Bonés (260 – b)

Altoaragonesa

 En la obra Hoya de Huesca/Plana de Huesca de Editorial Prames, se relata una excursión que partiendo de Arguís llega hasta la Sierra y Prados de Bonés, al lado mismo del naciente río Flumen. Dice así: “Esta bonita ruta, característica de la zona de influencia del Parque de la Sierra y Cañones de Guara, permite descubrir la gran diversidad botánica de la sierra de Bonés, al contemplar la vegetación mediterránea, más predominante de las sierras prepirenaicas en sus zonas de solana (quejigar y boj), y la vegetación continental, aferrada a la vertiente más umbrófila (bosque mixto de haya y pino silvestre). El sendero finaliza en los prados de Bonés, donde el río Flumen atraviesa pinares adehesados, junto a arcaicos corrales de muretes de piedra para el ganado, creando un paisaje que entrelaza el medio natural con las muestras de arquitectura tradicional. La sierra de Bonés constituye una de las zonas más interesantes y desconocidas del Prepirineo oscense… La ruta se inicia en un antiguo camino empedrado, protegido por muretes de piedra seca a ambos lados, que nos irá llevando con una pendiente pronunciada por una desgarrada y soleada ladera, transportándonos a otras épocas cercanas donde el hombre empleaba estos senderos como medio de comunicación. Desde el principio nos rodea una vegetación mediterránea, formada por un monte bajo de quejigo y coscoja con matas de boj, que poco a poco coloniza estas soleadas laderas, que el pastoreo y los incendios han ido moldeando a lo largo del tiempo. Seguimos por el sendero y llegaremos a la parte alta de la ladera (45 min.), que sirve como mirador natural, con magnífica perspectiva del pueblo y pantano de Arguís, a nuestra derecha, y del pico de Guara, techo del parque natural, a nuestra izquierda, sin dejar de admirar el pico del Águila… Después el sendero desciende progresivamente. Atravesaremos zonas de erizón y llegamos a unas artesanas y curiosas puertas para el ganado que hay que atravesar… Emerge entonces un bosque mixto de pino silvestre o royo con haya. Nos encontramos en uno de los hayedos más meridionales de la provincia y una de las zonas más bonitas de la ruta. Continuamos hasta llegar a una pista forestal, donde giraremos hacia la izquierda, adentrándonos en el valle del Flumen. El sendero continúa hasta los impresionantes prados de Bonés. Una vez en los prados, no podemos dejar de admirar los arcaicos muros de piedra que formaban corrales para el ganado e intentar observar las huellas de los animales que bajaban a beber a las orillas del río Flumen…”.

La sierra de Bonés se orienta de oeste a este y presenta una larga loma con altozanos encadenados cuyas alturas van desde los 1608 m a occidente hasta los 1.430 a oriente, con intermedias de 1.604 y 1.545 m. La loma, ligeramente arqueada, toma así la forma de una panza, o si se quiere, “hace panza”.

Nuestros antepasados iberos repararon especialmente, como en tantas otras ocasiones, en aquellas partes o elementos de su mayor utilidad. Aquí, en Bonés, dieron preferencia a la vertiente norte de la sierra que albergaba magníficos pastizales para sus ganados. Los aprovecharon, abrieron senderos para su conducción, levantaron los muretes de piedra seca para encerrarlos… y le dieron nombre al conjunto. Bonés es una composición cuyo segundo y último elemento es eze, verde, tal como ocurre en Larrés (larra-eze), Cirés (zira-eze), Asqués (azko-eze) y otros. El primer elemento es bonz, panza, que necesariamente ofrece una variante con oclusiva sorda, esto es, ponz (recordemos Ponzano), y otra con la aspirada correspondiente, phonz, que asimismo tendremos ocasión de comprobar. Bonz + eze muestra en el enlace elipsis al final del primer término, bon(z)eze; acto seguido, caída de la vocal átona final, bonez(e), y, por último, pronunciación apicoalveolar de la fricativa interdental sorda /z/, bones. Bonés significa, en consecuencia, “la panza verde”.

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