Toponimia
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En la obra La Península ibérica en la Geografía de Claudio Ptolomeo su autor, Juan L. García Alonso, y en lo referente a la ciudad de Intercatia, nos introduce en una laguna pantanosa de la que es imposible salir. Nos habla en la página 222 de la Orniakon Intercatia: “Una Intercatia astur aparece mencionada en una inscripción, si bien situada en la Asturia transmontana y no en la augustal, tal como aparece en Ptolomeo, cercana a las fuentes del Miño y del Sil. Podría tratarse de la misma ciudad y entonces tendríamos un error en las coordenadas dadas por Ptolomeo o podría tratarse de dos ciudades astures del mismo nombre… Los orniakos, unidad étnica de los astures, tienen un nombre con sufijo céltico -iako o -ako… La raíz indoeuropea sería ern-, orn-, rn-, “ponerse en movimiento”. Interkatia es un nombre en el que quizá se pueda aislar un elemento -katia… que estaría en la base del latín catena y en el latín casa (<catia), en un principio un tipo de cabaña de materiales ligeros trenzados… Creo plenamente justificado señalar la conexión céltica… El topónimo Intercatia de los astures orniakos puede, aunque con reservas, ser situado en un estrato céltico”.
Más adelante, pág. 256, el mismo autor nos presenta la ciudad vaccea de Intercatia. “Es una de las ciudades vacceas más mencionadas en nuestras fuentes, por el papel histórico que le tocó desempeñar en las guerras con Roma. Identificación. Ideas: Aguilar de Campos, Villanueva del Campo, La Mudarra, Castroverde del Campo, Paredes de Nava y Villalpando. Etimología: La primera tentación es ver el elemento latino inter-, aunque es un elemento que el latín pudo compartir con otras lenguas indoeuropeas occidentales. Ya hemos visto que también es conocido en céltico”. El autor quiere abarcar todas las posibilidades: latín, céltico, otras lenguas indoeuropeas occidentales… Pues ni aún así consigue acertar. Como veremos, inter- no es un elemento existente en Intercatia, se trata de una mera apariencia, imposible de entender desde la absoluta ignorancia de la lengua ibérica.
Por último, págs. 485 y ss., el autor se pronuncia sobre el origen del pueblo vaceo. Se sirve para ello de la catalogación de los topónimos de esta área, hecha a su libre albedrío y sin otra base que la apariencia formal o semejanza. Intercatia es calificado como “probablemente céltico”, y ello, unido a otras detrrminaciones similares, le lleva a concluir que “según su toponimia, pues, los vacceos son un pueblo primordialmente céltico”.
Con todo ello, ya tenemos configurado otro tema pésimamente analizado que, unido a otros mil más en parecidas circunstancias, configura el inmenso galimatías que nuestra ciencia histórica y lingüística ha implantado en todos los ámbitos (cátedras, tratados, obras de divulgación, páginas web, etc.) y que afecta nada menos que a nuestro origen y civilización propia. En efecto:
- No sabemos si hubo una, dos o tres ciudades llamadas Interkatia.
- Queda sumido en una nebulosa el emplazamiento y correspondencia de tales ciudades.
- Sin ningún fundamento serio, se atribuye al topónimo naturaleza celta o céltica.
- Se propaga sin límite la etnia celta o celtíbera por toda Iberia.
- De ello se sigue que el pueblo vaceo (como otros muchos, con igual fundamento) era celta.
