Toponimia



Inicio > Toponimia > Altoaragonesa > Collarada (83)

Collarada (83)

Altoaragonesa

La primera vez que reparé en la Peña Collarada fue en la Val del Aurín, por encima de Acumuer y su montaña. Me sorprendieron gratamente aquellas laderas inclinadas, convergentes, que antes del encuentro se veían interrumpidas por un cilindro o prisma de paredes verticales, en cuya base superior un imaginario bonete se abombaba ligeramente hacia el cielo; y también ese gris tan especial, jaspeado de blanco, desnudo y mineral hasta lo paradigmático. Acercándome a Bellanuga (Villanúa), la visión sigue siendo hermosa, pero mucho más amplia y completa: además de contemplarla en su conjunto, de arriba abajo, la Peña tiene compañía, pues un poco al SE se yergue su hermana menor, La Collaradeta (2.742 m), menor en altura (2.886 m La Collarada) pero no en edad pues nacieron el mismo día geológico y están hechas de la misma carne. Hacia el E y luego girando al NE hasta conformar el Circo de Ip – en cuyo fondo reposa el Ibón de Ip – se adivinan la Peña Nevera (2.704), Pala de Alcañiz (2.763), Pico del Águila (2.697) y la Punta Escarra(2.760). Un breve inciso: el nombre “Collaradeta” es muy feo, impropio de su belleza natural: un topónimo ibérico tan hermoso y puro como Collarada queda ensuciado por un sufijo diminutivo románico tan vulgar como –eta, con el que camisa > camiseta, braga > bragueta … y Collarada > Collaradeta. Más propio sería Collarada Menor o Pequeña Collarada.

En la obra Comarca de La Jacetania, Colección Territorio 12, José Creus Novaus nos da una breve pero precisa noción de su origen y características: “Las Sierras Interiores forman una abrupta alineación montañosa, de dirección noroeste-sureste, que sobresale entre la zona Axial al norte y los relieves modelados sobre el flysch al sur. Sus alturas también se incrementan en este mismo sentido, con cotas que pasan de los 2.050 m de Peña Ezcaurre, en el límite con Navarra, a los 2.391 m de Alanos- Peña Forca, los 2.670 m de sierra Bernera-Visaurín y los 2.886 m de Peña Collarada. Su estructura es la de un gran anticlinal con su flanco meridional tumbado hacia el sur, de manera que el frente escarpado forma su vertiente norte. … Están formadas por calizas del Cretácico y Eoceno inferior (hace 60-70 millones de años) cuya dureza crea un relieve muy abrupto, con profusión de elevados cantiles que rozan la verticalidad y profundas gargantas cortadas por los ríos al atravesarlas en su recorrido norte-sur. En ellas domina un paisaje rocoso de color grisáceo debido a la caliza, donde la nieve en invierno y la falta de calor en verano impiden la progresión del bosque, siendo los pastos supraforestales los que verdean el paisaje allí donde la presencia de suelo lo hace posible”. Añadiremos, a este respecto que, el erizón (Echinospartum horridum), tan característico y vistoso, se afinca en Collarada hasta casi los 2.000 m de altitud.

Hay un librito ya antiguo y muy valioso para mí (me fue regalado hace muchos años por una persona muy querida, ya desaparecida) que lleva por título Los Pirineos, del cabo de Creus a Jaca, por David Aloy y Agustí Jolis, Biblioteca de La Vanguardia, en cuya página 269 se lee: “Esta cumbre (Collarada) fue ascendida por H. Russell en 1.875, y por Juli Soler i Santaló el 11 de agosto de 1911, con Dionisio Pérez de Villanúa, por el barranco de Sasuz, valle de la Trapa y los Campaniles”. Interesante el dato pero no trascendente pues debe ser entendido como noticia de las primeras ascensiones en tiempos modernos. Y ello, porque como veremos en este mismo trabajo, los iberos, en tiempos que se remontan al menos al año 1.500 a. de C. (según resulta del poblamiento en la Edad del Bronce de la Cueva de las Güixas), ya alcanzaron la cumbre, pues en este topónimo hablan de la ascensión y la califican.

Agustín Faus Costa (Barcelona 1.926) sabe mucho de montañas y así lo demuestra en sus numerosos escritos. Tengo en mis manos un librito, Guía del Valle del Aragón, Editorial Pirineo, en el que luce el rigor y la riqueza de detalles; se trata de una obra seria en la que desentona la solución etimológica propuesta por el autor. La encontramos en la página 150, y el párrafo completo dice así: “Es la montaña más alta de la región, superior en altura a todas las que le rodean. Su nombre proviene de collar, la franja de paredones que forman la base de su cabeza”. Tengo para mí que tal “parida” no es propia del autor que, en mi opinión, se ha limitado a copiarla de otro por parecerle verosímil: de collar – collarada, como de burro – burrada. Pero, sea como fuere, es el clásico borrón de tinta que afea una obra lúcida y útil y que, además del desdoro para el autor y su obra por meterse innecesariamente en semejante berenjenal, tiende a ocultar, como en otros miles de casos semejantes, el inmenso y maravillosos sustrato cultural ibérico de las tierras de Ispania o Iberia. Vamos a apoyarnos en los textos del mismo autor para desentrañar el verdadero significado del orónimo que nos ocupa.

