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Iguacel (134)

Altoaragonesa

Allá, en el lejano y retiradísimo fondo-norte del Valle de Garcipollera, la iglesia y también eremitorio de Santa María de Iguácel. A la altura de Castiello de Jaca, abandonamos la carretera a Francia por el Somport y tomamos el desvío a la derecha que penetra en aquel Valle, vía asfaltada hasta la altura de Villanovilla y siempre a la izquierda (derecha hidrográfica) del cauce del Ijuez. No entramos en Villanovilla ni cruzamos el río, sino que, tomando una pista de tierra, seguimos por la izquierda del río hasta el despoblado y derruído lugar de Acín. Allí pasamos a la orilla derecha y río y pista, girando 90º, siempre hermanados, toman decidida dirección norte; y dejando a la derecha, arriba, el también lugar abandonado de Larrosa , llegamos al poco a la iglesia de Sta. María de Iguácel, al borde mismo del río, con frecuencia barranco seco.

Dice la obra Comarca de La Jacetania que “una vez al año se reúnen los antiguos habitantes (del valle) en torno a la romería de Nª Sra. de Iguácel, la joya románica que se esconde en la cabecera del valle”. Antonio Eito Luna, en su trabajo Larrosa de Garcipollera, publicado en el Diario del Altoaragón de fecha 5 de abril de 2.009, recoge unas notas de Pascual Calvo Ramón, último secretario que nació y ejerció en Larrosa, que nos dan mayor detalle sobre las romerías:”A lo largo del año se celebraban varias romerías a la ermita de Sta. Mª de Iguacel. El día 25 de marzo, festividad de S. Marcos, acudían en romería los vecinos de Larrosa, Acín y Villanovilla….La víspera de la Ascensión otra celebración con idénticos actos religiosos. La víspera del Corpus otra romería a la que acudían los ocho pueblos de la Congregación con sus respectivas cruces parroquiales. En tiempos de sequía también acudían en romería los ocho pueblos para solicitar a la Virgen el beneficio del agua. Cuando ésta llegaba, volvían a la ermita en acción de gracias. En la actualidad los romeros suben a Iguacel el segundo domingo de cada mes de julio”.

Aún cuando carezcamos de la devoción de los romeros, sigue habiendo muchos motivos para subir, al menos una vez, al Santuario de Iguácel. En primer lugar, la antigüedad. Decía D. Antonio Durán Gudiol que Iguácel es la primera muestra del románico europeo en el Alto Aragón; añadamos que, en efecto, la fecha del 1.072 marca el final de la reconstrucción, pero que la primitiva erección data, al menos, de mediados del siglo X, como lo demuestra el evidente arcaísmo de la fachada Sur. Por otra parte, el topónimo. Iuozar, nombre del paraje en que se levanta la iglesia, es composición puramente ibérica, muy vinculada, sobre todo en lo semántico, con Iguácel. El contenido de ambas formas, religioso y poético, nos hace suponer que provienen de los albores del cristianismo en la zona, cuando la lengua ibérica ejercía un dominio absoluto y la romanización, inexistente o mínima.

Después, la historia. Seguimos las explicaciones que nos dan Angel Canellas López y Angel San Vicente, autores del texto de Aragón, vol 4 de la serie “España Románica”, Ed. Encuentro, Madrid 1.981: “El conde Sancho Galíndez, ayo del rey de Aragón Sancho Ramírez, era un rico propietario…este conde había recibido de sus padres un rico patrimonio y, entre los inmuebles, un antiguo santuario dedicado a la Virgen María, sito en Iuozar…El propietario, junto con su esposa Urraca,…decidió restaurar la iglesia primitiva con el concurso de unos artistas extraordinarios. La restauración estaba conclusa en el año 1.072, y con este motivo el patrimonio de Iguácel se acrecentó con otros donativos de sus devotos, entre ellos el propio rey de Aragón que cedió la propiedad de Larrosa…Ocho años después, 1.080, el matrimonio propietario regalaba Iguácel y su patrimonio alodial al monasterio de San Juan de la Peña…En Iguácel persistió la devoción a Santa Mª: Pedro Sánchez, hijo del conde restaurador… concedería en 1.094 aceite y cera…Años más tarde el edificio fue empleado para albergar monjas bernardas, que luego pasarían a Cambrón y finalmente a la casa de Santa Lucía en Zaragoza”

