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La villa de Lanaja es la capital del municipio de su nombre en el que se inscriben los nuevos pueblos de Cantalobos y Orillena. “Situada en llano al pie de una colina (El Saso), dominado de un castillo de construcción árabe que se halla arruinado” (Madoz). Cuenta con una población próxima a los 1.100 habitantes y se cita por vez primera en el año 1.104, en la concordia firmada por el obispo de Huesca y el abad del monasterio de Montearagón. También, en documentación posterior, se mencionan ecclesias … et de Lanaya (1.206); Lanaga en 1.207, y nuevamente Lanaya en 1.210. Apuntemos, con toda brevedad, que el alfabeto ibérico no dispuso de signo representativo de nuestra /j/ fricativa velar sorda; por ello, cuando aparece esta consonante en toponimia, debemos retroceder hasta la vocal /i/ que, sin dificultad, pasa a /y/ fricativa palatal sorda (ejemplo IAKA > YAKA), y después a /j/ (YAKA > JACA), de modo que en los documentos de 1.206 y 1.210 nos hallamos en la fase intermedia. De su origen ibérico no cabe duda alguna, pues existen yacimientos que van del Bronce a la época romana: Val de Lupo, Valdelrey, La Malena, Peñalbeta y Aldea del Correo.
Demos unas breves notas sobre la realidad actual de Lanaja: “Municipio de la provincia de Huesca, partido judicial homónimo. 369 m de altitud, 183,7 km2, 1.771 habitantes (najinos). A 48 kms. al sur de la capital de la provincia en la comarca de Monegros, limita con los términos de Poleñino y Lalueza al N, Sariñena y Castejón de Monegros al E, y Alcubierre al O, y en la provincia de Zaragoza con el de Monegrillo al S. Relieve accidentado por las sierras Alcubierre y Lanaja y por los montes Perdiguera. Atraviesan el término el Canal de los Monegros, la acequia de Lanaja y Sariñena y el barranco Val de Zaragoza. Terrenos del Mioceno y del Cuaternario, constituidos por yesos, margas y pizarras. Clima mediterráneo continental seco; temperaturas medias de 6 a 8º en enero y de 22 a 24º en julio; precipitaciones medias anuales entre 500 y 600 mm; vientos del N, cierzo, y del SE, bochorno. Vegetación de pinos; tierras de cultivo, pastos y prados. Cultivos de cereales y plantas forrajeras. Ganados ovino, bovino y porcino. Canteras de yeso. Industrias de materiales de construcción y deshidratadora de alfalfa. Iglesia parroquial de La Asunción (siglo XIII). Cartuja de Las Fuentes (ss.XVI-XVIII), con imagen de la titular del siglo XIV. Ermitas de S. Martín, Sta. Bárbara y S. Sebastián” (Gran Enciclopedia de España).
Acabamos de mencionar el barranco de Val de Zaragoza que tiene una importancia capital para nuestro estudio. Debemos ahondar más en su conocimiento, y para ello seguiremos la explicación contenida en el librito Los Monegros, nº 39 de la colección RutasCai, a propósito de una ruta de “contrastes naturales”: “Para hacer esta ruta hay que ir hasta Lanaja, localidad inmersa en un mundo de contrastes, porque sabe de la huerta teniendo al lado el secano, y sabe lo que es la sierra aunque esté apegada al llano… Para continuar con la ruta a pie hay que aproximarse en coche desde Lanaja, saliendo por carretera en dirección a Monegrillo y, al poco de cruzar el canal, en un zigzag ascendente de la carretera, tomar un camino que, a la derecha, señala “San Caprasio”. Marcado con estacas de punta roja en todas las bifurcaciones, recorridos 10 kms., pasa por una collada situada entre una balsa de ganado y una encalada paridera, tras la que se ven los restos de varios edificios, la antigua Aldea de Correo, un hito en el viejo camino a Zaragoza, allí donde se unen dos barrancos: el de Ballonguera y el de Val de Zaragoza. Desde aquí ya se ve, sobre una pequeña elevación, detrás de la vieja aldea, un refugio de cazadores de reciente construcción, un buen punto para aparcar el coche. Los atrevidos pueden caminar unos tres kms. barranco abajo, siguiendo las estacas de punta blanca y roja hasta llegar a los restos del antiguo azud de Bastarás, con suficiente estructura en pie como para apreciar los titánicos esfuerzos del hombre de secano por aprovechar el escaso recurso del agua. Desde la Aldea del Correo, la pista cruza el barranco de Ballonguera y, siguiendo los postes con señales rojiblancas, pasa junto al refugio que se queda a su derecha, continuando por el fondo del barranco de Val de Zaragoza hasta lo alto de la sierra, un recorrido pequeño en espacio pero grande en sensaciones… Tras cuatro kms. de caminata ligeramente ascendente, se llega a una bifurcación, con fuerte descenso a la izquierda, que va hacia Farlete … Pero ahora hay que continuar por la derecha, superando unos pequeños repechos que llevan al alto de la sierra, donde aparece destacada la ermita de S. Caprasio, sobre una de las cimas culminantes de la sierra (833 m.)… hay que volver al cruce para descender por la cara sur. Es una cara con vegetación escasa, rala y muy diferente…A mitad de la bajada, se pasa cerca de un cerro, a la izquierda, donde se levanta La Torraza, de origen medieval y funciones de vigía. Ya cerca del pueblo, hay un panel, junto al barranco, que invita a observar el Gallipuén, singular puente-acueducto construido para salvar la rambla. La ruta concluye 1 km más abajo, en Farlete…”.
