Toponimia
Inicio > Toponimia > Altoaragonesa > Griébal (263 – b)
“Lugar de 3 habitantes; a 729 m de altura. Tenía 49 h. en 1.900. Enlaza por pista con la carretera Aínsa-Campo. Se documenta en 1.100. Se despobló en los años 1.970, pasando a propiedad de la CHE. Con apoyo del ayuntamiento de Aínsa y el COMENA, en 1.989 se comenzó la rehabilitación parcial, por parte del grupo Scout Calasancio de Zaragoza, al cual fue cedido en uso. Hábitat de ladera que aprovecha un sosiego de la pendiente para afincarse en tres grupitos no distantes. Al oeste se levanta El Pueyo, un cerro estratégico convertido en castillo; en él se construyó la iglesia de San Vicente, con antecedentes románicos, pero fuertemente modificada en el siglo XVI, incluso con alguna aspillera típica en la torre; necrópolis medieval a su alrededor. En el barrio de la iglesia las viviendas llevaban fecha del siglo XIX, pero se levanta una defensa esquinada del siglo XVI, la torre del Huerto del Cura: un cubo circular de pequeñas proporciones, de dos plantas y con aspilleras comunes en Sobrarbe; excepto una casa, el resto se ha recuperado. En el tercer agrupamiento, Casa Pardina yace arruinada; tenía la fecha de 1.790 grabada en el revoque; y la colosal vivienda de Custodio -en rehabilitación-, suma de cuerpos y siglos: casa bloque de tres plantas y falsa, con porche de dos arcadas, numerosas ventanas y dos balcones; cuerpo añadido al mediodía con larga solanera cubierta –pie derecho de madera en el centro-; y otro solapado al sureste con galería de arcos a dos niveles; al lado, notable borda de 1.794. Parroquial del barroco popular –año 1.786-: nave con lunetos, testero plano y cuatro capillas abovedadas; torre de dos cuerpos y sobrado, sacristía y atrio; pintura popular en la nave; recuperada, funciona como salón social” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón).
En mayo de 1.103, Pedro I de Aragón dio al monasterio de S. Victorián la villa de “Griavalo”, con todos sus términos. La apertura del diptongo ie > ia es normal en el Altoaragón.
En Griébal, perdida la actividad tradicional recogida en el topónimo, quizá siglos antes a su despoblación, tampoco se guarda memoria de la misma, por lo que queda abierto un interrogante sobre aquélla, y no seré yo quien la certifique. Tan sólo apuntaré algunos indicios que la hacen verosímil. En primer lugar, el pueblo, a 729 m de altitud, se acoge a la protección de los cerros inmediatos del Tozal de la Campana (965 m) y de Muro (1.005) por lo que buena parte de su término se extiende por encima de los 800 m. En segundo, las laderas altas y muy inclinadas, son especialmente idóneas para la ganadería caballar. Después, junto al pueblo y hacia el río Lanata, discurre un barranquillo de nombre Os Laballos: ¿estamos ante la forma castellana“lavajos” o ante una deformación de “Caballos”?. Por último, y más significativo, el tozal ya citado de Muro se llama también Punta d´a Calura: “calorase” y “caluriento” son voces aragonesas vinculadas al “calentar” o “recalentar” de los animales hembra, como las yeguas.
Lo que es seguro y muy expresivo es que Griébal es una composición ibérica cuyo primer elemento es giri, estado de una bestia caballar en celo, yegua en celo; sufre el consabido apócope de vocal tras oclusiva, seguida aquélla de r y de igual vocal: giri > g(i)ri. El segundo elemento es el verbo ebali, traer. La sutura exige yuxtaposición, pues un gr(i)ebali no sería inteligible. Nos queda por consignar la caída de la vocal átona final. En Griébal hubo, al parecer, una cierta parada de sementales a la que se llevaban las yeguas en celo para su cubrición; no me pidan más detalles, no los tengo. Pero sí certifico que Griébal significa “se traen las yeguas en celo”.
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