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Boltaña (113)

Altoaragonesa

La villa de Boltaña tiene una antigüedad muy superior a la que se le viene concediendo en los textos escritos. Al hablar de su pasado, no se va más allá de los vestigios romanos localizados en la Faja del Prior, consistentes en restos de cerámica y monedas de cecas hispano-romanas. La identificación con el Boletum romano no resiste la crítica rigurosa pues, desde un punto de vista etimológico, es imposible que Boltaña proceda de Boletum. Cierto que un documento del año 551 (recogido por Antono Durán Gudiol en su Colección diplomática de la Catedral de Huesca) habla de terra Boletano, y que otro de finales del siglo X (recogido por el mismo autor) informa sobre el balle Boletania; “también las inscripciones de Monte Cillas nos hablan de un tal Lucius Valerius Marcus, al que llamaban el Boletanus, que también vivió en el siglo IV de nuestra Era” (Fernando Galtier, Ribagorza, condado independiente). Pero es evidente que, en todos los casos con Bole- estamos ante una corrupción propiciada por el latín bolletus, una más en que la lengua latina de la época “entra a saco” en la Toponimia preexistente y conduce a barbaridades como la padecida por Terrantona, “la que es como un barreño”, convertida en “tierra de Antonio o terra Antoniana”; o Bardaxín, “el valle donde se cría mucho ganado lanar”, que se interpreta como Vallis Axenis o Vall d´Axén (valle axial); o Santamora, “gran cantidad de tierras azules”, rebautizado en Santa Mauta, etc. Los testimonios posteriores, ciertos o no, obviamente nos alejan de los orígenes de la villa; citaremos estos dos: el primero (ver, por ejemplo, la obra Torres y castillos del Alto Aragón, de Adolfo Castán, pág. 150) nos habla de una ceca visigoda en el reinado de Gundemaro, años 610-612 (la variante Volotania en relación con Boletania es un notorio ejemplo de asimilación vocálica); el segundo hace referencia a la supuesta capitalidad en Boltaña de la cora Berbitaniya (ver al respecto Comarca del Sobrarbe, pág. 97), lo que constituye un disparate colosal (el gentilicio del topónimo Barbastro con el sufijo –anus, pasó de inmediato desde un regular barbastranus a barbatanus y, por desasimilación, a barbutanus, barbitanus y Barbitania).

El nacimiento de Boltaña, como población habitada por gentes civilizadas, debe situarse en torno al año 4.000 a. de C., en pleno período Neolítico. Ciertamente que esta fecha debe tomarse solamente con valor aproximativo, hasta tanto que la búsqueda arqueológica rinda frutos de exactitud; pero es la más razonable, ya que el poblamiento del Pre-Pirenneo tuvo lugar entre el 4.700 y el 3.200; por otra parte, la mayoría de los núcleos poblacionales que han llegado vivos hasta nuestros días corresponden a este período. Estos antepasados nuestros pertenecían al tronco ibero, si aceptamos el axioma de que “son iberos los que hablan la lengua ibérica”, sin mezcolanzas ni influjos célticos (los primeros celtas, en un espacio peninsular muy alejado, tardarían unos 3.000 años en llegar), ligures ni de ningún otro origen. Poseían el dominio de la ganadería (especialmente importante), de la agricultura, la cerámica y la piedra pulimentada, aunque siguieran acudiendo a la caza, la pesca, la recolección de frutos y la piedra tallada; pero lo que les eleva hasta el punto de ser la primera gran civilización del mundo occidental es su religión monoteísta, de la que emana un maravilloso código moral, la estructuración familiar y social, los principios de libertad e igualdad, el pensamiento singularmente profundo y brillante. La interpretación cabal de la lengua ibérica, presente en la Toponimia y en la Epigrafía principalmente (interpretación que aún hoy es desconocida o negada en nuestro país, pese a su inmensa trascendencia) está proporcionando un ingente caudal de conocimientos totalmente complementarios con los arqueológicos, y en estos dos pilares, Arqueología y Lingüística, se fundamenta mi tesis sobre la Boltaña ibérica.

La villa actual se emplaza sobre tres planos escalonados. El superior, que es también el más antiguo y reducido, comprende el castillo en ruinas, erigido sobre la cima de la colina, consta de torre y recinto y encierra una superficie de 660 m2. Su configuración general lo identifica como el típico castro ibérico, en el que, a favor de la naturaleza del terreno, resultó relativamente fácil levantar unas defensas en el perímetro exterior. Este esquema, plano en la cumbre con muros exteriores para proteger el poblado interior, se repite hasta la saciedad en toda la geografía altoaragonesa e hispánica. En ocasiones han desaparecido los últimos vestigios; en otras, subsisten claramente en un estado muy precario y de abandono; finalmente, en bastantes casos han quedado casi totalmente ocultos por nuevas y más fuertes construcciones medievales, como por ejemplo en los grandes castillos de Loarre y Monzón. Creo que éste es el caso del castillo de Boltaña y que, algún día, un hallazgo arqueológico probará definitivamente la secuencia constructiva. A mitad de la colina, el casco urbano de la población y, por último, siguiendo los ejes de la carretera y el río, el ensanche más amplio y moderno.

