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Nabain (114)

Altoaragonesa

Cuando, en la larga ascensión a Ascaso dejamos atrás la pardina de Santa María, donde termina el asfaltado de la pista, ésta inicia el trazado de una larga serie de lazadas por la falda de la sierra de Nabain. Ya en el pueblo observamos que cierra desde el O hasta el N, en una cima muy tendida que corona a 1.796 m, un poco al norte de la derruida ermita de Santa Marina; sin embargo, bastante más arriba, aún presenta alturas de 1.716 m y similares. La ladera SE visible desde Ascaso no tiene pinos ni otras especies maderables, y sí abundancia de carrascas y, sobre todo, de quejigos, dominando un matorral de bojes, enebros, aliagas, tomillos…Mucha leña y ninguna madera.

Leemos en Comarca de Sobrarbe, trabajo de José Antonio Cuchí Oterino, que “simultáneamente (hace 70 millones de años, cuando Äfrica comenzó a empujar a la placa Ibérica) la compresión comenzó la producción de grandes pliegues tectónicos. En general de eje este – oeste y tendencia general de volcado hacia el sur. Excepción a esta tendencia general es el eje anticlinal de Nabain-Santa María, que sigue una dirección norte-sur y que ha sido cortado por el Ara entre Jánovas y Boltaña. Su levantamiento, además, produjo una clara diferenciación en las características de los sedimentos contemporáneos y posteriores. Hacia el oeste se deslizaron desde este alto, enormes avalanchas submarinas que llegaban hasta Hecho. El resultado fue la acumulación de miles de metros de una alternancia de capas duras y blandas en espesores de unos decímetros, conocidos como turbidinitas o flysch… Hacia el este del anticlinal de Boltaña dominan los materiales margosos marinos, también del Eoceno. Reconocibles por su color gris y su facilidad para abarrancarse, ocupan una amplia extensión en las depresiones centrales intrapirenaicas, desde Buil, Ainsa y Mediano continuando por La Fueva hasta Graus y Tremp”.

En su descenso hacia el Oeste, Nabain forma el pequeño valle de S. Martín de la Solana, Puyuelo, Cambol, drenado por el barranco de Las Gargantas que muy pronto llega al Ara; por el N-NE, otro valle, el del río Yesa, que llega al Zinca a la altura de Escalona; por el Este, el barranco de Ascaso, primero, y el de S. Martín (ambos afluentes del Ara), después, drenan sendos vallecitos por debajo del considerable contrafuerte del Tozal de las Cruces (1.225 m) y El Pozo (1.316 m).

Naba es una voz ibérica que ha llegado viva hasta nuestros días y que significó primitivamente “depresión del terreno entre dos vertientes, valle”. A ella se aglutina el verbo in, hacer, hacerse, criarse, que es seguramente, junto al auxiliar izan, ser, el más importante de la lengua ibérica. El DRAE considera a egin, con igual valor que in, como la forma básica y principal, y a éste último como “contracción de egin”; pero es justamente al revés: la forma propia de la lengua ibérica, acreditada en multitud de textos epigráficos y topónimos, es in, y, desde ésta, el vascuence antepuso una e (dando ein) al igual que hizo con multitud de verbos fundamentales como egon, edan, emon, eman; por último, rellenó con una g epentética el hueco intervocálico, con lo que surgió egin. Por nuestra parte, hemos topado con el verbo in en multitud de topónimos ya analizados, tales como:

- Abi < abe-in, “se hacen árboles” o “la espesura”

- Ballarín < ballara-in, “se hace un valle”.

- Bardaxín < (i)bar-daxe-in, “se cría ganado lanar”.

- Areñ < are-in, “se hace arena”.

- Abenozas < abe-in-otzaz, “escasamente se hacen árboles”.

- Sin < zi-in, “se crían bellotas”. Y muchos otros.

La acomodación naba-in se efectúa por yuxtaposición necesaria. El significado literal de Nabain, que no precisa de modificación alguna, es “hace valles”.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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