- Con soluciones falsas, se impide el estudio cabal de las reales y verdaderas. Si el método formal o comparativo (emparejamiento de cromos) es capaz de rendir frutos (ciertamente ridículos pero admitidos y compartidos con carácter general), ¿para qué intentar un imposible tal que la interpretación de la lengua ibérica?. Es mucho más sencillo y prudente denostar al heterodoxo y mantenerse contra viento y marea instalado en el carro “oficial”. Así estamos…
Divideremos nuestro estudio en los siguientes apartados:
A). Emplazamiento. Ya en el siglo XVI, Ambrosio de Morales situaba la ciudad ibérica de Intercatia en Aguilar de Campos. Sin solución de continuidad, durante siglos y hasta hoy, son constantes los esfuerzos por situarla en el mapa. Citemos figuras tan insignes como el Padre Juan de Mariana, Manuel Gómez Moreno (el descifrador del alfabeto ibérico), Pedro Aguado Bleye, Adolf Schulten, Antonio García Bellido y otros muchos. Las tesis son variadísimas y, entre las más frecuentes, Paredes de Nava, Medina de Rioseco, Villagarcía de Campos, Aguilar de Campos, Villanueva del Campo, Valverde de Campos, Bolaños de Campos, Itero del Castillo, Villalpando, Benavente, … La simple enunciación prueba la desorientación general. Seguir en esta línea, aportando otra impresión personal, no tiene sentido. Pero cuento con un hecho sin precedente, un dato hasta ahora desconocido que puede iluminar la cuestión: la traducción de la composición Intercatia o, lo que es lo mismo, la averiguación de su contenido, como siempre con valor descriptivo, que nos va a ilustrar (como veremos más adelante) sobre un elemento natural inmediato y reconocible. Me estoy refiriendo a la Laguna de La Nava. “Laguna esteparia de España, provincia de Palencia, también conocida como Mar de Campos. Su superficie era de 2.500 hectáreas en años normales; pero algunas veces llegó a las 4.000. Por las inundaciones que producía algunas veces, la imposibilidad de aprovechamiento de sus aguas para el riego y las epidemias de paludismo transmitidas por los mosquitos que en ella se criaban, se dispuso su desecación en 1.949. Concluídas las obras de desecación y recuperado ese terreno (3.000 Has.) para el cultivo, se ha construido una entidad de población cuyo nombre es Cascón de la Nava y que pertenece al municipio de Villaumbrales” (Enciclopedia Espasa-Calpe). Desde Palencia-capital y en dirección NO parte una carretera que, pasando por Grijota, Villaumbrales y Becerril de Campos, llega a Paredes de Nava, tras 20 km. de recorrido; esta villa se emplaza en los aledaños de la ya desecada Laguna de la Nava.
B). Epigrafía, Toponimia y Etnonimia. En mi obra Nosotros los iberos. Interpretación de la lengua ibérica, y en su capítulo LXII, estudio la llamada Tésera (nunca son “de hospitalidad”) de Monte Cildá, castro situado junto a Olleros de Pisuerga (Palencia). Está redactada en purísima lengua ibérica y, una vez cumplidas las fases de trascripción, fijación de la secuencia, análisis morfológico y fonético, ofrece la lectura siguiente: Ituri azi-ka gara. La gran mayoría de los topónimos crípticos del área vacea son asimismo ibéricos: Salamanca, Palencia, Coca, Intercatia…, al igual que los hidrónimos Pisuerga, Orbigo, Esla, Arlanza, Carrión, Arlanzón… Finalmente, el bellísimo etnónimo Bazeos (por corrupción, vaceos) tiene la misma naturaleza. Todos estos nombres y otros más irán apareciendo en las secciones correspondientes (Topografía ibérica y Etnonimia) de este blog. En conclusión, nos movemos en un área de cultura y lengua absolutamente ibéricas, aventando las ligeras y erróneas tesis célticas o celtíberas.
