Toponimia
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Graus, actualmente capital de la comarca de Ribagorza y su centro poblacional, cultural y económico (especialmente en el sector servicios) más importante, tuvo población civilizada ya en el Neolítico. Ello supone que fijamos el inicio de su historia en una fecha muy anterior, en varios miles de años, a la que le señala origen árabe: “Probablemente de fundación musulmana…”, dice la Gran Enciclopedia de España, tomo X. Es cierto que, en tiempos de moros, la plaza fuerte de Graus tuvo para ellos una importancia capital, tanto que detuvo el avance cristiano durante muchísimo tiempo; que, como dice Fernando Galtier en su obra Ribagorza, condado independiente, pag. 58, “los castillos de Naval, Paúl, Secantilla, Muñones y Graus componen la primera línea de defensa que los musulmanes establecieron entre los ríos Cinca y Ésera para protegerse de la cristiandad ribagorzana”: y, cierto también, que adquirió notoriedad histórica imperecedera cuando, en el año 1.063, Ramiro I (hijo de Sancho Garcés III “el Mayor” de Navarra) intentó conquistar la plaza y, tras derrotar en el campo de batalla a la vergonzosa hueste de moros y castellanos unidos, fue asesinado en la tranquilidad de su tienda por un personaje traidor y misterioso llamado Sadada, según el relato del historiador árabe “el Turtuxí”, bajo el título de “Victoria de un musulmán bilingüe”, recogido por Claudio Sánchez Albornoz en su obra La España musulmana, Espasa-Calpe, tomo II, pag. 106.
Pero hemos afirmado al inicio y, además rotundamente, que Graus tiene ya su origen en el período Neolítico y que es, por ello, de estirpe ibérica. Lo probaremos con los siguientes argumentos:
1. Transcribimos de la obra El Pirineo aragonés, de Santiago Broto Aparicio, el párrafo siguiente:” La comarca de Graus, quizá por su situación geográfica y estratégica, es de muy antiguo poblamiento y así lo atestiguan las cuevas de Olvena abiertas en impresionantes desfiladeros, en los que se han hallado restos de la Edad del Bronce, especialmente en la del Moro; las siete tumbas celtibéricas pertenecientes a un antiguo poblado, halladas en la falda de la Peña del Morral, y las ruinas romanas y paleocristianas en La Puebla de Castro y Estada”. En parecidos términos se expresa Cayetano Enriquez de Salamanca en su libro Por el Pirineo aragonés, edición del autor, página 100.
2. El municipio de Graus se integra, además, con los lugares Abenozas, Aguilar, Aguinaliu, Bellestar, Benavente, Centenera, Ejep, Güell, Juseu, Panillo, Pano, La Puebla de Fantova, La Puebla de Mon, Pueyo de Marguillén, El Soler, Torre de Esera, Torre de Obato, Torre Labad, Torres del Obispo y Las Ventas de Santa Lucía. Pues bien, la mayoría de estos topónimos son composiciones o derivaciones de la lengua iberovasca, y han sido estudiados y publicados por mí en las obras El misterio de la Ribagorza y De Ribagorza a Tartesos.
3. Más directamente, Graus es un topónimo ibérico, como explicaremos a continuación, y, obviamente, son iberos los pueblos que hablan la lengua ibérica.
La toponimia formal, ésa que hemos motejado repetidamente (nunca será bastante pues conforma un verdadero océano de errores y disparates muy difícil de desecar) de vacía, ligera y falsa, busca siempre la semejanza y encontrada ésta con una voz de otra lengua, preferentemente el latín, da por resuelto el estudio etimológico sin mayor complicación. ¿Qué Graus se parece al latín gradus, escalón?: Pues asunto resuelto: Graus es un topónimo de origen latino que procede de gradus, y se refiere a los escalones que se aprecian en la Peña del Morral; lo dice un autor cualquiera y lo copian otros cien, de modo que la connivencia general crea una “verdad” incuestionable. Y sigue la fiesta: los habitantes de Graus, atendida esta etimología, serán “gradenses”, clubs, centros, empresas y asociaciones de declaran asimismo “gradenses”, y el escudo de armas de la villa se describe así:” Cortado en faja: lo alto, en azur, un báculo de Abad, puestos en palo, acompañados de dos estrellas de oro, y lo bajo, en plata, una columna y un trozo de muro, con tres gradas al natural”.
