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Orense

Ibérica

“El territorio orensano, especialmente los valles de los grandes ríos y la depresión de Ourense y zonas próximas, estuvo habitado ya durante el Paleolítico… La cultura megalítica se extendió también por la provincia… A la Edad del Bronce inicial pertenecen los yacimientos de Maus de Salas (Muiños) y A Pedrosa… La cultura castreña aporta ejemplos como los castros de Armeá en Santa Mª de las Aguas Santas (Allariz), declarado Conjunto Histórico-Artístico (1.963)…” (Gran Enciclopedia de España). Partiendo de esta indiscutible realidad, el poblamiento en época prehistórica, la cuestión se centra en determinar si aquellos primeros seres civilizados formaban parte de etnias de origen celta, como se acepta a pies juntillas y se repite sin mayor averiguación hasta la saciedad, o si, por el contrario, la civilización ibérica, común a toda la Península, alcanzó hasta los más recónditos rincones de la Galecia. Partimos, como siempre, del axima “son iberos los pueblos que hablan la lengua ibérica”, con independencia de que vicisitudes históricas de variado signo hayan podido superponer, incluso con predomino, otros elementos culturales distintos.

Observamos un hecho evidente en la realidad actual, de esos que, por su génesis y naturaleza, se adentra en el pasado más remoto, a favor de la pervivencia de condiciones naturales que en lo suatancial no han sido suficientemente alteradas. Me refiero a la presencia de ciervos en los montes y bosques de la depresión de Orense y su entorno. Es algo tan conocido y obvio que no requiere de mayor demostración: está en la realidad cotidiana y en la conciencia de las gentes de mil maneras distintas, y con tal intensidad que se convirtió en elemento identificador del topónimo Orense desde el período inicial: corzos, ciervos, javalíes, lobos…; un pueblo que se llama Villar de Ciervos; berreas, caza, gastronomía (longaniza de ciervo, pastel de carne de ciervo, medallones…); señales en la carretera con constante advertencia de la presencia ocasional de estos rumiantes…

Orense es una composición de la lengua ibérica cuyo primer elemento es oren, ciervo. A ella se aglutina la antigua raíz, degradada a sufijo, -ze, montón, gran cantidad, abundancia de. En enlace se efectúa por yuxtaposición necesaria, pues la elipsis -ore(n)- haría difícil la comprensión. Por consiguiente, oren-ze, con pronunciación fricativo-apicoalveolar de la fricativa interdental sorda /z/ suena Orense, y significa ”gran cantidad de ciervos“. Una multitud de topónimos, ibéricos y gallegos a la vez, afirmará mi tesis. 


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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