Epigrafía
Inicio > Epigrafía > Textos epigráficos > Iunstir – I (66)
Con este capítulo iniciamos una serie de seis, agrupados bajo el nombre Iunstir. Podrían ser bastantes más de idéntica naturaleza. Así, el Plomo de Pech Mahó ya estudiado con el nombre de “Francia” (nº 12 de la sección Epigrafía, de mi blog www.iberiasegunmascaray.es), y otros que hemos soslayado por presentar los soportes graves daños que los hacen incompletos o ilegibles en buena parte. De cualquier modo, estamos ante el núcleo central, ante las inscripciones más importantes y fértiles para el conocimiento de la civilización ibérica. Se trata de conversaciones con la diosa Madre, repertorio de súplicas, manifestaciones de fe y amor, oraciones, reflejos de la vida diaria … Surgen de ellas, junto a una hermosísima religión monoteista y la creencia en la inmortalidad del alma, los principios normativos para la vida del ser humano, sus anhelos y esperanzas, la necesidad de observar el código moral que La Madre ha grabado en sus almas. Fuente de conocimiento, sí, pero sobre todo la expresión simple y pura de la más maravillosa civilización que ha conocido el mundo occidental. Entretanto, y como escandaloso contrapunto, nuestras más conspicuas autoridades en la materia, sobre la base de no entender absolutamente nada, o las ignoran y desprecian o entran sin decoro alguno en interpretaciones aberrantes, hasta el punto de que han sido consideradas “cartas comerciales”.
“A ti el vaso de súplicas”. Con esta fórmula, muchas veces repetida, nuestros antepasados iberos se presentaban colectivamente ante la Madre, en el acto de culto probablemente más solemne y concurrido. La expresión no puede ser más lacónica y lo seguiría siendo aun cuando suprimamos la elipsis del verbo (A ti presentamos), y determinemos el origen de las súplicas (el vaso de nuestras súplicas). Este modo expresivo casa exactamente con un sentimiento y una práctica religiosa tan profundo aquel como directa y sencilla ésta. Previamente, el colectivo (una familia, un grupo de familias que conviven en el lugar, los habitantes del poblado o ciudad…) ha sentido la necesidad de pedir a quien lo tiene o lo puede todo y, para ello, se ordena a un escriba que grabe con un punzón, sobre una lámina generalmente de plomo, aquellas demandas, peticiones, súplicas y favores, tanto materiales como espirituales, que se van proponiendo en forma un tanto desordenada, fragmentada, incluso con aparentes contrasentidos y muchas repeticiones… La lámina escrita será enrollada y depositada en un vaso (unzi), tras lo cual se escogerá a una joven (quizá por su belleza o por su virtud) que, ricamente ataviada en muestra de respeto y honor hacia la Madre, será la encargada de hacer la entrega.
Antes de entrar en el análisis de esta fórmula, dos consideraciones que arrojarán nueva luz sobre el mundo ibérico. En primer lugar, la persona sabe que la Madre está por todas partes, incluso con súbitas apariciones; que lo tiene o lo puede todo, desde enviar la lluvia para que se cree la sazón suficiente o para que limpie las heces, hasta hacer que las hembras de sus ganados entren en celo, pasando por la curación de enfermedades, la llegada de hijos, la justicia, el consejo, la prudencia en el hablar…Y sabe, muy especialmente, que la Madre le exige un determinado comportamiento, que ha establecido un código moral que debe ser observado, no ya para alcanzar el eterno refugio de paz y bienestar junto a la Madre, tras la separación del alma del cuerpo y el paso por la puerta (juicio) peligrosa y difícil, sino, simplemente, para evitar los castigos y tener su benevolencia. La situación de la Madre y las criaturas está perfectamente definida: la Madre en un plano de máxima riqueza y de exigencia moral, mientras que las criaturas lo están en el de la carencia absoluta. Ante la todopoderosa Madre, el hijo sólo puede mostrar su rectitud de conciencia y vida, y ello, justamente, es lo único que desea encarecidamente la Madre. Por esto, conculcada la más estricta racionalidad, asoma la avaricia y se muestra la estulticia cuando, subvertiendo los planos naturales, es la criatura quien entrega bienes materiales y ofrendas de todo tipo para propiciar el olvido de los pecados o la relajación de la exigencia.
La segunda consideración es un corolario de lo anterior: no hay, en el mundo ibérico, damas oferentes, ni en el Cerro de los Santos ni en lugar alguno de nuestra extensa geografía ispánica (de Ispania). Es hora ya de usar los nombres adecuados a la luz del contenido de los textos epigráficos que analizaremos en los siguientes capítulos. Así pues, damas suplicantes.
Son muchos los textos epigráficos que contienen la fórmula IUNSTIR, con algunas variantes, lo que corrobora la habitualidad de la súplica a la Madre. Citaremos los siguientes:
1. Plomo de la Serreta de Alcoi (a).
2. Plomo de El Solaig, dos veces (b).
3. Plomo de Vall de Uxó I (F.9.2 de Untermann).
4. Plomo de Vall de Uxó II, composición IUNSTIRLAGU (F.9.5 de Untermann) (c).
5. Plomo de Vall de Uxó III, composición IUSTIRARELI, (F.9.6 de Untermann).
6. Plomo de Vall de Uxó IV, varias veces (F.9.7 de Untermann).
7. Plomo de Lliria (F.13.2 de Untermann).
8. Vaso de Lliria (F.13.5 de Untermann (d).
A). Trascripción
I-U-N(M)-S(Z)-DI(TI)-R.
B). Secuencia.
I-U-N-S-TI-R.
C). Lectura.
I(ri) unz(i) tir(a).
D). Análisis morfológico.
iri: pron. personal: a tí. Bien podría tratarse asimismo de la forma ire, para ti, ambos ejemplos de la incipiente declinación ibérica.
unzi: n.: vaso, recipiente. En el DRALV observamos del paso de z a tz.
tira: n.: demanda, petición. Tiene variante tire, y ambas, por tratarse de una demanda o petición a la diosa Madre, quedan más propias en la acepción “súplica”.
E). Análisis fonético.
1. Iri presenta elipsis al final del primer término: ir(i).
2. La forma residual ir se repite muy próxima en tira, lo que propicia la haplología de r: i(r), o bien la extensión de la elipsis a la sílaba i-ri completa.
3. En los ejemplos a,b y c observamos el signo correspondiente a n, mientras que en el d aparece el correspondiente a m, lo que constituye un nuevo ejemplo de la frecuente confusión de las nasales apicoalveolar y bilabial.
4. Unzi muestra elipsis al final del primer término.
5. Tira o tire sufre apócope de la vocal final.
F). Traducción literal.
A ti (presentamos) el vaso de (nuestras) súplicas.
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