En la referida obra, el autor dedica amplio espacio (páginas 150 a 158) a la exposición de cinco vías de ascensión, con precisiones y consejos de todo tipo, sin contar otros dos capítulos dedicados a la subida a Collarada Menor. De aquellas cinco, los cuatro primeras parten de Villanúa, y la quinta de Canfranc- pueblo o Canfranc-estación. Veamos algunas especificaciones sobre cada una de ellas:

1. Aproximación por la pista de La Trapa. Desnivel, 1.150 m desde La Trapa. Horario: 4 horas desde La Trapa. Dificultad: ascensión continuada por dura pendiente; dos cortos tramos de trepada (II). Epoca: verano y otoño; con nieve y hielo pueden aumentar mucho las dificultades y precisar piolet, crampones y cuerda.

2. Idénticas especificaciones (aproximación, desnivel, tiempo, dificultad y época) que la anterior. Varía el recorrido para evitar la canal del Hachar.

3. Aproximación por pista de La Trapa hasta el abrevadero. Desnivel, 1200 m desde el abrevadero. Dificultad: ascensión continuada por dura pendiente. Horario: 4 h. 30 m. Material: bota dura; bastones de esquí y cuerda pueden ser útiles. Ëpoca: como en 1.

4. Aproximación por la pista de La Trapa. Desnivel, 1.150 m. Horario 4 horas. Dificultad: ascensión continuada por dura pendiente; en el descenso, sin visibilidad, puede ser perdedor. Material: bota dura; bastones de esquí y cuerda, útiles. Época: como las anteriores. Varía el recorrido: vía directa desde un punto de la pista, siempre al Norte, a la fuente de Los Campanarios y a la cumbre.

5. Lugar base: Canfranc-pueblo o Canfranc-estación. Aproximación: ibón de Ip. Desnivel: 730 m desde ibón de Ip. Dificultad: ascensión penosa por piedras sueltas. Material y época, como en las anteriores. Itinerario que resulta muy largo por causa del prólogo imprescindible de la subida al ibón de Ip (950 m de desnivel desde Canfranc).

Observamos una constante en todas las rutas mencionadas: la ascensión es larga (en torno a las 4 horas) y continuada por dura pendiente, penosa incluso. No faltan las trepadas, las piedras sueltas, el descenso perdedor, dificultades todas que se multiplican en invierno. Reparemos, además, que quienes así las describen son montañeros expertos, curtidos en cien aventuras de mayor altura, y no simples aficionados a la montaña, pastores o cazadores incluídos, que, ocasionalmente, quieren “hacer cumbre”, categoría esta última en la que debemos incluir a nuestros antepasados, los iberos, que fueron quienes dieron nombre a la montaña.

Collarada es una composición de la lengua ibérica integrada por tres formas, en cuya estructura se manifiesta uno de esos “fieles contrastes” identificativos de su naturaleza, y que aleja cualquier duda sobre el acierto en el análisis. Se inicia con la voz onomatopéyica kol, expresiva del horror o espanto. En esta composición la onomatopeya ha superado la primera fase de imitación, con repetición y cadencia, y ha accedido a la segunda, de sustantivación. En la tercera fase, de onomatopeya-raíz para la formación de derivados, aparecen las voces koldar, cobarde; koldar(tu), acobardarse; kollon(du), acoquinar, acobardar, y otras. Por consiguiente, podemos traducir kol por horror o espanto, o bien, por horroroso o espantoso.

El segundo elemento de la composición es el verbo ara(tu) que significa “llegar allá”. Pero reparemos que ese indefinido “allá” es, en esta ocasión, la cumbre de una montaña, por lo que equivale, sin duda alguna, a “ascender”. Es la misma acepción que encontraremos en el análisis del hidrónimo Ara, el cual también “llega a” o se inicia muy cerca de la cumbre del Biñamala. Por otra parte, si ara es voz indicativo de una acción, también puede significar la acción misma de ascender y, por tanto, ascensión. Este valor de sustantivo postverbal que remarcado por el tercer elemento de la composición, el “fiel contraste” antes mencionado.

El sufijo –ada “se agrega a algunas interjecciones y palabras puramente onomatopéyicas (en este caso kol), como también a algunos otros nombres, para denotar la acción misma, además de la exclamación o ruido”. Acción de ascender (ascensión) o exclamación con adjetivo calificativo son, por consiguiente, las dos vías legítimas para la versión al castellano. Pero antes, dejemos constancia que el enlace entre kol y ara se efectúa mediante yuxtaposición necesaria, sin posibilidad de elipsis al final del primer término, ya que un ko(l)ara haría imposible el entendimiento. Sí hay elipsis al final del primer término en el segundo enlace kolar(a)ada, con encuentro de vocales iguales. Por último, se observa palatalización de /l/.

Ahora sí: Collarada significa “la ascensión horrorosa”, y si utilizamos la vía ponderativa o exclamativa será “¡Qué horrorosa ascensión!.


Temas: , , , , ,

 

Desarrollo: Interesa.es

© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

RSS