº 117 (1.086-1.115), “et Petro de Torla canonico Rotense”; el 121 (1.118).”…et illos de Torla”; el 125 (1.120), “…pertinent in Torla”; el 200 (1.152), “et de Torla”; el 443 (1,189), “et in Torla”, y otros más. Siempre la forma “Torla” con la máxima fijeza. Recordemos aquí que, al estudiar el topónimo Binacua (Jacetania), nº 325 de esta serie, mencionábamos el monte Torla (1.074 m) el cual, en tiempos de mayor presión demográfica, fue cultivado en parte, si bien con más pena que rendimiento.
A esta dificultad, pesadez o dureza se refiere el topónimo Torla. Es una composición cuyo primer elemento es dorpe o torpe (recordemos la ambivalencia de las oclusivas sonoras/ sordas en lengua ibérica), que significa pesado, duro. El segundo elemento es lan, trabajo. El enlace se efectúa mediante elipsis al final del primer término: torp(e)lan; si bien la formación de un grupo consonántico imposible (tor-p-lan) provoca la profundización de la elipsis –tor(pe)lan- y, con ello, la simplificación de aquel grupo. Hay, finalmente, enmudecimiento de la consonante final, torla(n). El significado de Torla es bien claro: “trabajo duro o pesado”.
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