Toponimia
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Al estudiar el topónimo Panporziello nos referíamos a la abundancia de nombres que presentan esta terminación en –iello. Utilizamos la palabra “terminación” con toda propiedad, ya que no se trata ni de una voz independiente ni, en ocasiones, de un sufijo, como tendremos ocasión de comprobar hoy mismo. Por ello, tampoco se puede afirmar que estemos siempre ante la presencia de –ellu > -iello, pero sí que, ciegamente, sin tener en cuenta el origen de esa terminación en –iello, se vaya imponiendo la reducción a –illo (Estaroniello > Estaronillo, Espluguiello > Espluguillo, Muriello > Murillo, tres ejemplos aparentemente paralelos aunque de origen sumamente distinto, si bien todos siguen la misma evolución). En conclusión: solamente el análisis etimológico (morfológico y fonético) nos permitirá determinar con precisión, caso por caso, la naturaleza de las formas concurrentes y los fenómenos fonéticos a que dan lugar.
El pequeñísimo lugar de Estaroniello pertenece al municipio de Tella, hoy conocido por Tella-Sin. Por la carretera de Aínsa a Francia, a muy poco de sobrepasar el Hospital de Tella, tomamos por el lado izquierdo la carretera hacia Tella; se sube hasta el núcleo, todavía vivo, de Cortalaviña y, desde este mismo, sale por el costado izquierdo una pista que se aproxima al río Yaga, deja a la izquierda es despoblado de Miraval y llega enseguida a la aldea de Estaroniello. De ésta nos dice Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, lo siguiente: “Aldea despoblada –década 1.960- de propiedad privada; a 840 m de altura. Tenía 18 habitantes en 1.900. Núcleo establecido en tramo abierto de la imponente barrancada roída por las aguas del Yaga, camino de las gargantas de Miraval. Acceso por pista particular que arranca de Cortalaviña. Casas sueltas escalonadas en pendiente solana, rodeadas de praderío; son de piedra, cubiertas de teja árabe o plana roja. Pequeña iglesia –arruinada- del siglo XVIII; nave abovedada con cabecera plana y puerta adovelada en los pies. Estribos de pasarela en el río Yaga”. Por su parte, José Luis Acín, Paisajes con memoria, pág. 132, apunta que “se aprecian unas pocas construcciones que siguen pautas de la zona –chimenea, fachadas o bordas-, así como una pequeña capilla… Todo ello enclavado en un incomparable marco junto al río, sobre una suave pendiente, junto a la vega. Inigualables y bellos marcos, deslumbrantes e impresionantes parajes”.
El río Yaga, cuando llega a Estaroniello, trae una marcada dirección NO-SE. La aldea se emplaza sobre la ribera izquierda aguas abajo, mientras que por la derecha, el terreno sumamente inclinado resulta improductivo, incluso para pastos. Pero es que, también por el N, el roquedo se precipita sobre las casas; se trata de un terreno bravo en el que se abre la enorme barranquera del Trasito inferior y, más arriba, el Trasito superior; entre ambos tramos, igualmente aptos para el descenso deportivo, se cuela la carretera que termina en Revilla. Sólo hacia el E y NE queda un mínimo espacio de terreno en el que se produce muy pronto el encuentro con las propiedades de Lamiana. Podríamos decir, a la vista de esta configuración de su término, que Estaroniello casi no tiene espacio apto para la agricultura y ganadería.
Estaroniello es una de las composiciones más complejas que hemos analizado hasta el momento, pues se compone de seis formas aglutinadas. Por fortuna, muchas de ellas nos son muy conocidas y los enlaces o acomodaciones resultan clarísimos y conformes a las normas. Los dos primeros elementos son ez y da, adverbio de negación y la 3ª p. del sing. del presente de indicativo del verbo copulativo izan; ya conocemos la pronunciación, esta, y el significado, “no tiene”, después de haberla analizado repetidamente en topónimos como Estada, Estadilla o Estarrún. El tercer elemento que concurre es aro, círculo, espacio, también conocida (ver Binéfar, nº 212 de esta serie); se une (2ª acomodación) a esta mediante elipsis al final del primer término por encuentro de vocales iguales: est(a)aro. Sigue el pronombre relativo n, “el que”; enlace por yuxtaposición necesaria (estaron), y función de sujeto, desplazado del primer lugar por la construcción ez-da, siempre en posición inicial; hasta el momento y reordenando, resulta una oración incompleta de este tenor: “el que no tiene espacio…”. Sigue, 5º elemento, una hermosa matización: se trata del adverbio ie, casi, que modifica a “tiene” en descripción perfecta del ámbito territorial muy limitado según expusimos; la acomodación, nuevamente por yuxtaposición necesaria, pues la elipsis al final del primer término –estaron- supondría la desaparición de un elemento completo, el relativo n. Por último, 6º elemento, el sustantivo elior, rebaño; el enlace muestra elipsis al final del primer término por encuentro de vocales iguales –estaroni(e)elior-; se reduce el diptongo io > o por efecto de la haplología de la segunda i, estaroniel(i)or; hay enmudecimiento de la r final y, por último, palatalización de /l/. En resumen, Estaroniello, que significa “el que no tiene casi espacio para los rebaños”. Obsérvese cómo la terminación –iello no es un sufijo procedente del latín –ellu, sino el resultado de la aglutinación de las formas ie+elior.
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