Toponimia
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Habiendo publicado en esta serie los análisis correspondientes a los hidrónimos Beral y Subordán pertenecientes a La Jacetania, aportamos hoy otros dos, Estarrún e Ijuez, hermanados por la pertenencia al mismo ámbito geográfico (ambos son afluentes directos del Aragón), pero bien distintos por sus características. Para empezar, el Estarrún lleva durante todo su curso dirección N-S y llega perpendicularmente al Aragón cuando éste, a la altura de Jaca ha girado 90º dejando de ser paralelo al Estarrún (y otros como el Subordán, Beral Esca…) y tomando dirección O-E a través de la Val Ancha; el Ijuez, en cambio, desemboca, también perpendicularmente, en el Aragón cuando éste no ha abandonado el sentido general N-S (o montaña-llano) por lo que adopta una disposición axial de E a O. Por otra parte, el Estarrún, si bien sus caudales son bastante modestos, tiene un indudable carácter de río atendiendo a la continuidad de aquellos; carácter que cabe poner en entredicho si nos referimos al Ijuez, con períodos de tan intenso estiaje que bien podríamos reducirlo a la categoría de barranco, como hace, por ej. Madoz cuando, hablando del lugar de Acín, dice que está “situado entre dos barrancos, de los cuales el uno que cruza por el centro del pueblo y acostumbra a causar fuertes averías, lleva el nombre de r. Ijuez”. Finalmente, el Estarrún es el río de Aisa, Esposa y Sinués, conformando un valle habitado y, en algunos momentos, rico y hermoso; el Ijuez, en cambio, es el río de la Reserva de Garcipollera, en la que la desertización y la ruina han hecho verdaderos estragos, con la mínima excepción de Villanovilla, de modo que lugares, en otro tiempo, sugerentes y atractivos, como Larrosa, Acín, Bescós, Yosa de Garcipollera y Bergosa, son ahora simples topónimos, cuyo interés se limita al estudio histórico y etimológico.
Las experiencias acumuladas en el análisis de muchos miles de topónimos ibéricos nos conducen a paradigmas, modelos o estructuras paralelas que contribuyen al esclarecimiento de otros nuevos. No estoy hablando, por supuesto, del método comparativo ciego y estúpido, soporte de toda la ciencia toponímica española. Concretemos un poco más: cuando, por ejemplo, Joan Corominas, Onomasticon Cataloniae, IV, 126, afirma que el nombre de lugar Estadella (al igual que Estarelles) “son diminutivos de estada”, con valor de “estatge” (estancia, permanencia) está comparando cromos de colores, de modo que, encontrando gran parecido, semejanza o aspecto entre aquellos dos nombres y una derivación formada por estada más un sufijo diminutivo –ella o –elles (castellano –illa o –illas), concluye con toda ligereza e irresponsabilidad que ambos cromos son idénticos. Nada importa la toponimia real, aquella que predica que los topónimos son generalmente descriptivos y que, por ende, su contenido reflejará un elemento específico o muy significativo del lugar designado; ni considerará siquiera que puedan tales topónimos consistir en composiciones de dos o más raíces; que puedan pertenecer al ámbito de otra lengua “extraña” para nosotros, como la ibérica, que “solamente” fue la hablada en todo el ámbito de Iberia o Ispania durante 8.000 años; que, en fin, un mínimo de sentido común, de seny, deba informar cualquier análisis y conclusión. Lo anterior sí es método comparativo; no lo es, por el contrario, recordar la estructura de topónimos como Estada, Estadilla, Estarres, Estani, etc. para comprobar si la misma construcción (adverbio de negación ez más forma da del auxiliar izan, con ensordecimiento de oclusiva sonora /d/ tras consonante continua y pronunciación “esta”) puede estar presente en Estarrún, y si podemos encontrarnos ante otro topónimo negativo, es decir, que describe el lugar diciendo no lo que tiene sino algo muy significativo e importante de que carece. En esta línea, y decididos a comprobar si el
Esta- inicial de Estarrún puede valer por “no tiene” o “no es”,”no está”, etc., ruego al lector que me acompañe en un sencillo ejercicio de sentido común. La construcción Ez da (Esta) dejaría sin explicar la parte final del topónimo –rrun. Ahora bien, puesto que ya sabemos que la lengua iberovasca carecía de raíces que empezaran por /R/, “algo más” ha tenido que ocurrir en esta composición. ¿Qué?. Muy sencillo: el enlace entre Esta- y –rrun se ha producido, según norma general, con elipsis al final del primer término – Est(a) – por lo que la a que aparece en la segunda sílaba de este topónimo no pertenece a la construcción inicial sino que es el primer fonema del último elemento de la composición, es decir, de arrun. Comprobémoslo.
El río Estarrún nace al pie de sierra Bernera, formándose por la unión de varios barranquillos en torno al refugio de Boyero. Drena el valle del mismo nombre, a veces mencionado como Astarrún, el cual queda encajonado entre el de Borau al Este y el de Aragües al Oeste. Las divisorias de aguas se muestran muy próximas al río Estarrún. Al Norte, las sierras de Aisa y Maíto; mas abajo, los altos de Sinués (1.141 y 1.167 m), Capezola (1.312), Fraxinal (1.129), por la izquierda; y por la derecha Punta-Paul (1.273 m), Blasquis (1.339), Punta O Pallar (1.299), Puntal D´Aguilera (1.331), Altos de Aragüés del Solano y otros. La consecuencia necesaria de esta llamativa proximidad de las divisorias de aguas al cauce del Estarrún es, con toda evidencia, el cortísimo recorrido de los barranquillos que se incorporan por uno y otra lado hidrográfico hasta que desemboca en el Aragón; además, a recorridos muy cortos se corresponden subcuencas de muy escasa extensión, por lo que salvo en épocas de lluvias o tormentas, estos cauces aparecen continuamente secos. Con ánimo demostrativo de lo anterior (no porque su entidad lo merezca) mencionaremos algunos de ellos: Madalena, Repafeita, Zagasarrate, O Baño, Espelunga y Río de la Valle por la derecha (izquierda hidrográfica), y Segaral, Sandiniars, Molín, Río Malo, Maravillas y Río Menchuga por la izquierda. El Estarrúm mantiene caudales de agua en épocas de deshielo pues posee una buena cabecera montañosa; pero las aportaciones o acopios de sus afluentes en su camino hacia el sur resultan irrelevantes.
El verbo iberovasco arrunta(tu) significa juntar, acopiar. Este verbo ha dado lugar al sustantivo postverbal arrunt o arrun, con el valor de juntamiento, acopio, y, tratándose de un río que recibe caudales de otros cursos de agua menores, la acepción correcta es “aportaciones” o “afluentes”. En conclusión, estamos ante una composición con la construcción inicial ez da (esta), de descripción negativa (no tiene…), en la que el objeto directo es arrun, aportaciones, afluentes. Estarrún significa, por consiguiente, “el que no tiene afluentes”.
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