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Lasaosa – 385 (a)

Altoaragonesa

Si transitamos por la carretera de La Guarguera en la dirección de Boltaña a Lanave, pasado el desvío que por la derecha lleva a Arruaba, Artosilla y Sandiás, hallamos otro, esta vez por la izquierda, bien señalizado hacia Lasaosa y Nocito. La carretera asfaltada salva el cauce del Guarga y con ligero ascenso nos sitúa en el pueblo de Lasaosa, que queda a la derecha, emplazado a 885 m. de altitud. De la descripción que del mismo hace el Madoz, entresacamos unas notas de interés: “Situado en una hondonada disfrutando buena ventilación y clima sano. Tiene cinco casas como de 30 palmos de altura; iglesia parroquial de Santiago Apóstol… Inmediato a las casas está la fuente de la que se sirven los vecinos para sus usos domésticos que, aunque de buena calidad, es escasa… Le baña de S. a N. un arroyo que corre inmediato a la población de muy poca agua, llamado el Barranco de la Fuente que sirve para abrevadero de los ganados. El terreno es montuoso, tenaz y flojo, y comprende hacia el S. una cordillera de sierra con un pequeño pinar y algunos robles, aunque los naturales se sirven generalmente de la leña de boj… Produce trigo, avena y algunas judías; cría ganado lanar y cabrío; caza de perdices, conejos y animales dañinos como lobos, zorras y fuinas…”.

Por su parte, José Luis Acín, Paisajes con memoria, aporta nuevos datos: “pueblo situado en un llano con su iglesia parroquial sita sobre un cercano montículo, desde el que se divisa todo el entorno… Este pueblo es conocido, especialmente, por su herrería reinstalada – con sus elementos fundamentales- en el Museo de Artes populares de Serrablo… Se puede apreciar también un interesante y compacto conjunto de casas, conservadas y habitadas en algunos momentos pese a su despoblación total. Recias y sobrias –además de grandes proporciones- viviendas con sus portaladas, patios, balconadas, ventanales trabajados y decorados, algún alero estucado y pintado…, enhiestas chimeneas troncocónicas, hornos de pan, pozo, bordas y un sinfín de detalles. Todo ello cercando preciosas calles empedradas, que van discurriendo hacia las diversas casas, incluida la abadía, a la entrada del pueblo y de camino –asimismo- a la iglesia, vasto y rectangular edificio en el que, pese a haberle sido arrancadas las piedras y dovelas conformantes de sus ventanas y puerta, todavía es apreciable su rango, su destacado lugar en el conjunto del pueblo; algo visible tanto en los bajos abovedados, ya en semirruina, como en la banda de “opus spicatum” que recorre distintos tramos de sus fachadas, habiendo desaparecido, por expolio, el matacán defensivo que se enclavaba encima de la puerta de entrada. Un conjunto de preciosa estampa, en especial desde su iglesia, que atesora, además, buenos ejemplares de arnales en sus cercanías, en medio de un bello robledal”.

Por mi parte, en la visita al lugar, tuve la suerte de conversar largo y tendido con un hombre joven, sensible y entusiasta. Aunque trabaja y reside en Zaragoza, ha restaurado una casona y participa, juntamente con algunos más, en la revitalización de este hermoso lugar. Me lleva hasta “las pozas” del barranco y veo las antiquísimas acequias de riego: junto a los cereales, los vecinos contaron con huertos que proporcionaban coles y verduras, alubias, habas, nabos y diversas frutas. Recorremos una a una todas las construcciones (casas Sánchez, Trallero, Lardiés, Abadías, Porgador y Juan, además de la abadía y la iglesia) y me informa sobre los proyectos inmediatos… Completaré la recogida de datos con las menciones históricas: en la Colección diplomática de San Andrés de Fanlo, de Angel Canellas, el documento nº 82 del año 1.086 incluye en su datación a Fortunio Sanchiz de Lasauosa (Lasavosa), y el nº 90 de 4 de diciembre de 1097 a Fortunio Sangiz de Lasauosa.

Lasaosa es un topónimo sumamente curioso ya que consta de dos formas aglutinadas, una de las cuales tiene valor doble, lo que conduce – pues se complementan a la perfección- a dos interpretaciones formalmente válidas, por lo que sería preciso elegir. La primera de ellas se consigue con lasa, barranco de poco caudal, más osa, que puede valer por “muy”. Lasa + osa unidos por yuxtaposición nos lleva a Lasaosa, “el barranco de muy poco caudal”, tal como define Madoz al barranco –nombre actual- de Los Valles (Os Balles). Pero esta interpretación no acaba de convencerme: en el Alto Aragón y no digamos por toda Iberia, hay cientos, incluso miles de lugares que cuentan con cursos de agua discontinuos y mínimos, por lo que este elemento diferenciador me parece poco significativo y definitorio. La segunda interpretación, esta vez con gran carga definitoria, requiere una consideración previa pues hemos ido desgranando una a una las características positivas del lugar: Terreno llano y anchuroso, clima sano y bien ventilado, fuente de buenas aguas, arroyo o barranco para riego, produce trigo, avena y hortalizas, cría ganado lanar y cabrío, abundante caza de perdices y conejos además de animales dañinos, pinar y robledal, leña de boj, arnales, conjunto urbano con casonas y calles empedradas, abadía, iglesia en un otero, herrería, bordas y, muy especialmente, una hermosa vista de este lugar, desde la altura de la iglesia, espacioso y bello como pocos. Todo ello justifica plenamente que tomemos la forma lasa en una nueva acepción, ancho o anchuroso, “la anchurosa”, al que se une bosa, compuesta de boz, alegre, más el artículo determinado a, la alegre. Ahora sí: lasa + bosa, unidos por yuxtaposición necesaria, nos lleva a Lasabosa, según la documentación histórica. Magnífico ejemplo de caída de oclusiva sonora en posición intervocálica, Lasa(b)osa, así como de la constante elisión de la conjunción copulativa eta. Lasaosa (Lasabosa) significa el lugar “anchuroso y alegre”.

 


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