Toponimia
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“Aldea viva que no figura en censo; 1.125 m de altitud. Tenía 14 h en 1.900. Acceso desde la carretera de Tella. Núcleo reducido a una sola vivienda encumbrada sobre la vertiente izquierda del río Yaga en pendiente fuerte poco vegetada. Una era central, casa al suroeste y edificios de apoyo periféricos, apañados con materiales nuevos” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón). Hoy en día, el lugar se presenta bastante modificado por la presencia de una construcción amplia destinada a bar restaurante con terraza que, al decir de las gentes del país, ofrece “comida casera de buena calidad”; después, rápido descenso hacia el núcleo original. El lugar es muy frecuentado por montañeros y excursionistas que se dirigen a Rebilla y a la descomunal garganta de Escuain Aparecen los bancales escalonados, muy curvos, con espuenas o espuendas, sin muros de piedra.
Hasta Lamiana ha llegado el influjo de la toponimia de carril, basada como siempre en la mera semejanza de formas, esencia del método comparativo que tantos y tantos cadáveres putrefactos ha extendido sobre nuestra tierra. Me cuentan que Lamiana significa “la bruja buena”, por aquello de que lami o lamia es en mitología vasca un genio con figura de mujer, salvo las piernas que son como patas de gallina; ona sería “buena”, y si bien la composición resultante daría lamiona y no lamiana, esta dificultad importa poco; se cuadra a martillo y adelante.
Si me ha sido posible comprobar sobre el terreno el significado de Lamiana se debe a mi determinación en la búsqueda de algo muy concreto. De espaldas al bar restaurante, muy cerca, hacia el sureste, otro cabezo, separado del que piso por un barranquillo, presenta un aspecto muy especial. Con creciente inclinación hacia el sur, este y oeste, un prado con hierba muy rala, casi inexistente, se escalona mediante varias espuenas. Pero lo más llamativo es el color de la tierra que aflora casi por todas partes: es rojizo, más bien rosáceo, ahora que está muy seco, pero que, una vez humedecido, cobrará mayor intensidad y diferenciación. Poco más tarde, cuando desde el alto mirador de Rebilla dirijo la vista hacia Lamiana, perfectamente visible en la hondonada, el tal prado descuella sobremanera en el conjunto del terreno muy fracturado, con abundancia de bosque y matorrales altos, con algún pradecillo verde, pero sin ninguna semejanza con aquel islote rosáceo tan característico. Ver además la magnífica fotografía de Fernando Biarge en Sobrarbe, testigo directo, pág. 58.
Lamiana es una composición ibérica con tres elementos. El primero es lama, reflejo del sol, visos que hace sobre la tierra, arena. A éste viene a aglutinarse el adjetivo ia, bonito; la acomodación muestra una vez más la elipsis al final del primer término: lam(a)ia. Por último, el pronombre relativo n que, al final de composición, toma la forma na, y que debemos traducir por “el que (tiene)”. Resumiendo: lama-ia-na > lam(a)iana = Lamiana significa “el que tiene bonitos reflejos de sol sobre la tierra”.
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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es