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Escuaín (294-a)

Altoaragonesa

Escuaín sugiere directamente la idea de garganta, después la de pueblo y, vinculado espacialmente, aparece el lugar de Rebilla y su mirador; Todo ello, acogido al marco grandioso del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Vamos a ver cómo es la idea esencial de la garganta el elemento identificador del topónimo, cómo la exquisita sensibilidad de nuestros antepasados ibéricos centró su atención en la maravilla natural de la hendidura, corte o tajo, de su hondura casi insondable y del efecto más evidente de la misma. Contrasta esta visión primitiva con la que tienen, miles de años después (1.845 d. de C.) los hispanorromanos que han olvidado totalmente sus raíces culturales y que dan una descripción rutinaria, apegada al día a día, mediocre. En efecto, el Diccionario geográfico de Pascual Madoz, entrada Escuain, reza así: “Lugar en la provincia de Huesca, partido judicial de Boltaña, audiencia territorial y corregimiento de Zaragoza (26 leguas), diócesis de Barbastro (9): Situado en llano al pie y E de una montaña, en terreno estéril, combatido del viento N y con clima frío. Tiene 23 casas, iglesia parroquial servida por un cura, una ermita y varias fuentes de ricas aguas. Confina el término: N Revilla, E Tella, S Bestué y Buerba, y O Ceresuela. El terreno es escabroso y poco fértil, poblado de pinares, hayales, roblizares y varios arbustos; casi todo el año está cubierto de nieve, y una parte de él todo el año. Caminos: el que cruza el valle de Puértolas á que pertenece este pueblo, en mal estado. El correo se recibe para todo el valle en Boltaña. Produce trigo, centeno, mijo, todo con escasez, patatas, alubias y lentejas, mucha madera para la construcción de edificios, y que los naturales arrastran hasta el río Cinca con caballerías, para conducirla en almadías a toda la ribera de este río, Tortosa y Barcelona; cría abundante ganado lanar, y en corto número cabrío y vacuno, con la circunstancia que los ganados solo permanecen en el país durante los seis meses de verano, y los otros seis los bajan a pasar el invierno a tierra de Sariñena en los confines de la provincia de Zaragoza y Lérida, en razón a que no pueden subsistir por causa de lo mucho que nieva en el pueblo que nos ocupa: bien puede decirse que su mayor riqueza, y lo que más fija la atención de sus moradores, es la cría y cuidado del ganado ovejuno; baste decir que las tres cuartas partes son pastores y ganaderos; hay caza de osos, jabalíes, lobos, zorros, venados, cabras monteses, perdices, conejos y liebres. Industria: varias fábricas de paño para uso del país. Comercio: la estracción de madera y la venta de los muchos ganados que se crían. Población, 23 vecinos, 138 habitantes”. Ni siquiera una palabra, ni la más mínima alusión a la impresionante garganta inmediata.

 

Ciertamente, no sucede lo mismo en ninguna obra moderna. Veamos un extracto de la descripción de A. Castán en Lugares del Alto Aragón: “Lugar de 5 h; a 1.209 m de altitud. Tenía 62 en 1.900… Aparece en 1.106. Entorno de gran belleza natural pues el río Yaga ha cortado un potente paquete modelando las gargantas de Escuaín, de verticales escarpes y misteriosos fondos. La población en ruina hace unos años, tiene ahora algunas viviendas rehabilitadas, inclusive en verano funciona un pequeño restaurante que sirve de apoyo para actividades deportivas –espeleología, descenso de cañones, excursionismo…-. Las fechas más antiguas acompañan a un par de vanos, 1.650 y 1.686. La parroquial de S. Pedro es del siglo XVII: nave con dos arcos altar, ábside con lunetos, sacristía abovedada, puerta adovelada en los pies y torre de un cuerpo recrecida… Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cueva de los Osos con restos del Ursus epelaeus de hace unos 30.000 años, yacimiento visitable. Cueva del Coro Trasito, materiales del Bronce. Vestigios del molino harinero que aprovechaba un covacha en el río Yaga”.