C). Los vaceos y la vesanía romana. El cónsul romano Lúculo es el prototipo del romano soberbio y encanallado, destructor de civilizaciones. Realmente fue terrible para Iberia que quedó sojuzgada sino destruida en sus esencias; pero aún peor para la Humanidad que asistió al triunfo des fascismo y la esclavitud, el gran legado de Roma. Lúculo, tras el espantoso episodio de Cauca (Coca, Segovia) se dirigió a Intercatia. Nos lo cuenta con todo detalle Apiano, Historia romana, Sobre Iberia, 53: “…después de haber recorrido una gran extensión de tierra desértica, llegó a la ciudad de Intercatia, en la que se habían reunido, en su huída, más de 20.000 soldados de infantería y dos mil jinetes. Lúculo, siguiendo un criterio estúpido, los invitó a firmar un tratado, pero ellos le echaron en cara su actitud vergonzosa en los sucesos de Cauca y le preguntaron si les invitaba con las mismas garantías que les dio a aquellos. Lúculo, al igual que todos los culpables, lleno de ira contra ellos por sus reproches en vez de contra sí mismo, asoló sus campos y estableciendo un asedio, cavó junto a la ciudad muchas trincheras y, de continuo, ponía a sus ropas en orden de combate provocando a la lucha. Sus adversarios, en cambio, no respondían de igual modo y solo combatían con proyectiles… Pero, durante la noche, muchos temores hicieron presa en ellos (los romanos). Pues todos los jinetes bárbaros que habían salido a forrajear antes de que Lúculo llegara, al no poder entrar en la ciudad por haberla sitiado éste, se pusieron a correr alrededor del campamento dando gritos y provocaron un alboroto. Y los que estaban dentro les coreaban. Por lo cual un extraño temor invadió a los romanos. A ello se añadía el cansancio por la falta de sueño a causa dela guardia y la falta de costumbre de la comida del país. No tenían vino, sal, vinagre ni aceite y, al comer trigo, cebada, gran cantidad de carne de venado y de liebre cocida y sin sal, enfermaban del vientre y muchos incluso morían. Finalmente cuando estuvo completado el muro de asalto y, golpeando las murallas de los enemigos, consiguieron echar abajo una parte, penetraron a la carrera en la ciudad. Sin embargo, no mucho después, al ser obligados a retirarse, se precipitaron por ignorancia en una cisterna de agua en donde perecieron la mayoría…”.
D). La “cisterna”. Cuando el traductor de la Historia romana de Apiano (Antonio Sancho Royo) utiliza la voz castellana “cisterna” no lo hace en la acepción usual de “depósito subterráneo donde se recoge el agua llovediza o la que se lleva de algún río o manantial”. Menos aún, en la de “depósito de agua de un retrete o urinario”. Sin duda, estamos ante un depósito de aguas superficiales en el que se precipitan los romanos, tan cobardes, en su huída. Por otra parte, tal depósito debió ser enorme, inmenso, profundo, para que “la mayoría” de los romanos cupiesen en él y pereciesen ahogados. La confirmación de esta idea es total, absoluta: los iberos de la zona, los bazeos, la llamaron desde siempre inta, lodazal o pantano, mucho más propio y esclarecedor. Pero estamos llegando a la última fase de nuestro análisis, según los dictados de la Toponimia real o descriptiva.
E). El topónimo. Interkatia es una composición regular de la más pura y genuina lengua ibérica. Y si son iberos los pueblos que hablan la lengua ibérica, los bazeos lo eran. Esta afirmación quedará reafirmada hasta la saciedad con el análisis, como hemos anunciado, de otros topónimos, hidrónimos y el etnónimo bazeos. Pero, Interkatia, por sí solo, presenta una perfección formal y fonética que ni deja duda alguna ni puede atribuirse a la casualidad. Consta la composición de tres elementos: inta, eri y katia. Tres formas, luego dos enlaces o suturas. El primero, inta + eri, se resuelve siguiendo la norma general de elipsis al final del primer término: int(a)eri; el segundo, interi-katia, de igual modo: inter(i)katia. Como hemos dicho, inta vale por lodazal o pantano y, sin forzar la semántica, laguna. Eri se traduce por clase, especie de. Por último, katia, vale tanto por la acción verbal de “ocluir” como por el determinante adjetivo “ocluído”. En conclusión, inta + eri + katia > Interkatia y significa “especie de pantano ocluído“. Allí, junto a Paredes de Nava, a muy escasa distancia del borde de la laguna desecada, se emplazó la ciudad ibérica y bazea de Interkatia.
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