Toponimia
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“Lugar de 680 habitantes; a 281 m de altitud. Censaba 440 3n 1.900. Municipio que administra las explotaciones agropecuarias de Ráfales, Las Pueblas -10 h-, Moncasi -6 h-, Santa María del Pilar -19 h-, Torregrosa, La Bochosa, Egasa -7 h-, Mapsa -5 h-, y Rolzasa -4 h… Se menciona en 1.092 como término del castillo de Monzón –Colección diplomática de Pedro I-. Hace asiento en un plano inclinado que desde la ermita de S. Roque cae hacia levante. El casco viejo se aglomera circularmente alrededor de la parroquial –en alto- creciendo áreas expansivas modernas a lo largo de la vía Binéfar-Esplús. Calles en rampa radiales a la iglesia, alguna con firme de gradas escalonadas. Inmuebles muy renovados… Parroquial del siglo XVIII… Museo de aperos y útiles agrarios… En la partida El Castellar de la finca Las Pueblas, importante yacimiento romano relacionado con la mansio Mendiculeia, de la vía Tarragona-Zaragoza” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón). Tras la cita documental del 1.092, aparecen bastantes menciones en las que se advierten ligeras variantes que nos permiten conocer el étimo primitivo: Splux, Spluchs, Espluchs, Despluchs…
La visita a Esplús a mediados de mayo deja una sensación de riqueza y pujanza. Campos inmensos de cereales y forrajeras, con grandes puentes móviles para el riego por aspersión, lucen tonalidades verdes diversas pero siempre lozanas. Aquí y allá, naves agroganaderas, granjas, deshidratadoras, seleccionadoras… La tierra y su cultivo, la labranza en especial, muestra un protagonismo muchas veces milenario. El Museo de aperos y útiles resulta sumamente natural, hasta inevitable. Viene el recuerdo de aquellos arados ibéricos de la Edad del Hierro, con su timón, esteva, cama, dental y rejas de hierro, ya planas, con roblones de hierro que atraviesan la madera del dental, ya con orejetas curvas que lo abrazan lateralmente. Y antes todavía, aquellos arados totalmente de madera, frágiles y escasamente eficaces, sobre todo en terrenos fuertes, con abundantes terrones (torrocos, torruecos) y piedras. En aquel tiempo y situación, la condición de la tierra de labor –ya fuerte y dura, con terrones y piedras, ya ligera, suelta, “dulce”- determinaba tanto la intensidad de trabajo, “la fatiga que mata” como reza un texto ibérico, como del rendimiento y las preferencias. No es de extrañar que, con amplias extensiones sin roturar, se prefiriesen las tierras suaves y que eta condición diese nombre a partidas y pueblos. Hagamos un rápido recuento de los topónimos de este tipo ya publicados:
Con ara (tierra de labor) y gose (ligera, suave, dulce) se conforma Aragüés (del Puerto) y con iguales formas pero abriendo el diptongo ue > ua, Araguás (El Pueyo de Araguás) y Araguás del Solano. Con las mismas formas pero intercalando asko, mucho, muy, surge Arascués. Tan solo con gose + a (elipsis, diptongación y apertura gos(e)a, güesa y guasa) se conforma Guasa. La construcción negativa luce con ez, no, bula, terrón, y relativo n, la que…tiene, para dar espulan (ensordecimiento de sonora tras continua), espullá(n) (palatalización y enmudecimiento de consonante final) y Espullá (Bonansa); o bien Yéspola, con las mismas formas y diptongación de la e > ie. Todavía con ara + azkor (ligera, suelta) más orren, tan, se forma Alascorre (Lascuarre). En todos estos casos el trabajo es ligero o inexistente, como en Bierge, de bier, trabajo o fatiga más sufijo de privación –ge. Y las contrapuestas –mucho trabajo, máxima penosidad- en Penalba (Peñalba, que nada tienen que ver con una pretendida “peña blanca”), Femenía, Lancuentra…
Desde Binéfar a Esplús, atravesado el pueblo y muy cerca de las últimas construcciones, dejo mi coche y amino hacia un terreno pequeño que ha quedado inculto entre caminos. Cavo ligeramente y la tierra tiene consistencia harinosa. Busco más información y la encuentro en un hombre que, agricultor, conoce bien el término. Hay, me dice, campos de tierra fuerte, con “torruecos” que hoy en día no son problema; pero también hay zonas de tierra ligera con piedra menuda, donde “se planta”. En resumen, en las inmediaciones del pueblo hay tierras sueltas pero no siempre.
El topónimo Esplús recoge perfectamente esta disposición. Se compone de ez, no, al que se yuxtapone bula, terrón. La perfección descriptiva la da el tercer elemento, usu, frecuente, a menudo. Se aglutina mediante elipsis al final del primer término, ezbul(a)usu. La fricativa apicoalveolar /z/, como consonante continua que es, provoca el ensordecimiento de /b/ a /p/, espulusu. Se dan, sucesivamente, la caída de la vocal átona final, espulus(u), y la síncopa de vocal /u/ tras la oclusiva, seguida aquélla de consonante líquida y de igual vocal, esp(u)lus. En definitiva, Esplús significa literalmente “no terrones frecuentes” y, más propiamente, “no muchos terrones”.
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