Toponimia
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Sin entrar en Aragüés del Puerto, que queda inmediato, a la izquierda, continuamos por la carretera al Llano de Lizara que se prolonga durante 14 kms. En su primera mitad discurre junto al río Osia por su lado izquierdo (derecha hidrográfica), para cambiar de lado por el Puente de Labati; atraviesa todo este hermoso valle (sobre cuyo topónimo espero volver) y regresa al izquierdo por el Puente de los Corralones. A partir de aquí la carretera se encarama y describe varias lazadas hasta llegar al Llano de Lizara, a 1.540 m de altitud. “…es una amplia cubeta con formación glaciar en la que el refugio constituye más o menos su epicentro. Así, por la izquierda del refugio se toma el camino que asciende al Bisaurín y al ibón de Estanés por el valle de los Sarrios. Por encima del refugio el cerro de la Casa y al fondo a la izquierda las laderas de Lizara, que descienden desde el collado del Foratón. Un pequeño giro a la derecha y encontraremos la val de Fonfría y el Bisaurín. Seguimos el camino hacia Bernera y por debajo se encuentran las Garrochas del Llano, la zona de Ordelca con el refugio, los Castellones que dan paso a la Paúl de Bernera. Por la derecha de la cubeta, la Peña Mediodía, el Borregueril de Napazal, la Peña Mesola, Cuangas y el Cucuruzuelo. En el centro del llano el dolmen de Lizara y al final La Chorota… El refugio de Lizara… tras incendiarse y quedar destruido el anterior en enero de 1.999, en este impresionante escenario se ubica el moderno refugio de montaña de Lizara, propiedad de la Mancomunidad Forestal de Aragüés del Puerto-Jasa y gestionado por la Federación Aragonesa de Montañismo. Esta abierto todo el año y cuenta con agua potable, duchas e inodoros, agua caliente, bar, servicio de comidas, botiquín y enfermería, teléfono, radiosocorro, etc. Dos pistas de esquí de fondo balizadas, preparadas y mantenidas durante tola la estación de nieve, con un total de 5 kms. de recorrido. Cuenta con 82 plazas repartidas en habitaciones de 4, 6, 8 y 16 plazas con aseo y ducha… Lizara es un lugar mágico, tal como lo atestigua la presencia de restos prehistóricos. Sus parajes están cubiertos de tupidos bosques de pinos y abetos, sobre los que emergen escarpes típicos de estas sierras calizas; está incluido en la Reserva Nacional de los Valles” (Constancio Calvo Eito y Andrés Calvo Pérez, La Val Aragüés-Jasa, Aisa, Borau). Pese al detalle de estas y otras descripciones, debemos insistir en otras notas no suficientemente expuestas, pues en ello va la esencia o fuerza descriptiva del topónimo. Sí, Lizara es un llano o, mejor, una cubeta con planos inclinados; pero es un llano herboso, muy verde, que descuella fuertemente en el entorno; y, además, es un llano despejado, aunque no falten aquí y allá algunos pinos y abetos en minúsculos grupitos aislados. En lo que sí somos contundentes es en afirmar que ni en el llano ni en los bosques próximos existe un solo fresno, y que parece imposible que los hubiera en el pasado dada la configuración del terreno, naturaleza de los suelos, etc.
La interpretación del topónimo Lizara no es tan sencilla como parece a primera vista. Un autor dice que quizá tenga algo que ver con el vasco l(e)izar, fresno. Se trata de un autor que tanto por su trayectoria como por su obra me merece el mayor respeto, acrecentado, además, por el hecho de que frecuentemente se muestra proclive a tomar en consideración nuestra vieja lengua, la ibérica, ya se llame así, vasca o iberovasca, lo que, por sorprendente que parezca, sigue siendo una singularidad positiva en el negro panorama de la Lingüística patria. En consecuencia, procuraré explicarme con la mayor concisión y propiedad.
En efecto, la voz ibérica lizar significa fresno y “parece” que puede convenir para la solución del topónimo. Más aún, el artículo determinado a (el, la, los y las), siempre al final de la composición, parece que viene a aglutinarse, de modo que lizar+a > lizara, “los fresnos o la fresneda”. Pese a ello, esta solución tan aparente es totalmente errónea, y para demostrarlo debemos acudir a los fundamentos de la toponimia. Todo topónimo consta de dos elementos, forma y contenido, a los que se corresponden exactamente las dos funciones del mismo, la identificativa y la descriptiva. Lizara cumple en todo caso con la función identificativa, pero el contenido (los fresnos o la fresneda) ¿describe exactamente el lugar?. Ya hemos anticipado que en el lugar no hay un solo fresno y que es harto improbable que los haya habido nunca, por lo que, con tal descripción, no hay toponimia real, no se puede contrastar la interpretación hallada con la realidad sobre el terreno. En consecuencia, debemos descartar aquella arquitectura formal e investigar por otro camino. Sin duda, el correcto es el que afirma que Lizara es una composición de la lengua ibérica, cuyo primer elemento es la forma sustantiva liz (vasco antiguo litz, por la presencia de la consonante doble tz, no conocida en ibérico), que significa “franja”, área, pedazo; a ella viene a aglutinarse otro sustantivo, ahora en función de complemento nominal, que es ara, archiconocido en su valor de “tierra, campo”. En conclusión, liz+ara, con yuxtaposición necesaria (un li(z)ara haría incomprensible el párrafo), da Lizara, y significa, señalando la absoluta diferenciación con el entorno de pinares, abetales y roquedos, “la franja de tierra”.
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