Epigrafía
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Seguimos moviéndonos por el área celtibérica en persecución de un objetivo muy claro: determinar con toda seguridad si existió o no la llamada lengua celtíbera, “una lengua celta con caracteres ibéricos”. Llegaremos a territorio de los arévacos, “el pueblo más importante entre los celtíberos”, y concretamente a Uxama (Osma, Soria), para estudiar otra pretendida tésera de hospitalidad, la que. como siempre, resulta tener una naturaleza bien distinta. Adelantemos que del análisis lingüístico resulta de nuevo que tal lengua celtíbera no existió nunca, conclusión reforzada hasta la saciedad por los múltiples documentos epigrafícos conservados en toda el área: Clunia, Numancia, Bilbilis, Luzaga, Saelices, Kortona, etc., muchos de los cuales serán estudiados en otros capítulos de esta obra. No olvidemos, además, que la Toponimia real, con centenares de topónimos y algunos etnónimos, ya nos había conducido previamente a idéntica conclusión. No insistiremos más, por consiguiente, en la probanza de esta tesis por innecesario.
Pero, por otra parte, en el inicio de la Edad Antigua de la Historia de España (marcado por la destrucción de Sagunto y llegada de los romanos en los años 218 y 219 a. de C.) el “pueblo” arévaco, que se introducía por el Oeste en la actual provincia de Burgos (ruinas de Clunia en Peñalba de Castro), lindaba con los vaceos, pretendido pueblo celta; por el SO con los vetones, y por el S con los carpetanos, asimismo “celtas”, según muchos autores. Habremos de aplicarles el mismo criterio lingüístico, estudiando sus topónimos, etnónimos e inscripciones monetales y epigráficas, para dilucidar su verdadero carácter y naturaleza, entroncándolos con el propio de la Edad Primitiva (desde el poblamiento neolítico hasta el 218 a. de C.).
No hay pacto de hospitalidad alguno en este colgante. Lo que leemos es un texto epigramático en prosa que contiene una cruda exposición de los vicios y actitudes inmorales más comunes, con ánimo edificante. Es la cara negativa de la religiosidad del hombre ibero que debe seguir unas pautas marcadas por el ser supremo entre los dioses, La Madre, pero que cae constantemente en prácticas o conductas que se recriminan duramente en el colgante reproducido al inicio.
A). Transcripción.
9. GA(KA)-L-DA(TA)-I-E-GO(KO)-Z.
B). Secuencias.
C). Lectura.
Gu(z)u(r) oker eka(r), kek(o) ue(r) ipo, eza imiz, gog(o) ud(i) ika(r), usan gu, andi-z, za(i) igi oz, panza ai, kalda ie(l) goz(a).
E). Análisis morfológico.
guzur: n.: mentira.
oker: n.: error, equivocación. El DRALV escribe okher.
ekar: v. ekarri, forma del indeterminado: llevar, tolerar, propender, soportar.
keko: ad.: indecisos. El DRALV presenta la paráfrasis keko-meko con este valor.
uer: adj.: turbio.
ipo: n.: carácter, índole, naturaleza.
eza: n.: falta, defecto, lo negativo.
imi: v.: poner, colocar, atribuir. Aparece como radical de los verbos imini, imiñi.
-z: sufijo que, entre otras funciones, construye el gerundio: colocando.
gogo: n.: ánimo, espíritu.
udi: v. variante de udu, raíz de los verbos udiri, uduri parecer.
ikar: adj.: tembloroso, que tiembla. Verbo ikara, temblar.
usan: v. usandu, corromper.
gu: pr.: nosotros. Usan-gu: corromper a nosotros, nos corrompemos.
andi: n.: arrogancia.
-z: sufijo de ablativo: con. Andi-z: con arrogancia o arrogantemente (vivimos con arrogancia).
zai: gerundio: esperando.
igi: v.: dar motivo, incitar, mover.
os: n., variante de oz: fama, nombradía, ruido, tono.
panza: n.: glotón, glotonería.
ai: n., contracción de agi, apariencia, aspecto.
kalda: n.: ardor, exaltación, calentamiento.
iel: n.: celo. El DRALV lo define como “ estar en celo la yegua o burra” (variedad de igel).
goza: agente de tercer grado de goza(tu), el que goza o disfruta, gozador o disfrutador.
E). Análisis fonético.
F). Traducción literal.
Se propende a la mentira y la equivocación, indecisos y turbios de carácter, faltas poniendo, ánimo que parece temblar, nos corrompemos, con arrogancia, esperando dar motivo de fama, glotones de apariencia, de la calentura del celo gozadores.
G). Traducción propia.
Tenemos tendencia a la mentira y la equivocación, somos de naturaleza vacilante y turbia, sacamos faltas, de ánimo tembloroso, nos corrompemos, vivimos con arrogancia, esperando alcanzar fama, con apariencia de glotones, y gozadores de la pasión libidinosa.
Conclusión: Este “recordatorio”, por otra parte plenamente vigente para nuestros días, manifiesta la conciencia moral y el deseo de perfección de nuestros más primitivos antepasados, y se inscribe en una línea moralizante que tiene bellísimos exponentes epigráficos, como el plomo de Ullastret o el plomo nª 1 de los publicados por Javier Velaza.
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