Epigrafía
Inicio > Epigrafía > Textos epigráficos > Infierno (71 – 12)
Escrito sobre el fondo de un recipiente con fuerte trazo transversal. Ullastret, Puig de Sant Andreu. Untermann op. cit,, pág. 59, referencia C.2.19.
El texto que traemos hoy a colación es interesante en grado sumo. Incide sobre uno de los aspectos más inquietantes que la fábrica católica ha pergeñado para los creyentes: ¿Qué pasa con las almas de los difuntos indignos de alcanzar la gloria eterna, la presencia de Dios?, ¿son, en verdad, condenadas a las penas del infierno, al fuego eterno, al llanto y crujir de dientes y demás lindezas de semejante tenor?; en esta situación ¿cuál es el papel de Dios?, ¿asiste impávido, con su misericordia y bondad infinita, al suplicio eterno?, ¿es verdadero Dios o un simple bellaco soberbio, rígido, cruel?, ¿puede la idea de justicia salvar esta flagrante contradicción?, ¿o estamos simplemente ante la elaboración más acabada de un sistema de terror que garantice sumisión ante los designios e intereses de “los ministros de Dios”?.
De la comparación, resulta ser absolutamente distinta, en la civilización ibérica, la concepción de la muerte y juicio del ser humano y, sobre todo, de sus consecuencias. El trance final está siempre descrito en su vertiente positiva, no se contempla jamás la condenación, no existe la idea del infierno ni de la pena o castigo eterno. Infinidad de textos, a cual más expresivo, demuestran esta realidad tan diferente:
-Estela de Ourique I: “La dicha se ha prometido a cada uno de los muertos: solamente para las almas de los difuntos buenos será realidad”. Bien, pero ¿qué pasa con las almas de los difuntos no buenos?. Silencio, no sabemos donde van. ¿Acaso se extinguen?.
-Estela de La Vispesa: “Esto que es una masa de agua helada, se conservará de aquí en adelante hasta que se cumpla el fin: la acogida”. El fin de la vida del hombre es alcanzar la acogida de su alma en el refugio de paz y bienestar para siempre. Si este fin no se cumple, aparte de la corrupción del cadáver (la masa de agua helada), ¿se extingue el alma?, ¿ha hecho la libertad del hombre que fracase el designio inicial de La Madre?.
-Plomo de Vall d´Uxó: “Quiero ir al cielo ¡óyeme!, que nos volvamos a encontrar ¡atiéndeme!, quiero contemplarte ¡óyeme!, eternamente ¡atiéndeme!, quiero ocupar mi sitio en la altura ¡óyeme!”. ¿Y si La Madre no le oye o atiende?. Parece que “no volverán a encontrarse” en lugar alguno. Pero La Madre es eterna y está en todas partes, ¿acaso el alma del difunto que no ha salvado el “paso estrecho y dificultoso” del juicio se ha extinguido?.
Son muchos más los textos que manifiestan esperanza y seguridad de que el alma del difunto esté en el refugio para siempre, que haya alcanzado el destino: siempre la vertiente positiva del juicio, nunca la negativa del infierno que no se menciona jamás. Y ello, simplemente, porque la idea católica del infierno no existía en la mente del ibero. Y no podía existir porque este pueblo era encarnación de la racionalidad plena infundida por La Madre. La mentalidad ibera aplicada a la religión católica es como una gigantesca raedera que arranca y arroja tanta y tanta irracionalidad y misterio, tanta creación artificiosa (La Trinidad, el Dios y Hombre verdadero, la confesión, la Inmaculada, la Asunción…) y hasta el mediador mismo.
¿Cómo conciliar pues la fe (La Madre, muerte-juicio-justicia, la inmortalidad del alma, la paz y el bienestar para siempre en presencia de Aquélla) con la razón (La Madre y el infierno, el juicio y la condena, el castigo y la inmortalidad del alma)?. De los textos epigráficos antes citados y de otros muchos se adivina una solución perfecta, maravillosa, anterior y superior a la católica (no aparece en el mundo ibero la componente intimidadora, el afán de poder y dominio sobre las almas), que podemos resumir así: La persona, el ser humano es creado por La Madre con cuerpo perecedero y alma potencialmente eterna; infunde en ésta un código moral y una conciencia de sus actos, de la bondad o maldad de los mismos, de sus consecuencias; pero le dota de libertad en todo momento, sin otro freno que los remordimientos de conciencia. Llegada la muerte, en la puerta o paso espera La Madre, justicia suprema, que ha visto todos sus actos, conocido sus intenciones, hasta los más íntimos pensamientos. En unos casos, acoge el alma del finado “para siempre”, esto es, adquiere la inmortalidad perfecta; en otros casos, actúa aquel germen de potencialidad que corta el camino al “proyecto” pergeñado por La Madre: cuerpo y alma se extinguen.
¿No hay, en cualquier caso, condena y crueldad?. Ciertamente, no: el supuesto de hecho y su posible sanción ya estaban estatuídos en la conciencia del ser humano, es un acto supremo de justicia y nada más. Pero, no obstante, ¿queda La Madre impertérrita, indiferente al fin de tantos proyectos -seres humanos, hijos suyos- fracasados?. Hay que contestar en este momento, aunque ello suponga subvertir de raíz el orden expositivo. El texto epigráfico, sublime por donde se mire, dice así: “Innumerables muertos quitan el sueño a La Madre”.
A. Trascripción.
BO(PO)-R-DI(TI)L-O-I-GE(KE)-BO(PO)-BA(PA)-M
B. Fijación de la secuencia.
BORTILOIKEBOBAM.
C. Lectura.
Bort(z) ilo(z) ike(n) bob(o) am(a).
D. Análisis morfológico.
bortz: cinco, número grande pero indeterminado. Acreditada por:
-Dic. Retana: cinco, número grande pero indeterminado equivalente al mil español o al cent francés.
-Toponimia y Epigrafía. Véase esta voz en la sección Diccionario ibérico (b) de este mismo blog.
iloz: muerto, cadáver. Acreditada por:
-Dic. Retana: illotz (consonante doble tz inexistente en ibérico), cadáver, muerto y palatalización de /l/.
-Toponimia y Epigrafía: Diccionario ibérico en este mismo blog (f,g,i,j,k,l).
iken: quitar. Acreditada por:
-Dic. Retana: verbo ikendu, quitar. Obsérvese una vez más la desinencia de infinitivo -du (o -tu), desconocida en ibérico generalmente.
-Epigrafía. Ejemplo presente.
bobo: sueño. Acreditada por:
-Dic. Retana: sueño (y bobo).
-Toponimia y Epigrafía: Ver Diccionario ibérico (b) en este blog
Ama: Madre, La Madre.
-Dic. Retana: Madre. Variantes ame, amea, amako …
-Toponimia y Epigrafía: En Diccionario ibérico (a).
E. Análisis fonético.
-La unión bortz-iloz sigue la regla general de elipsis al final del primer término (LI,C,1).
-otrotanto en ilo(z)iken.
-también en ike(n)bobo.
-finalmente, la misma solución en bob(o)ama.
-caída de la vocal átona final en am(a) (LI,E,1-a).
F. Traducción.
“Innumerables muertos quitan el sueño a La Madre”.
Comentario final: Solución natural, conforme a la racionalidad absoluta del Ser Supremo y de sus criaturas que participan de ella; limpia y sin contradicciones; sensibilidad, amor y belleza en el dolor de La Madre. ¡Qué sencilla y hermosa la fe de los creyentes iberos!.
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