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Timanfaya

Ibérica

“Creado el 9 de agosto de 1.974, el Parque Nacional de Timanfaya está situado en la isla de Lanzarote, la más cercana de las Islas Canarias al continente africano, y que con sus 795 km2 de superficie es la cuarta en extensión de todas ellas. De forma alargada, es de origen volcánico, lo mismo que las otras islas del archipiélago, pero lo que ha configurado su paisaje actual han sido las erupciones que tuvieron lugar durante los siglos XVIII y XIX. Durante los años 1.730 y 1.736 y de una manera ininterrumpida, la región centrooccidental de la isla se conmocionó, las entrañas de la isla lanzaroteña se resquebrajaron y surgieron dantescas las lenguas de fuego. El centro de la actividad volcánica tuvo lugar en el Macizo del Fuego o de Timanfaya que tiene una extensión de 9 kms. de este a oeste y de 6 kms. de norte a sur. En esta limitada superficie se abrieron más de 25 cráteres que cubrieron de lava, gases, cenizas, bombas y lapillis casi 20.000 Has. de terreno, transformando las antiguas y ricas vegas de Timanfaya y Los Miradores en una tierra ennegrecida y resquebrajada, totalmente inhóspita. Terminados estos seis años de intensa actividad volcánica, siguió un período de reposo y tranquilidad que se vio interrumpido de nuevo en el año 1.824…

La zona inferior del Parque Nacional es un inmenso campo de lava solidificada, presentando una superficie casi llana, sólo rota por la rugosa superficie de un extenso “mal país”. Sobre él se elevan una serie de cráteres y conos, pertenecientes a distintas épocas, que son como las huellas geológicas de un pasado vivido muy intensamente… Cuando cesó la emisión de lava, el nivel descendió formándose una cueva volcánica. Cuando se desplona parte del techo de estos tubos volcánicos, la luz penetra a la cueva, constituyéndose lo que aquí denominan “jameos”… Cubiertos por cenizas y lapillis, de coloraciones negras, pardas, amarillas y rojizas, surgen perfectamente delimitados y configurados los cráteres de las últimas erupciones… En el Islote de Hilario… se han construido, adaptados al paisaje, los servicios centrales del Parque, un restaurante y una pequeña tienda de recuerdos. Allí se hacen continuamente demostraciones de la enorme temperatura que reina sólo a unos cuantos centímetros debajo del suelo que se pisa. La quema de aulagas secas (vid. Lanzarote) y la vaporización del agua, introducida por unos tubos dentro de la tierra, que hacen que surjan géiseres artificiales, son pruebas más que elocuentes de que a pesar de los años transcurridos desde las últimas erupciones volcánicas, el subsuelo de Timanfaya todavía permanece muy caliente. Como ejemplo, en este islote, a trece metros de profundidad, se registran unas temperaturas de 610ºC…

Las condiciones climáticas de la isla y por consiguiente del parque pueden considerarse como muy extremas. Su situación geográfica, muy cerca de la costa africana, y el no poseer alturas elevadas, hacen de este lugar una zona climática cálida y seca, extremadamente seca, ya que con bastante frecuencia las precipitaciones anuales apenas alcanzan los 60 mm. anuales. El cielo de Timanfaya permanece azul la mayor parte de los días del año.Aunque aparentemente desolados, estos inhóspitos lugares ya han sido empezados a colonizar por el mundo vegetal. Los primeros fueron los líquenes… Sorprende el número de plantas superiores representadss en este paisaje puramente geológico, no solo por lo reciente de estas erupciones, sino también por las condiciones climáticas a que deben enfrentarse, ya que únicamente la humedad atmosférica nocturna constituye el factor positivo… Dentro del parque existen 177 especies diferentes…  De ellas, tres son endemismos lanzaroteños: el tojío…, la lengua de vaca…y el salado blanco… Existen además trece especies que son endemismos canarios y otras nueve que se consideran endemismos macaronésicos… Es bastante común la jaulaga o aulaga majorera (Launaea arborescens), que se suele cortar para hacer demostraciones de cremación a los turistas que llegan al islote de Hilario…” (Parques Nacionales de España, de Luis Blas Aritio, Incafo, Madrid).

Nunca dejará de sorprenderme la aguda inteligencia, las dotes de observación, el buen sentido de nuestros antepasados. En un medio natural tan extremado y desfavorable como el que hemos expuesto, tan reseco y cálido, caliente incluso, ¿cual puede ser la planta más excepcional, más impensable y sorprendente en Timanfaya?. No discurran: sin duda, el junco. Sí, hay juncos en Timanfaya, y no pocos. Y los iberos, tan sorprendidos como nosotros, eligieron este hecho, tan anómalo en apariencia, como elemento diferenciador del topónimo. Volvemos brevemente a la descripción de Luis Blas Aritio: “Quizás una de las manifestaciones vegetales más curiosas la constituyen los juncos (Juncus acutus), que en las laderas de los conos volcánicos azotados directamente por los vientos marinos, se alinean a distintos niveles como si hubieran sido plantados por la mano de un experto jardinero. La presencia de los juncos, que normalmente crecen en terrenos muy húmedos, solo puede explicarse en estos suelos calcinados porque al estar formados por cenizas y lapillis, que poseen un alto poder higroscópico, condensan la humedad atmosférica, permitiendo que estas juncáceas se asienten sobre suelos volcánicos”.

Timanfaya es una composición ibérica integrada por tres formas. La primera es tini, bóveda y, más especialmente, bóveda celeste, cielo o atmósfera. La segunda es anpa, agente de tercer grado (participio activo) del verbo anpa(tu), hinchar, inflar; ya sabemos que este agente tiene desinencia cero (igual al infinitivo) y que debe traducirse por “que infla”. La sutura se produce por elipsis al final del primer término, tin(i)anpa. En esta composición debemos explicar dos fenómenos fonéticos muy propios del iberismo: en primer lugar, la nasal alveolar sonora /n/, al final de palabra, se confunde generalmente con la nasal bilabial sonora /m/, hasta el punto que en muchos textos epigráficos la /n/ se representa por el signo correspondiente a la /m/; en segundo lugar, la oclusiva bilabial sorda /p/ pasa con mucha frecuencia a la pronunciación aspirada /ph/ y ésta a /f/, con lo que anpa > anpha y anfa (recordemos, por ejemplo, ipete > iphete > ifete en Tenerife). Por último, tercer elemento, ia, junco; la unión es ahora por yuxtaposición necesaria. En conclusión:

tini-anpa-ia > tin(i)anphaia > timanfaia y Timanfaya. La traducción, profunda (pues busca la causa) y certera es “la atmósfera que infla los juncos”, y más propiamente, “la atmósfera que nutre a los juncos”. 

 


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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