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Penaleto (124)

Altoaragonesa

La imagen característica de la villa de Bielsa perdería su elemento más genuíno si desapareciera la cortada del Penaleto, con sus roquedos de color rojizo. Muy próximo al casco urbano por el NO deja, sin embargo, espacio suficiente para que se interponga el pequeño lugar (41 habitantes) de Jabierre (es un grueso error escribir Javierre o Javier, no mayor, no obstante que el tan usual Navarra; pero la ignorancia y el capricho han llegado a constituirse en norma, por más que estemos ante una costumbre contra legem, siquiera sea ley lingüística). Además, el Penaleto es el albergue idóneo para los córvidos cuya presencia dio nombre a la Villa. Y todavía queda un tercer aspecto que es determinante para nuestro cometido: averiguar el significado del topónimo.

Pero antes una cuestión previa. Los naturales de Bielsa y muchas otras personas estarán pensando que he cometido un error al escribir Penaleto: allí todo el mundo dice y escribe Penareto y así figura en la cartografía. Sin embargo, hablando con los vecinos de Espierba, ellos pronuncian el nombre con l y no con r, y me preguntan cual puede ser la forma verdadera. Siempre renuente a dar soluciones improvisadas, acudo a un expediente cierto pero que elude la respuesta: la alternancia r/l está tan generalizada, nos hemos referido tantas veces a ella (la última Malgudgued/Margudgued) que, en verdad, cualquiera puede ser la primitiva y auténtica. El análisis morfológico nos permitirá, al separar los elementos que entran en la composición, decantarnos por una u otra.

En tiempos no demasiado antiguos (he comprobado como varias personas por encima de los 70-75 años de edad lo recuerdan), muchos vecinos de Bielsa, que tenían ganado por los pastos situados al norte (Sierra de Espierba, Llanos de Diera, Valle del río Real…) iban con frecuencia a “recordarlo”, esto es, a vigilarlo y cuidarlo. Si podían hacer el recorrido desembarazados, esto es, sin reses ni caballerías, sin cargas o estorbos, utilizaban el camino más corto que iba precisamente a través del Penaleto. A cambio del alcorce, el trazado era muy duro y fatigoso, discurría en buena parte por una canal que, en algún punto, exigía el uso de escaleras, y, desde luego no podía decirse que estuviese exento de riesgo. En parecidos términos me hablan en Espierba sobre el camino (el mismo) que desde Diera bajaba a Bielsa.

El topónimo Penaleto es una descripción de este camino, breve y concisa, exacta. Se sirvieron para ello nuestros antepasados de tres adjetivos calificativos, aglutinados según las normas de la composición, y unidos, como siempre, sin conjunción copulativa alguna. El primero de ellos supone una sorpresa para el analista “de oído”, esto es, para el que (la generalidad) busca la identidad o semejanza formal con otra voz conocida, cualquiera que sea su origen y significado: si Pena-leto empieza por pena, tan parecido a peña, y si estamos ante una peña o peñasco, la solución romanista (latín pinna o penna) resulta incuestionable. Mil años de exacerbada mentalidad romanista y otros tantos de olvido y desprecio de la lengua ibérica, nos han traído hasta el lamentable espectáculo de la Lingüística española, con la RAE al frente. Sorpresa, porque se trata de la voz ibérica pena, trabajo, fatiga, pena, castigo, étimo del castellano pena, y que en aquella lengua tanto podía tener valor sustantivo como adjetivo (penoso, trabajoso, fatigoso). La presencia de esta voz en nuestra toponimia es muy frecuente y la encontraremos ya con esta forma primitiva (Penalba) ya con su oclusiva sorda inicial trasmutada en /f/, a través de /ph/ (Femenía). A pena se une la segunda forma ibérica ala, esfuerzo, con elipsis al final del primer término por encuentro de vocales iguales: pen(a)ala, de donde resulta la aparición de la lateral /l/ que da legitimidad a Penaleto sobre Penareto. Por último, la tercera de las formas es eto, aleve, o etoi, traidor. “Aleve o traidor” aplicado a un camino se resuelve en castellano por “peligroso”, y se une a Penala mediante la consabida elipsis al final del primer término: Penal(a)eto > Penaleto. Y esta forma final significa, por tanto, “fatigoso, esforzado y peligroso”, o si se prefiere, “fatiga, esfuerzo y peligro”


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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