Luego, la arquitectura. Los autores que acabamos de citar siguen diciendo:” Se trata de una obra hecha con piedra simplemente cortada en lajas de dimensiones desiguales, especialmente en la fachada sur, donde la diversidad de tamaños hace no solamente que las hiladas no tengan la misma altura unas que otras, sino que a veces dos hiladas sucesivas se prolongan lateralmente en una sola pieza cuya altura alcanza la suma de aquellas dos… La referida diferencia en el corte y disposición de materiales que se manifiesta entre los muros de la nave, y la cabecera y pies de la iglesia de Iguácel responde al hecho de ser iglesia reconstruída, según se indica en su documentación; los condes Sancho y Urraca añadieron el ábside, la portada, los capiteles y columnas, una bóveda de medio cañón que luego se derrumbaría… Del edificio primitivo, la fachada sur es la parte que ofrece actualmente mayor interés. Se trata de un paramento en el que hubo tres huecos, una puerta y dos ventanas, todas con arcos de medio punto; después se condenó esa puerta, situada cerca del ábside y se abrió una nueva más centrada. Además del evidente arcaísmo que ofrece esta fachada, que puede datarse en el siglo X, hay en ella una nota exótica, de reminiscencia musulmana: sobre las dos ventanas, y teniendo por base la línea de impostas donde apean los arcos, “gravita” una orla común, rectangular, con los ángulos superiores tallados de forma escalonada…La fachada del Oeste presenta la portada principal encajada en cuerpo avanzado (47 cm), el cual se prolonga en altura por los costados en forma de bandas o contrafuertes adosados al muro, desde el nivel del tejaroz hasta la línea más baja del tejado a dos vertientes…La zona superior de la portada está compuesta de cinco órdenes distintos de arquivoltas… El tejaroz presenta una cornisa de billetes apoyada sobre once canetes esculpidos. Inmediatamente por debajo y doblando también por el costado Sur de este cuerpo avanzado, viene la importante leyenda inscrita en los frentes de los sillares de toda la hilada…dice así:”Esta es la puerta del Señor, desde donde los fieles penetran en la casa del Señor que es la iglesia fundada en honor de Santa María. Se fabricó por orden del conde Sancho junto con su esposa llamada Urraca; se terminó en la era 1.110, reinando el rey Sancho Ramírez de Aragón, quien puso su alma en honor de Santa María, una villa llamada Rosa, para que el Señor le dé descanso, amén”. La segunda inscripción dice: “El escriba de estas letras, de nombre Aznar; el maestro de estas pinturas, de nombre Galindo Garcés”…El exterior del ábside es muy sencillo…Parágrafo no exento de interés es la escultura incorporada por el Conde Sancho a la restauración de la iglesia…Santa María tiene una imagen sedente en Iguácel, con el niño sentado sobre su rodilla izquierda; es talla de madera, bien conservada y con pintura de origen, bella”.

Por último, el topónimo. La “transformación” de Iuozar en Iguacel debe contemplarse a la vista de otras dos formas documentadas: Ibuazele (documento de 1.068, Cartulario de S. Juan de la Peña), e Ivozare (documento de 1.079, en el mismo cartulario). Análisis complejo a la vez que hermoso, requiere la máxima claridad, por lo que lo haremos ordenada y esquemáticamente:

1. En las composiciones 1 ª y 2ª, Iuozar e Iguacel, el primer elemento, iu e igua respectivamente, es “lo que queda”, tras la acomodación con el segundo. Iu procede de iuzki, sol, voz que tiene una variante iguzki. Ambas voces son ejemplo perfecto del fenómeno fonético, muchas veces expuesto por nosotros, de “caída de la oclusiva sonora en posición intervocálica”. Esta caída no es necesaria y constante, por lo que, en ocasiones, la oclusiva sonora se mantiene (igua > iguazel) y en otras decae (iuzki < iuozar).

2. Establecida la fijeza de iu e igua (por etimología) en las formas primera y segunda, la forma 4ª, Ivozare, responde a un error de lectura, puesto que, en los textos medievales, la utilización de la grafía v para representar el sonido vocálico u es constante. Así pues, con lectura correcta, Iuozare. Distinta es el origen de la b de Ibuazele (forma 3ª): La caída de la oclusiva sonora intervocálica va seguida, frecuentemente, de la aparición de otra oclusiva sonora “de sustitución”, que viene a “rellenar el hueco” provocado por la caida: iguazele > i(g)uazele >ibuazele.

3. Al primer elemento iuzki, sol, de Iuozar se aglutina ozargi, cielo sereno. Esta nueva forma lleva el sufijo –gi, “variante del sufijo derivativo –ki”, por lo que la composición es también iuzki-ozarki, lo que hace inevitable la haplología iuz(ki)ozar(ki). En el resultado iuzozar, la presencia inmediata de dos fricativas interdentales sordas /z/ se resuelve con la haplología de la primera: iuozar, “el sol del cielo sereno”. Todo parece indicar que estamos ante una advocación a La Madre, ya sea la diosa Madre de los iberos, ya (quizá como continuación) Santa María, Madre de Dios.

4. En Iguazel se mantiene la misma idea (la presencia de La Madre (el sol que ilumina, que da felicidad) y el cielo (lugar de contemplación, de gloria). Pero esta idea se expresa con nuevas palabras: hay transformación morfológica, que no semántica. La voz ibérica igual significa “la felicidad”; a ella se une zelu, variante zeru (nuevo ejemplo de alternancia r/l), ambas con significado de “cielo”. Igual-zelu, con elipsis al final del primer término, nos conduce a igua(l)zelu, y con apócope de la vocal átona final, a Iguazel. Este nombre, el actual, significa “la felicidad del cielo”.


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