Toponimia
Inicio > Toponimia > Altoaragonesa > Pallaruelo de Monegros (34)
En ni obre De Ribagorza a Tartesos. Topónimos, toponimia y lengua iberovasca, Pamplona 2.002, estudiaba el topónimo Pallaruelo, referido en aquella ocasión a Pallaruelo de Monclús, un antiguo municipio que se unió a Rañín en 1.845, juntos (1.849-56) a Murillo de Monclús y, finalmente, a La Fueva (1.960-70), con capitalidad en Tierrantona. La antigua baronía de Pallaruelo, a caballo entre las cuencas del Ésera y del Zinca, se componía de una serie de núcleos: La Torre, La Villa, Solanilla, las casas de Lenero y El Cotón, orientados hacia el barranco de Fornigales, y las de Ixantigosa y Rolespé hacia el Ésera. Todos están totalmente arruinados y, por consiguiente, deshabitados. Decía Madoz que se “sitúa en la falda de una elevada colina”, y que “produce trigo, escalla, avena, cebada…”. Traducíamos este topónimo como “el terreno costanero sembrado de avena”.
Pallaruelo de Monegros dista 11 kms. de Sariñena, municipio al que pertenece hoy en día, si bien fue independiente hasta 1.977. Tiene 125 habitantes, habiéndose estabilizado el censo, muy regresivo pues tenía 363 en 1.857 y 199 en 1.970, con la llegada de los regadíos que alcanzan unas 1.300 Has. Sobre la ladera de un cerro aún se puede ver El Torreón, resto de una iglesia románica del siglo XII, construída por Arnaldo Vidal de Almenar, hoy restaurada en parte. Su iglesia parroquial de El Salvador es de principios del siglo XIX. La población se extiende por la ladera de aquel cerro a cuyo pie se observan campos roturados. Tuvo grandes bosques de sabina albar, Juniperus thurifera, de la que aún quedan algunos bosquetes, y muchísimas formando alineaciones, en los lindes entre fincas. Antes de la llegada del agua para riego, y según nos cuenta Madoz (1.845-1.850), producía sobre todo “trigo, nedio, avena, cría ganado lanar, y caza de conejos, perdices, lobos y zorros”.
El latín palea es el étimo del castellano paja y del catalán y altoaragonés palla, entre otros. La semejanza formal entre Pallaruelo y alguno de los derivados de palla, bien podría sembrar la duda sobre la naturaleza de este topónimo, si romance, si prerromano. Además, la posibilidad viene apoyada por el hecho de hallarnos en tierra de mieses y, por ende, de abundancia de “palla” y, quizá de “palleros” más o menos grandes. Será conveniente revisar todos aquellos derivados y escrutar esa posibilidad: pallada (tanto en sentido propio como figurado), palladera, palladeta, pallard y pallardàs (mozardón grande y grueso), pallassa, pallasera, pallàs, pallasso (payaso), pallut (pajudo), pallet (estera), palleta (pajuela o pajita, también en expresiones como dá palleta, sacá palleta, posá una palleta…), pallissa, pallisseta, palló, palloc, pallola, palloso y pallós, palluz y pallús (heces y restos de la paja y de las espigas), palluzo y palluza (se dice del hombre o mujer extremadamente rústicos y torpes); paller y pallero (pajar), pallera (id.) y sus diminutivos, tales que palleret (con plural pallerets o pallerez, según zonas), pallerón y palleró… Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿ admiten las formas que significan “pajar” (paller, pallero, pallera) un diminutivo en con sufijo –uelo?. ¿Qué decir del topónimo Pallerol?. ¿Pudo sufrir una diptongación que lo transformara en “Palleruelo”, seguida de una asimilación vocálica hasta Pallaruelo?.