Pero he aquí que el latín gradus tiene como principal acepción la de paso, paso entre montañas, puerto. Así aparece en la documentación histórica: Grado de Aras, hoy conocido como Puerto de las Aras, Grado de Sancto Cristophoro, etc. Idéntico valor tiene el diminutivo Gradiello (por ejemplo, en el cauce del Ésera, aguas arriba de Campo), y está presente en El Grado (Lo Grau), donde el paso estrecho facilita la construcción de la presa y el pantano. La derivación semántica a puerto de mar aparece a orillas del Mediterráneo (El Grao). En todos los casos se trata de un accidente natural, enorme y singular: no cabe el plural a grau-s. La s final queda inexplicada y debería alertar al estudioso. Ciertamente que el latín gradus tiene también la acepción de escalón; pero este concepto no puede confundirse con el de estrato, capa o banda rocosa que aparece en la Peña del Morral como en santísimas otras formaciones montañosas, pues las diversas capas superpuestas no forman escalones ya que están ajustadas en un mismo plano vertical. Por lo tanto, afirmar como hacen algunos que la villa toma el nombre de “los graus” de la peña, en cuyo alto muro se encuentran los relieves o graus” es pura imaginación.
Una nueva observación sobre el terreno nos ayudará a entender la descripción que hace el topónimo. Si nos situamos en la “Plazeta S.Miguel” y de espaldas a la iglesia, veremos un enorme paredón rocoso desprovisto de vegetación. Igualmente es muy representativa de esta villa la fotografía del Santuario de la Virgen de la Peña contra el mismo fondo rocoso. Pero si nos acercamos a Graus por la carretera de Capella, o si, aguas abajo, tomamos dirección a Benabarre, inmediatamente de pasado el puente sobre el Ésera podemos girar a la izquierda para contemplar y tocar, si queremos, la misma formación rocosa. Se trata de “conglomerados”, una roca sedimentaria “caracterizada por la presencia de cantos rodados (diámetro superior a 4 mm) y por bloques y masas repartidos en una matriz de grano más fino, en los que, sin embargo, abundan los gránulos de dimensiones superiores a 2 mm… Los conglomerados pueden proceder de varias rocas de un solo tipo o de varios tipos (conglomerado poligénico); la matriz es frecuentemente arenosa con cemento calcáreo arcilloso” (Guía de minerales y rocas, Editorial Grijalbo). Esta composición determina la práctica imposibilidad de la vida vegetal, que sólo se hará presente en los apósitos de tierra vegetal de los planos horizontales superiores, y aún ésto, con escasez.
Graus es una composición de la lengua ibérica formada por un nombre y un adjetivo. El primero, largamente conocido para quienes hayan leído los capítulos anteriores dedicados a Gratal y Grañén, es la voz gara, que vale por peña. El segundo es us o hus, del que dicen los diccionarios que es variedad de uts o huts, y que vale por “infructífero, estéril”, “la misma palabra uts en su primera y más propia acepción, usada como sufijo, indica la desnudez total”. En nuestro lenguaje de hoy, todo medio o elemento natural desnudo totalmente se dice que está “pelado”.
En gara se produce, una vez más, la síncopa de vocal tras oclusiva seguida de r y de igual vocal: g(a)ra = gra. Otro ejemplo bien próximo de este mismo fenómeno es el de Gurustan = G(u)rustan. La sutura o acomodación del primer término (gra) con el segundo (us) se hace por yuxtaposición necesaria, ya que la elipsis normal al final del primer término, gr(a)-us = grus, conduciría a la ininteligibilidad de la composición. En conclusión, gara-uts = g(a)ra-u(t)s = Graus, “la peña pelada”.
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