Epigrafía
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Hemos ido viendo en capítulos anteriores la idea que del “cielo” tenían los antepasados comunes a todos los españoles y portugueses: para los iberos era un “lugar de paz y bienestar” (bake-ontei), según lo describe el croquis de enterramiento de Abobada; igual fórmula encontramos en la estela de Bensafrim; “noche tranquila de paz y bienestar” (zaro naro bake ontei) en la inscripción de Ourique IV; “refugio” (zelda) en la estela de Cabanes, y lo mismo en la de Cretas, Canet II y otras. Pero quizá sea la de Fraga (Huesca) la que nos muestra más claramente el anhelado destino final y eterno del alma humana: “el aposento de la Madre más dichoso o deseable” (ame tei gio-en). Esta hermosa descripción ilumina hasta el último rincón la religiosidad de los iberos y, por si fuera poco, nos explica absolutamente algunos puntos trascendentales del arte y la arqueología ibérica. Veamos:
Los iberos distinguían perfectamente los dos componentes del ser humano: cuerpo y alma. Al primero se refiere la estela de mármol negra (Fugacidad III) que habla de “agua, sólo agua, vuestra lividez” (iz badare iz zere ueldu), o el croquis de Abobada que nombra al cadáver como “difunto” (musa-te), o la estela de Ourique II , simplemente como “el muerto” (il). El alma es anima en el plomo de Torrijo del Campo, o gogo en Ourique I, y es el elemento vivificador, según resulta de la expresión “ el alma que es carne viva”(anima da-la gigar) de la estela “bilingüe” de Tarragona. La muerte es “la vida segada por la hoz” (adin belaur) de esta misma estela. El cuerpo, inhumado, quedará en el “lugar de los huesos” u osario (azor-di n) según reza la lápida funeraria de Canet I, o incinerado, se convertirá en humo (ona abe keota, “el destino del hombre, humo”), según la estela de Ourique III.
Pero el alma es inmortal y cuando “la muerte se apoderó de mí”(nere il dun), tal como reza la lápida del castillo de Sagunto, vuela hacia el refugio, hacia el aposento de la Madre, hacia el lugar de paz y bienestar, si bien “queda detenida o adormecida cerca de la puerta” (ildur atiri in). Esta puerta representa un “paso esforzado o fatigoso” (ubi inka) según la piedra en forma de clave del castro celtibérico de El Castillo, un “pórtico hacia el refugio” (kalus-n zeldara) erizado de lanzas, representado cabalmente en la estela de Cretas. Allí se sustancia un juicio porque, como reza la estela de Ourique I, “cada uno de los muertos tiene prometido el bienestar, pero sólo para las almas de los muertos buenos será verdad” (bake on il abin bana, bakun gogo on il baote). Y aquí llegamos a aquel “punto trascendental del arte y la arqueología ibérica”.
En la magnífica descripción que hace Francisco Presedo, (La Dama de Baza, Trabajos de Prehistoria 30, Madrid 1.973) se dice: “La mano izquierda está cerrada y aprisiona un pichón pintado de azul intenso, en el que destaca un punto negro que representa el ojo de frente al espectador… ; mantenía en su mano el pichón símbolo del alma que ha escapado de las cenizas del muerto… El detalle más importante de la estatua es el que revela su finalidad primordial por no decir exclusiva. Toda la escultura no es más que una urna funeraria. En la parte derecha del trono se abre un agujero de manera que el bloque debajo del trono queda perforado en su mayor parte. En esta urna se depositaron las cenizas del difunto”. Magnífica descripción… pero deficiente interpretación.
Porque, como se preguntan los autores de La cultura ibérica, Los libros de la estrella, Diputación de Granada 2.002, página l05, que son Adroher, López Marcos y Pachón Romero, “¿quién era esta mujer?; ¿una divinidad humanizada relacionada con las aves, de ahí que lleve en la mano un pajarillo, símbolo en la sociedad griega del paso a la otra vida?. ¿O se trata simplemente de la escultura de una mujer de alta posición social, a la que se representó en su tumba, reflejando con ello el conocido grado de relación que mantenían los ibéricos con los pueblos del Mediterráneo oriental (Grecia, Egipto, etc.)?. Nada de ello. La tumba, la Dama (Madre, Señora, tres acepciones vinculadas a la voz iberovasca Ama o Ame), el pajarillo y las cenizas, constituyen un cuadro completo de la religiosidad ibérica, componen entre los cuatro una representación indivisible del cielo ibérico y, por ello, la Dama (diosa Madre) debe volver a su aposento o refugio de paz y bienestar, tras haber reconocido y acogido en su mano el alma del difunto bueno, asentada sobre los despojos que dejó la muerte. La tumba nº 155 del cerro del Santuario de Baza debe ser reconocida de inmediato como EL PRIMER MONUMENTO NACIONAL de Iberia o Ispania, pretensión que, por otra parte, me parece mínima si mantenemos, en contraste escandaloso, el llamado Monumento a los Caídos en El Escorial…
Volvamos sobre la estela de Ourique I, antes mencionada, ahora para analizarla detenidamente. Pero recordemos antes dos textos evangélicos: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la vía que lleva a la perdición, y son muchos los que van por ella. Y estrecha la puerta y angosta la vía que lleva a la vida, y son pocos los que la encuentran”(San Mateo 7, 13-14). “Muchos, en efecto, son llamados; pocos, elegidos” (S. Mateo 22, 14). Al inicio, el dibujo de la inscripción contenida en tal estela, tomado de la página 99 de la repetida Epigrafía prerromana:
A). Trascripción.
BA(PA)-GE(KE)-O-N-I-L-A-BI(PI)-N-BA(PA)-N
BA(PA)-GU(KU)-N-GO(KO)-O-N-I-L-BA(PA)-O-DE(TE).
B). Secuencias.
BAKEONILABINBAN
BAKUNGOONILBAOTE.
C). Lectura.
Bake on il abin ban(a),
bakun go(go) on il baote.
D). Análisis morfológico.
Bake: n.: paz.
on: adj. y nombre: bueno, buenísimo, reposo, satisfacción. Bake-on: paz buena, bienestar, descanso, reposo, dicha.
il: n.: muerto, difunto.
abin: v.: prometer, ofrecer: se promete o se ha prometido.
bana: adj. distributivo: cada uno, uno a uno.
bakun:adv. y adj.: sólo, solitario.
gogo: n.: alma, espíritu.
on: adj.: buena.
il: n.: muerto, difunto.
baote: v.: será verdad, se cumplirá.
E). Análisis fonético.
1. El verbo abin aparece, cómo no, en el DRALV con el sufijo romanoide –du (abindu).
2. Observamos una larga serie de yuxtaposiciones obligadas.
3. Ban(a) muestra caída de la vocal átona final.
4. Go(go) parece ser un supuesto de haplología, si bien el texto ibérico-tartésico presenta junto al signo go/ko un trazo que, quizá, quiera implicar repetición. Esperamos poder volver sobre este punto tan original.
5. Nuevas yuxtaposiciones obligadas para la comprensión del texto.
6. Baote aparece en el DRALV con valor interrogativo: ¿será verdad?.
F). Traducción.
“ La dicha se ha prometido a cada uno de los muertos: solamente para las almas de los difuntos buenos será realidad”.
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