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Lizana – 313 (b)

Altoaragonesa

 El Diccionario de Madoz (1.845-50) se refiere a Lizana como una “pardina en la provincia de Huesca, partido judicial de Barbastro, término jurisdiccional de Barbuñales. Está situada en una llanura donde disfruta de clima destemplado y propenso a tercianas. Tiene en el centro una casa con bodega contigua a ella, correspondiente y habitada por los colonos que trabajan gran parte de sus tierras. Confina el término por el N con Lascellas; E. Barbuñales y Ponzano; S. Pertusa, y O. Vespeu; el río Alcanadre pasa por medio de ese monte, bañándole en hora y media de extensión, a pesar de que solo riega una pequeñísima huerta de 3 yuntas, y da movimiento a un molino harinero que está a su derecha. El terreno es de mediana calidad; la mitad está destinado para el ganado lanar, y la tercera parte es viña trabajada por los vecinos de la casa y de los pueblos inmediatos. También comprende un carrascal de plantas pequeñas, en lo general de una hora en cuadro. Produce toda clase de granos, vino y yerbas de pasto. Población: 2 vecinos y 12 almas … Esta pardina es propiedad del señor marqués de Niviano”.

Hoy en día, Lizana es conocida por su enorme carrascal. En su trabajo El paisaje del Somontano de Barbastro, Fco. Pedro Abós Castel dice, con referencia al mismo, lo siguiente: “En los términos municipales de Barbuñales y Lascellas se conserva una masa boscosa de carrascal prácticamente continuo, en una extensión superior a las 300 Has., la mayor parte pertenecientes al denominado “Carrascal de Lizana”, ejemplo de carrascal continental semiárido en etapa madura, bien conservado. La extensión, su estado de conservación y la escasa o nula intervención antrópica desde hace años, proporcionan a esta isla forestal una alta calidad biológica que da personalidad y categoría a todo su entorno natural. Debido a la presión agrícola actual en la zona, debería aplicarse alguna figura de protección, siendo de elogiar la actitud de conservación por parte de sus propietarios. Está situado sobre sustrato seco y pedregoso, con presencia de arcillas, suelo escaso, sobre terreno llano o ligeramente inclinado. Su interés radica en la escasez de ecosistemas de tales dimensiones, antaño abundantes y que han ido desapareciendo a favor de cultivos agrícolas. En verano se trata de un ecosistema muy seco. La especie dominante es la carrasca (Quercus ilex ballota), en distintos estados de desarrollo, con portes arbóreos medios de 3,5 a 4 metros de altura y acompañada de abundantes enebros y coscojas; el estrato arbustivo es bajo y abierto, compuesto de rubia silvestre, camedrio y aladierno o carrasquilla, y de musgo y boj en determinados lugares frescos, donde el dosel arbóreo alcanza algo más de altura”.

Junto a este ya famoso carrascal, cabe mencionar, en el entorno del Alcanadre, un curioso fenómeno geológico, asimismo notorio. Se trata de las llamadas “Señoritas de Lizana”, dos columnas de materiales arcillosos coronadas por sendas placas de roca arenisca a modo de sombrero, en las que la erosión desgasta los materiales blandos más que los rocosos.

Resultaría lógico que, si el topónimo Lizana hiciese referencia a alguna especie arbórea, ésta fuese precisamente la carrasca. Pero se produce un hecho curioso: hay una presencia masiva de carrascas (de la que Lizana es la expresión gloriosa por bien conservada) ya no solo en el municipio de Barbuñales sino en buena parte de la comarca del Somontano de Barbastro, hasta tal punto que la habitualidad, la abundancia, la necesidad de prescindir de ellas en muchas ocasiones -ya a favor de la agricultura, ya para el trabajo del carbón – las postergaron, en el plano toponímico, a un segundo término. Entonces, ¿cuál fue la especie contemplada por nuestros antepasados al dar nombre al entorno de Lizana?. Debo regresar al trabajo citado de Fco. Pedro Abós Castel para reproducir un nuevo párrafo: “En las riberas de los ríos Alcanadre y Vero y en los principales barrancos se conservan, aunque fragmentadas, comunidades vegetales de ribera, ricas en especies de chopos, álamos y sauces. Durante el otoño, en estas alamedas se despliega una gran riqueza en tonalidades ocres y amarillas como fulgurantes llamaradas en el entorno verde oscuro del carrascal”. El contraste, el colorido, las “fulgurantes llamaradas” prendieron en el espíritu de los iberos, y de ahí surgió el topónimo.

Lizana es una composición cuyo primer elemento es lizar, sauce. A él se une el pronombre relativo n, que a final de composición toma la forma na, y que contiene elíptico el verbo copulativo: el que (tiene). La acomodación sigue la regla general de elipsis al final del primer término: liza(r)na. La traducción de Lizana es bien sencilla: “el que tiene sauces”.

 

 


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