Acabamos de recorrer un tramo del antiguo Camino Real y, mucho más antiguo, camino ibérico que unía dos poblaciones tan importantes como Salduie (ver Toponimia ibérica en mi blog) y Monzón (nº 46 de esta serie). En la Web de Comarca de Los Monegros se recuerda este hecho: “Pasaremos por lugares curiosos cono la Aldea del Correo y el barranco Val de Zaragoza (antiguamente la principal vía de comunicación que unía Zaragoza y Monzón)”. Hoy en día, este recorrido ha quedado semiolvidado: en su momento se optó por llevar la carretera desde Lanaja por Plana de la Cruz hasta Monegrillo primero y Farlete después; o con mejor trazado, desde Lanaja por Alcubierre y Leciñena a Zaragoza. Pero en tiempos remotos -cuando prevalecía el factor distancia, porque cada vara era un paso y un desvío suponía una jornada más- la línea recta que arranca de Monzón y pasa por Sariñena obligaba a transitar por Lanaja y Farlete, o lo que es lo mismo, por el barranco Val de Zaragoza que llega a Lanaja desde lo alto del puerto.
Al fin hemos conseguido determinar el hecho diferenciador que describe el topónimo Lanaja, y que no es otro que el barranco hoy conocido como Val de Zaragoza, desde su nacimiento en el Reguero Metro hasta las puertas de la localidad. Bien pudiera pensarse que fue el aprovechamiento de sus caudales –como sugiere el muy posterior azud de casa Bastarás- el factor que le dio notoriedad y prevalencia. Pero es indudable que fue el camino principal, la situación del lugar junto a la vía, lo que dio nombre al lugar. Lanaja es una composición de la lengua ibérica formada por dos elementos, lats y naia, el primero de los cuales requiere una consideración especial.
Lats es una voz ibérica que significa barranco, arroyo, riachuelo de poco caudal. Tiene variantes latsa y lasa. Cuando lats precede a una voz que comienza por vocal sufre elipsis al final y permanece la forma lat-, como por ejemplo en Latiart < lats-iarte, que da lat(s)iart(e), “el arroyo en época de sequía”, nº 177; o en Corllatons < kor-lats-onzi, que da korlat(s)onz(i), “el lugar en que el torrente cae en el vaso”, nº 110. Pero si lats precede a una voz con consonante inicial, tras la elipsis de –s, se forma un grupo consonántico de difícil pronunciación, lo que conduce al decaimiento de la /t/ final, como por ejemplo Lanata < lats-nata, que da lat(s)-nata y la(t)nata (nº 180); o en Lasentif < lats-sen-tipi, que da lat(s)sentip(i) y la(t)sentif (nº 197). Caso especial es el topónimo Laspuña, en el que se halla presente la variante lasa, de modo que lasa-puni-a > las(a)punia y laspuña (nº 298). Pues bien, en Lanaja -como en Lanata y Lasentif-, lats precede a palabra con consonante inicial: se trata de naia, puerto. En consecuencia, lats-naia > lat(s)-naia y la(t)naia. Recordemos lo dicho en el párrafo inicial: /i/ vocálica que pasa a /y/ fricativa palatal sorda (Lanaya), e /y/ que pasa a /j/ fricativa velar sorda (Lanaja).
Con toda propiedad, Lanaja significa “el barranco del puerto”. Y ahí están para justificarlo el barranco de Val de Zaragoza que desciende de lo alto de la sierra hasta la población, y muy especialmente, la antiquísima vía o camino que unía Zaragoza (Salduie) con Monzón, pasando por Saragnena (Sariñena), junto a la cual nació y vivió durante milenios la población ibérica de Lanaja.
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