Toponimia
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Es un pequeño lugar casi despoblado pero con cuatro casas bien conservadas: Campet, Nadal, Chombigo y Pallás. Pertenece al municipio de Torre la Ribera y se accede a él desde Las Vilas del Turbón (antiguamente Bisaldric), por una pista asfaltada de unos tres kms. El camino antiguo y principal de comunicación con el exterior, que descendía junto al barranco de Las Lleras o Canals, hasta Torre la Ribera, jamás fue acondicionado a carretera, contribuyendo con ello al aislamiento y despoblación del lugar, como en tantas ocasiones. Madoz lo presenta como un coto redondo de dos casas más iglesia con el nombre de Brailans, término jurisdiccional de Torre la Ribera, 1.260 m de altitud. Casa Campet, hermosa y blasonada. Próximo al Cuaderco, Pllanatuzal, el Ratés y Puerto de las Aras.
En la Colección diplomática de Obarra del profesor Martín Duque, se recoge con el nº 5 un documento de julio de 1.004, Christo regnantem regem expectantem, por el que la condesa Toda, hija del conde Bernardo y de su esposa Tota Galindona, dona al monasterio de Obarra unos alodios en el valle Ripacurcense, entre ellos ipsos alodes de Villa Bradilanis; a continuación, otros en Uillar y en villa Ellebonis (Bisalibons); el documento está escrito por el presbítero Radolfo. Otro documento de la misma Colección, éste con el número 140, de fecha 6 de enero de 1.064, menciona como testigos de la donación a Unifredo de Uilla Bradilanis, y la carta está escrita por el presbítero Galindo.
Si partimos, como lo hacemos, de la certeza de que estamos ante otra mixtificación por romanización de un étimo ibérico, debemos explicar el contesto en que se efectúa. Ya hemos hablado repetidamente de esta tendencia que está admitida y reconocida por muchos tratadistas. Pero, en particular, los presbíteros Radolfo y Galindo oían un nombre de lugar Brailans o Bralans, al tiempo que conocían y usaban un antropónimo Bradila, coetáneo y común. Así, en un documento del 1.010 se lee per fundus Bradila; otro de abril de 1.014 contiene Ego Bradila et ego Daco et ego Matrona…; otro más de 1.015-19, ego Uradila emtore nostrum Enardo… Y las formas derivadas de Bradila son Bradilani (signum Bradilani magistro de Rota), Bradilane (signum Bradilane de Soso) y Bradilans (Albin Bradilans cum omne sua parentela…). El escriba pasa, pues, sin grave alteración fonética y con total tranquilidad de una villa Bralans a una villa Bradilanis, al igual que lo hace desde Bisalibons a Villa Ellebonis. Que esta adulteración se produjo tal como acabo de exponer, lo demuestra un documento posterior, de 30 de septiembre de 1.296, en el que se mantiene, por ejemplo, villa Racons (en lugar de Bisarracons), pero se menciona escuetamente, sin “villa”, a “Brailans”. Y se comprueba todo, por vía positiva, interpretando el topónimo ibérico Bralans, palatalizado pronto a Brallans, y comprobando sobre el terreno la interpretación hallada.
Brallans es una composición cuyo primer elemento es baraz, huerta, forma que ya hemos visto en el topónimo Barasona, pero que aquí, siguiendo la norma general, muestra sincopa de vocal (a) tras la oclusiba (b), seguida aquélla de /r/ y de igual vocal (a); por consiguiente, b(a)raz. El segundo elemento es lanzar, tierra baldía, La unión se realiza con elipsis al final del primer término, bra(z)lanzar. Pero hay más: el étimo completo b-ar-az-lanz-ar contiene una repetición del grupo –ar- que se solventa con la haplología del segundo: b-ar-a-az-lanz(ar) y b(a)ralanz, que se pronuncia bralans. El significado de esta composición es bien claro: “la huerta o los huertos de tierra baldía”.
El Sr. Antonio, jubilado, de más de 70 años, arroja los naipes sobre la mesa al final del coto. Le gusta el guiñote, juega su partida a diario, maneja bien las cartas y muestra una cabeza ordenada y no solo para el juego. Nació en Brallans, en casa Chombigo, y allí vivió muchos años. Hablamos de las casas del lugar, de su ocupación permanente o sólo en verano, de cuando estaban todas siempre abiertas. Todas las casas tenían su huerta, algunas bastante grandes, pero su opinión es rotunda: “Mala tierra, floja, muy floja. A puro de echar fiemo se recogía algo, pero … no, poca cosa”.
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