Toponimia
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Atendiendo a la población de hecho, Erípol es un pequeñísimo lugar perteneciente al municipio de Bárcabo: el domingo de Ramos de 1.911, día en que lo visito, me dicen que tan solo cuenta con un habitante fijo, ya nonagenario; pero hay bastantes casas remozadas y alguna casi nueva, en las que se albergan muchos visitantes asiduos, como un médico ginecólogo que ha encontrado aquí una muy buena segunda vivienda y, a buen seguro, toda la paz del mundo. Poco antes de llegar al núcleo principal, tomo por la derecha el corto desvío hacia el barrio de Samper, con tres casas antiguas, Cavero, Buil y Mata. El dueño de la primera reside habitualmente en otro lugar de esta misma provincia, pero nunca dejó de cultivar sus tierras y ahora, jubilado, viene con su compañera con mucha frecuencia. Las otras dos casas, bien cuidadas, son propiedad de un francés y un belga respectivamente. El resto de las tierras de labor fueron arrendadas en su día a agricultores de Arcusa o de Bárcabo, lo que, unido al buen aspecto del barrio principal, con su iglesia, y del de Samper, con su ermita de S. Hipólito, hace que no se aprecien señales ostensibles de abandono.
De Erípol nos dice Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, lo siguiente: “Lugar de 10 h.; a 921 m de altura. Tenía 99 h. en 1.900. Enlaza con la carretera A-2205. Aparece en 1.279. Ocupando el declive solano, el caserío se escalona ascendiendo hacia la cota alta de la colina que lo ampara. Conjunto repartido en dos puñados de casas, el sector de la iglesia, más nutrido, y el de San Pedro, formado por tres hogares y la ermita de S. Hipólito. El barrio de la iglesia tiene unas pocas calles en rampa y la plaza de la Unión, dominada por un frontón emparejado con enormes piedras, donde aparece la inscripción “PLAZA D UNION ANO 1871 ME FECIT D. F”. Atesora magnífica arquitectura popular con esbeltas chimeneas que en los años 1.980 se lavaron con cemento. Despunta la envergadura de casa Domper, con fina portada adintelada, bajos de bóveda y gran chimenea. La parroquial de Santa Eulalia es del siglo XVI: planta de crucero bajo con cierres de bóveda lisa y en el ábside ligeramente apuntada; sacristía al norte, puerta bajo atrio al sur y torre encima; la puerta es adovelada, con escudito en la clave y la fecha de 1.560. La ermita de San Hipólito –siglo XVII- se alza en el barrio de San Pedro y es propiedad privada colectiva: nave y ábside rectangulares abovedados; espadaña en los pies y puerta adovelada con la fecha de 1.660. Hermosa caseta de monte hecha de piedra, de planta circular y cubierta con falsa cúpula, frente al mesón de la Potenciana; una de parecidos rasgos y cercana lleva fecha de principios del siglo XX. Tumbas medievales de loseta en la partida El Cuatrón”.
De la información que nos da el Madoz entresacamos lo que interesa a nuestro cometido: “Situado sobre un cabezo de ¾ de cuesta muy pendiente y escarpada, rodeado de barrancos de difícil acceso”. Precisamente, para comprobar este emplazamiento, también mencionado por Adolfo Castán y otros autores, nos hemos dirigido a Samper, barrio desde el cual la perspectiva es perfecta: el cerro tiene una forma troncocónica muy regular y evidente, las casas se asientan en la pendiente este y sureste, esto es, en las áreas más asoleadas y gratas, mientras que las vertientes norte y oeste se reservan para eras y alguna construcción auxiliar. No cabe duda de que “el pueblo” –conjunto de construcciones y espacios inmediatos- tiene una forma redonda.
Precisamente, esa forma o aspecto que presenta el lugar, visto desde alguna distancia, se constituye en elemento diferenciador de muchos topónimos. Para no extendernos excesivamente nos limitaremos a recordar la forma redonda en Bolea, “redonda y seca”; o en Boltaña, “la que es redonda y bonita”; o la forma airosa y despejada en Pina, “la que es airosa” o en Piñana, “la que es airosa y bonita”. En Eripol vamos a encontrarnos con una composición formada por un nombre y un adjetivo, ambos por igual de la máxima notoriedad y frecuencia. Erri es una variante de iri o ili, significa pueblo, población, villa, lugar; en este topónimo observamos que se ha dado, una vez más, el proceso de lenición de /R/ a /r/ que nos lleva a eri. El adjetivo, pol, se une al nombre por yuxtaposición necesaria, ya que la elipsis conllevaría la ininteligibilidad de la descripción (erpol). Estamos ante “la forma oculta” de bol, redondo, que aquí aparece con la oclusiva bilabial sorda –po- en lugar de la oclusiva bilabial sonora –bo- . En conclusión, erri-bol > Eripol, y que significa “el pueblo redondo”.
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