Toponimia
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La entrada en Nabal resulta, en una soleada y calurosa mañana de octubre, muy grata: pavimento y aceras, farolas, bancos, setos y, especialmente, un bien visible cartel que señaliza la ruta al despoblado de Suelbes; en otro se me informa que voy a encontrar firme sin acondicionar durante 2,8 kms., lo que, bien mirado, es una buena noticia. Supongo, aunque sin mayor certeza, que, al pertenecer la vía Nabal-Suelbes a dos municipios – el despoblado está integrado en el municipio de Bárcabo y desde este lugar parte el otro acceso a Suelbes- el de Bárcabo no ha podido ni siquiera iniciar el acondicionamiento de su tramo. La situación de penuria por la que atraviesa España se refleja en miles, millones de carencias, de necesidades no atendidas en sanidad, educación, asistencia social, obras públicas, montes, investigación, patrimonio cultural, etc. Y, muy especialmente, en familias, personas de toda edad y condición desamparadas, a las que vemos sufrir a nuestro lado, a veces en nuestra propia familia… Escribo abrumado, cuando hoy mismo –como tantos otros días- los medios informativos nos escandalizan con una “Operación Púnica”, con otros 51 “presuntos” corruptos, tapada en parte por los ecos de otros cien “casos”, viejos algunos, recientes otros, avistados en el futuro inmediato otro buen número… Yo propongo a mis asqueados lectores –espero que no lo estén por mi trabajo toponímico- un ejercicio directo y positivo: piensen en los millones de ayudas (raciones en comedores escolares, subvenciones a las ONG, becas, puestos de trabajo en asistencia a los gran discapacitados, obras de mejora…) que se podrían sufragar con cada “hazaña” de los corruptos, ya sean de 250 o de 2.500 millones. Sí, debemos ser más beligerantes con los corruptos, tanto más cuanto más elevado sea su estatus y más hiriente su soberbia. No debemos olvidar ni por un instante que millones de conciudadanos humildes lloran y sienten su corazón angustiado. Este país, este estado de cosas no puede seguir así.
A la espera de la aparición del tercer volumen de Despoblados de Huesca, dedicado al Sobrarbe, consulto la página de igual nombre de Cristián Laglera, que en lo que respecta a Suelbes dice: “Suelves es un hermoso pueblo del municipio de Bárcabo, está situado a 779 m de altitud… Censaba 100 h en 1.900 y desde la década de los 60 todos los vecinos fueron marchándose progresivamente, hasta que el 1 de febrero de 1.980 el último habitante abandonó el pueblo… De las casas de Suelves decir que solo casa Lucas y casa El Herrero pertenecen todavía a sus antiguos moradores… El pueblo está dividido en varios barrios diferenciados: barrio La Iglesia, barrio Romeo, barrio La Morera, barrio de Las Casas de Villaconlungo y barrio de casa Broto. La iglesia fue construida en el siglo XVI y sufrió importantes reformas en el XVIII. Es un edificio de dos naves a la que se le adosó la torre en el año 1.951… En la parte alta hay un par de chalets habitables que gran parte del año están vacíos, pertenecen a un grupo de belgas y holandeses que vienen a disfrutar del sol y el clima… Durante los años 70 se construyó una urbanización en una montaña cercana, se hizo un camping, una piscina y unos bungalows, el proyecto fracasó…”.
La documentación histórica nos va a mostrar cómo el diptongo –ue- de Suelbes procede de una /o/ etimológica, lo que nos facilitará el análisis. En efecto, el documento nº 310 de la Colección diplomática de la Catedral de Huesca, fechado en 1.175, menciona a un tal Petro de Solve; el nº 585 del año 1.201 dice “P. de Solvis”; y el nº 633 del año 1.203 se refiere a la “ecclesiam de Solvas”.
Como siempre, Pascual Madoz brinda datos valiosos al cultivador de la toponimia real o descriptiva, la única verdadera y científica, y entre otras cosas dice: ”Situado en un varranco u hondonada… El terreno es de secano y sumamente quebrado… Produce trigo, vino, aceite y pastos”. Pues bien, con todos estos datos y con nuestra interpretación “en laboratorio” del topónimo, ya podemos cubrir la fase final: la comprobación sobre el terreno de la interpretación hallada.
La pista a Suelbes, bien asfaltada inicialmente y “blanca” –aunque no demasiado difícil- después, me sitúa cerca de la iglesia y las casas de su barrio, que quedan a la derecha. Por la izquierda una ladera de un cerro en fuerte descenso que se detiene en el plano de cinco metros de la pista y que sigue descendiendo hasta un hondón que bien parece un barranco mínimo. Al otro lado de éste, la iglesia y varios edificios en ruinas. En el entorno de las construcciones, una serie de campos dibujados en un terreno quebrado, algunos de los cuales presentan señales de cultivo reciente. Más lejos, un encadenamiento de cerros o ribazos presentas planos muy inclinados y erosionados. En resumen, una hondonada perfectamente delimitada con una acequia natural de drenaje y un conjunto de campos no demasiado amplio ni prometedor.
Solbe es una derivación con raíz solo, variante de soro, que significa campos destinados a la siembra; incorpora el sufijo –be, de abajo. El enlace muestra elipsis al final del primer término, sol(o)be. Solbas, claro ejemplo de sinonimia parcial, es una composición de solo + bazi, valiendo ésta segunda forma por artesa u hondonada. También hay acomodación con elipsis al final del primer término, sol(o)bazi, y apócope de la vocal átona final, solbaz(i), que se pronuncia solbas. Suelbes, en sus dos formas documentadas, significa respectivamente “los campos de siembra de abajo” y “los campos de siembra de la hondonada”.
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