Toponimia
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Rins o Las Casas de Rins tenía dos fuegos en 1.495 y 1.553, uno en 1.646, cuatro en 1.797, y en la actualidad la única familia propietaria de la heredad reside habitualmente lejos de allí. Los extensos y excelentes pastizales que le pertenecen soportan, sin embargo, una considerable carga ganadera en régimen de arrendamiento de hierbas, tanto de vacuno y caballar como de ovino. Para llegar hasta Rins tomaremos en el Coll de Fadas la pista que sale a la izquierda (según se sube de Bisaurri) en el mismo puerto y, tras atravesar la finca de las casa de Fadas, será preciso que alguien con llave nos abra la puerta metálica que da acceso a la propiedad. Seguiremos en dirección NE por la proximidad de un barranco que al fin cruzamos y cambiamos a dirección sur; ascendemos un cerro hasta los 1.641 m y, de nuevo al NE, en ligero descenso, llegamos a la mansión que es la casa de Rins, a 1.575 m, junto al barranco de Mallorca. Antes de llegar observo una curiosa formación geológica: una cresta rocosa, plegamiento ahora vertical que apunta al cielo, se alarga casi sin interrupción durante cientos de metros, dejando de trecho en trecho algunos pasos, en el descenso de las colinas, en el fondo del barranco o en la ascensión siguiente: es “El Contadó de Rins”, así llamado porque una de las interrupciones o puertas era el lugar idóneo para contar el ganado que debía pasar prácticamente en fila.
El viejo caserón de Rins impresiona: su torre cilíndrica al NO, su portalón de entrada, la voluminosidad del conjunto … y la ruina que amenaza en algunos puntos. Por encima de la casa, hacia el norte y siempre a la derecha del barranco de Mallorca, límite con Arcas y Batarné, una serie de planos herbosos nos llevan hasta el pie de La Montañeta de Rins, coronada con rocas planas casi de pie, que presentan al sol superficies como espejos. Más al norte todavía, el Ginestar de Rins y la tuqueta de Arcamorús. Los rayos de sol matutinos llegan a La Montañeta de Rins y al Contadó sin apenas obstáculos por el E: el collado Llana Roia, Retxorda, collada de Casós y tan solo han de salvar los 1803 m de Batarné; de ese modo inciden en las rocas planas de La Montañeta y El Contadó, iluminando su ápice con un claro y brillante fulgor que se mantiene contrastado con la base de la roca, la tierra y la vegetación. Menos obstáculos aún encuentra por occidente, y el fulgor se repite al atardecer.
El topónimo Rins, a causa de su terminación –ns, infunde al momento la sospecha de que, entre estas dos consonantes, había una –i- etimológica que ha decaído, al igual que hemos visto en otros muchísimos supuestos, tales que Oncins, Alins, Quizans, Suils, Bibils, Ansils, etc., todos ellos ejemplos evidentes de la fuerza de compresión de la lengua ibérica que busca el acortamiento con reducción silábica. Partimos de este supuesto y consideramos la forma original Rinis. Acto seguido, y ahora sin suposición alguna pues tenemos certeza absoluta, averiguaremos cómo la R- inicial (siempre metatética en lengua ibérica) ha venido a ocupar este lugar. Es sencillo, no puede proceder sino de Niris. Pues bien, Niris es una composición cuyo primer elemento es nir (el Diccionario Retana de Autoridades recoge la onomatopeya nir-nir) con valor de brillo o fulgor. El segundo es iz, cima. Nir-iz se unen por yuxtaposición necesaria, ya que la elipsis al final del primer término –ni(r)iz y n(i)iz- daría lugar a una forma –niz- absolutamente incomprensible. En conclusión, Niriz > Niris > Rinis y Rins significa “el fulgor en la cima”.
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