Pero, donde no es necesaria conjetura alguna, es en el campo de la etimología. El topónimo Boltaña es una composición de la lengua ibérica que encierra una amplia y profunda lección sobre la estructura y régimen de esta lengua. El rigor de la interpretación queda demostrado por la existencia de otras varias construcciones muy similares. Por si todo ello fuera poco, la traducción resulta ser todo un encomio para la villa, digna, ahora sí, de circunvalar su escudo de armas, y que, además, dada la naturaleza generalmente descriptiva del topónimo ibérico, puede ser contrastada sin duda alguna con la realidad, reproducida en la fotografía adjunta. Tanta certeza en el análisis fundamenta absolutamente buena parte de nuestras afirmaciones, en concreto la relativa al origen ibérico de esta población; pero nos servirá asimismo para propinar un leve “puntapié intelectual” a quienes encuentran raíces célticas o de otro signo con una ligereza y abundancia sorprendentes. No tengo ningún interés en negar, y no lo haré, que, por ejemplo berg- sea una raíz propia de la lengua celta, pero es una estupidez afirmar que tal raíz sea exclusiva de ella y que no pueda existir en sistemas lingüísticos bien distintos y hasta opuestos; dicho de otro modo, hay miles de raíces que son propias de dos o más lenguas perfectamente diferenciadas, lo que implica que no es exclusiva de ninguna de ellas. Volviendo a berg- es, desde luego propia de la lengua ibérica, en la que encontramos la voz berga, vara, presente en topónimos como Bergua o Bergunies, o berga, miembro viril, en el bronce de Botorrita nº 1, BERGANDIGUN< BERGA ANDI IGUN , “hinchazón repugnante del pene”. El mayor desaguisado está aún por llegar: la consideración de esta raíz como exclusivamente céltica, con valor de “montaña”, lleva a suponer la presencia de los celtas en parajes que jamás hollaron y, con ello, a la mixtificación de la historia y la cultura.

Antes de entrar en el análisis lingüístico de Boltaña, nos queda por fijar la forma histórica dominante y más fiable. Damos a continuación una relación de citas con somera mención de fecha, autor, documento y forma:

- 1.044, Sancho obispo de Pamplona, donación, “Sanso Galindoiz …Voltania”

- 1.069, Sancho Ramírez, privilegio, “Pedro Sanz in Boltania”

- 1.069, Sancho Ramírez, carta de población, “Sancho Galíndez in Boltania”.

- 1.087, Sept. 30, Sancho Ramírez, castillo de Artasona, “Pedro Sangiz in…Boltania”.

- 1.092, Sancho Ramírez, límites, “Ato Galíndez in Boltania”.

- 1.099, Septbre., Pedro I, carta ingenuidad, “don Petro in Lusia et in Boltania”.

- 1.106, Alfonso I, donación, “Petro Sangiz in Luesia et in Boltanya”.

- 1.110, Julio 28, Augerio prior de Leire, compra, “Martinus de Boltainna”.

- 1.115, Alfonso I, confirmación de privilegios, “senior Ato Galindiz in Boltania”.

- 1.116, Alfonso I, donación, “Fortungo Iohannes …in Boltania”.

- 1.127, Alfonso I, población, “Sancho Iohan in Hosca et in Inboltania”.

- 1.153, Ramón Berenguer IV, concesión, “Frontin in Boltanga”.

- 1.162, Alfonso II, carta de población, “Frontin in Eleson et in Boltanya”.

La forma absolutamente dominante resulta ser Boltania-Boltanya-Voltania. La presencia de la nasal apicoalveolar sonora /n/ junto a /i/ conduce normalmente a su palatalización en /ñ/: Boltania o Boltainna> Boltaña, como Ispania> España, Estani > Estañ , Arein >Areñ y muchos otros. La grafía ng o gn para representar el sonido /ñ/ es asimismo normal en textos medievales, al igual que los errores de los copistas: “in Inboltania” (repetición de la preposición y aglutinación de la 2ª).

Boltan es un dechado de construcción regular y hermosa. Composición de tres elementos: el primero es bol, adjetivo que significa “redonda”, étimo del castellano “bola” y “bolo”, con sus derivados. Sigue da, tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo izan, por consiguiente “es”; la consonante oclusiva dental /d/ tras continua /l/ se ensordece y pasa a /t/. Por último, el pronombre relativo n, “la que”. La construcción paradigmática bol-ta-n, en castellano redonda-es-la que, debe reordenarse a “la que es redonda”, y está en perfecta correspondencia con m-on-ta-n, “la que es buena”, de Montaniana o Montanui. Finalmente, Boltaña se completa con un nuevo predicado, ia, “bonita”, que se une a la construcción anterior sin la presencia de la conjunción copulativa eta, “y”, por efecto (quizá el más primario) de la enorme fuerza de compresión interna de la lengua ibérica, siempre en pos del acortamiento con reducción silábica.

En conclusión, la villa de Boltaña es de origen ibérico hasta la médula, tiene una antigüedad de unos 6.000 años, y su topónimo significa “la que es redonda y bonita”. Ya lo estimó así el árabe al-Razi, a mediados del siglo X, cuando dijo de elle que era “fuerte, bonita y bien abastecida”. Y si queda alguna duda, contémplese la fotografía anexa.


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© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

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