Pallerol es un lugar de la provincia de Huesca, partido judicial de Benabarre, que se une a Santorens en 1.845. Dice Ubieto Arteta que se llamó Pallaruelo en 1.787. Según Madoz, está “situado a la falda de un monte”, y produce “trigo, centeno, legumbres, patatas y pastos”. Pero, siendo muy importantes los tres datos referidos (identidad de nombre con los “Pallaruelos” de Monclús y de Monegros, su situación a la falda de un monte y la producción principal de cereales), nos queda por mencionar el fundamental, el que convierte a Pallerol en clave para la interpretación del topónimo que nos ocupa, pues, una vez más, la documentación histórica acude en nuestro auxilio para esclarecer la cuestión de modo terminante. El Cartulario de Alaón (Huesca), edición e índices por José Luis Corral Lafuente, Zaragoza 1.984, contiene un documento (nº 185), de fecha mayo de 987, en el que encontramos estos tres párrafos: “usque ad ipso Palgerolo…”, “ad ipsa villa de Palgerolo subirore”, y “ et alia terra qui fuit de Ego et est in Pallerolo”. Los dos primeros presentan la voz ibérica palger, variante de palgar, que significa terreno costanero; el Dic. Retana la recoge en la forma balgar, lo que prueba aún más su índole ibérica pues, como sabemos, esta lengua tenía un solo signo silábico para ba/pa. La presencia de palgar excluye de raíz cualquier consideración sobre el latín palea, paja, e introduce por la puerta grande a Pallaruelo en el campo de la toponimia prerromana y preindoeuropea. El tercero de los párrafos citados del documento 185 es asimismo trascendental desde el punto de vista lingüístico, pues muestra un paso de lg (Pa-lg-erolo) a ll (Pa-ll-erolo), fenómeno éste que requiere detenida explicación.
Luis de Mitxelena trata de los grupos de consonantes en el capítulo 18 de su obra Fonética histórica vasca, y del grupo sonante (n,l) más oclusiva (b,d,g,p,t,k) a partir de la pag. 352. Dice así: “Se acaba de ver que en los nombres ibéricos incluídos en inscripciones de época romana o en textos clásicos se observa una reducción nb > m, en relación con los textos en escritura indígena. Otro tanto ocurre con ld, pues el grupo escrito ld en éstos se lee ll o más generalmente l en inscripciones latinas y en textos latinos o griegos. A la inscripción monetal salduie corresponde (turma) Salluitana en el bronce de Ascoli; a Ilduro, latín Illuro…Esto podría tomarse como un indicio de que el grupo antiguo ld se había reducido ya en aquitano, aunque probablemente se mantenía distinto de ant. L. Según esto, un antiguo grupo ld podría ser, al menos en parte, el origen del vasco antiguo L. … La dificultad que presenta la admisión de una asimilación regular y generalizada de ld > ll (L) consiste en que dentro de esa hipótesis no resultan fáciles de explicar los ejemplos de ld comunes a todos los dialectos vascos (aldi, tiempo; beldar, miedo, etc.), que ni proceden del latín ni parecen formaciones recientes”. Pues bien, en absoluto paralelismo con el grupo ld (sonante l + oclusiva d), el grupo lg (sonante l + oclusiva g) tampoco supone una asimilación regular a ll (L), pues lo impiden la multitud de voces antiguas que conservan lg: alga, forraje; algain, pegar; algan, arista; elgar, calentura; elge, campo cultivado; ilgai, víctima; ilgilla, digno de muerte, etc. Ello no impide que, ocasionalmente, tal grupo lg, como el ld, dé ll, y esto es, precisamente lo que ocurre con palgar > pallar.
Terminemos el análisis morfológico de Pallaruelo. Con pallar forma composición la voz olo (variante vascuence olho) u orlo que significa avena y cebada. Observemos la total propiedad de la construcción “terreno costanero (sembrado de) avena”, y la realidad del cultivo de este cereal en los tres topónimos mencionados (Pallaruelo de Monclús, de Monegros y Pallerol). Es una de las voces más frecuentes en toponimia ibérica, y solamente en mi obra Baliaride. Toponimia, lengua y cultura ibéricas en Les Illes aparece en los siguientes nombres:
- Esporles (ezpel-orlo-eze)
- Oleza (olo-eze-a)
- Ollerías (olo-eri-az)
- Oscols ( ozka-olo-tsu)
- Oriolet (auri-olo-eze)
- Orlandis (orlo-andiz)
- Olors (solo-olo).
La acomodación o sutura entre pallar y olo se realiza mediante yuxtaposición necesaria, pues la elipsis al final del primer término, palla(r)olo, provocaría un hiato que tras su reducción, pall(a)olo, resultaría absolutamente ininteligible. Pongamos de relieve la diptongación o > ue, que aunque propia de la lengua romance y desconocida en la ibérica, se aplica a toda clase de étimos, cualquiera que sea su naturaleza. Recordemos, por ejemplo, la multitud de nombres de lugar terminados en –os que, tras la diptongación, pasan a –ues: Aragüés, Angüés, Arascués, Barbués, Bernués, Biscarrués, Chisagüés, Sigüés, Urdués, etc.
Pallaruelo es un topónimo ibérico que en Los Monegros, al igual que en Sobrarbe (de Monclús) o en la Ribagorza (Pallerol), significa “el terreno costanero de avena”, y más completamente, “el terreno costanero sembrado de avena”.
Entradas relacionadas
Desarrollo: Interesa.es
© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es