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Bizcarra – 353 (b)

Altoaragonesa

 Tras una parada en Jabierrelatre, continuamos en dirección a Anzánigo. A los pocos kms, lado izquierdo de la carretera e inmediatas a ella, unas grandes puertas metálicas y un no menos grande cartel anunciador de las pardinas de Bizcarra y Salamaña. Lamentablemente para mi objetivo, un “prohibido el paso” me disuade de inmediato. Me han dicho que Bizcarra es de propiedad privada, y el propietario está en su perfecto derecho. Lo menciono porque ello me obligará a aguzar el ingenio e, incluso, introducir algún elemento nuevo. Pero antes…

El topónimo Bizcarra es un claro ejemplo de lo trascendente que puede resultar para su interpretación el conocimiento de una forma histórica que nos ha llegado alterada, aunque –como tantas veces hemos visto- debemos estar prevenidos ante las constantes manipulaciones documentales. En este caso, se trata del documento nº 202, del año 1.152, en el que se habla de un tal “Lop Sanz de BISCARTA”.

En 1845-50, el Diccionario geográfico estadístico histórico de Pascual Madoz decía de Bizcarra (sic, con B): “Pardina de la provincia de Huesca, en el partido judicial de Jaca, forma término y jurisdicción con la venta de la Garoneta y agregados; se compone de 90 cahizadas de tierra, de las cuales se cultivan 30 que corresponden 3 a la primera suerte, 12 a la segunda y 15 a la tercera”. Y acudiendo a la entrada Garoneta (La) leemos: “Se cultiva bastante parte para la producción de granos y legumbres, pero es más a propósito para ganados… Además del grano de toda especie, más que el necesario para el consumo de estos habitantes que produce este terreno, es su principal cosecha la de yerbas para los ganados; hay caza de toda especie de pluma y pelo…”. Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, se centra como siempre en las construcciones y no facilita datos de interés sobre el medio. Tengo que recurrir al Google Eart y, por cierto, con muy buenos resultados. Me permite contemplar el terreno con diferenciación entre montes y cultivos, la pardina, el barranco… Una fotografía es decisiva: en un primer plano un campo sembrado de cereal que medra con un verde fresco e intenso; después, de izquierda a derecha, una enorme nave agrícola y ganadera con paredes enfoscadas y blancas; luego el edificio de la antigua pardina y, finalmente, una nueva residencia de aspecto modernista. Pero lo más interesante para mí es el tercer plano: se trata de una loma a la que se asciende en forma no demasiado inclinada, cuyo lomo, a modo de un espinazo de la sierra, aparece inculto, con vegetación de porte medio y pequeño, y que parece ser un magnífico pastizal para ovejas y toda clase de ganados.

Bizcarra no es más que una alteración fonética de Bizcarta en la que rt > R. Estamos ante una composición de la lengua ibérica en la que se aglutinan tres formas: bizkar –ardi-a. La primera, que ya apareció en el topónimo Biscasillas, vale por “lomo, espinazo de una sierra, espalda”. La segunda, ardi, significa ovejas y cumple función de complemento nominal; enlaza con la primera mediante elipsis al final del primer término, bizka(r)ardi y bizk(a)ardi. Por último el artículo determinado a, siempre al final de la composición; se une asimismo siguiendo la regla general de la elipsis al final del primer término: bizkard(i)a. Pero aún debemos apreciar otro fenómeno fonético repetido constantemente: el ensordecimiento de oclusiva sonora, aquí /d/, tras una consonante continua, aquí /r/, de modo que bizkarda > bizkarta, según el documento de 1.152. Bizcarra significa “el lomo o el espinazo de la sierra de las ovejas”, más brevemente aunque perdiendo algo de precisión, “la loma de las ovejas”.

P.D. : Un recuerdo muy lejano y grato: Fernando Gómez Vizcarra

 


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