 

Podemos acceder a ambos costados de la garganta, incluso descender hasta el cauce del río Yaga con facilidad; cosa bien distinta será entrar en su angostura y profundidad extremas. Por la carretera de Ainsa a Bielsa, llegados a Escalona, giraremos a la izquierda en una rotonda con señalización Añisclo; muy pronto, por el costado derecho, la vía hacia Belsierre, Santa María, Puértolas y, dejando a la izquierda el desvío a Bestué, llegaremos finalmente a Escuaín. Desde este lugar, tomando el antiguo camino a Rebilla, descenderemos hasta el río y llegaremos hasta la salida de la garganta superior del Yaga. Escuaín se sitúa, de este modo, en un espolón en la derecha hidrográfica, a unos 200 m sobre el cauce del río. Ahora, por la misma carretera de Aínsa a Bielsa, sobrepasado Escalona y el Hostal de Tella, tomamos por la izquierda la difícil ruta a ésta población; a media distancia entre Cortalaviña y Tella, nos desviamos por el costado izquierdo hacia Arinzué, Lamiana y, al fin, Rebilla; sin entrar en el lugar, emprendemos el camino hacia el mirador de este nombre, emplazado en altura sobre la izquierda hidrográfica del Yaga. También, desde Rebilla, podemos descender hasta el cauce por el camino de Escuaín. Por esta carretera, en Cortalaviña, se toma la pista de uso restringido hacia el lugarejo de Miraval, punto de partida para el acceso a la terrible garganta inferior del Yaga.

 

Pero, para describir y sentir la profundidad, la angostura, el caos y los peligros de ambas gargantas, acompañaremos cómodamente a Fernando Biarge y Jean-Paul Pontroué leyendo en su obra Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y sólo a Fernando Biarge en Sobrarbe, testigo directo, págs. 247-48. Respecto de la garganta superior:”En verano, es posible y fácil remontar la garganta sobre aproximadamente dos a tres kms. Los caos son bastante numerosos. Admirar, de paso, orilla izquierda orográfica, la desembocadura del barranco de La Garganta. Es un magnífico resalte donde cae el agua desde unos sesenta metros. Después de una bella marmita, de unos diez metros de diámetro, seguida de un pequeño estrecho, las paredes de la orilla derecha disminuyen de altura…”. Respecto de la inferior: “Desde allí (Miraval) y sobre tres kms., aguas abajo, el río Yaga atraviesa un conjunto de pliegues calcáreos a los que ha tallado verticalmente en un torbellino, de trazado sinuoso al máximo y casi subterráneo. Este desfiladero, en forma de gigantesco canal, de paredes lisas y negruzcas, donde la boveda vegetal deja pasar la luz tamizada, es un mundo a la vez inquietante y atractivo. Sólo puede ser comparado en la región, con la parte superior de las gargantas del río Yesa”. Y respecto del conjunto: “La garganta se presenta con abundante vegetación colgada de las paredes, como si se hubiera querido no sé si decorar o vestir. Exhuberancia de la vegetación, especialmente en el fondo del cañón con una humedad alta que produce una gran riqueza y diversidad en las especies. Interesante resaltar el efecto de la inversión térmica en la vegetación”.

 

En conclusión, una garganta con enormes paredes verticales, especie de laberinto misterioso, con abundante vegetación que tamiza la luz; y una consecuencia obvia: desde el fondo de la garganta no se puede ver la altura. Y éste es el hecho diferenciador recogido con rotundidad en el topónimo Escuaín. Es una composición formada por tres elementos o formas, todos bien conocidos por nosotros. El primero, el adverbio de negación ez que, ya sabemos, se inserta al principio de la composición, suele pronunciarse es, etc. Después, la variante kus del verbo ikusi, ver, que aquí es el indeterminado y, por tanto, “se ve”. Recordemos Ordicuso o Escusaguat. Por último ain, altura, asimismo estudiado ya en Ainsa, Ansó y otros. La sutura es-kus se efectúa por yuxtaposición necesaria; en cambio, eskus + ain muestra elipsis al final del primer término, esku(s)ain. La traducción literal de Escuaín es “no se ve la altura”.

 


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