Toponimia



Inicio > Toponimia > Altoaragonesa > Biescas (15)

Biescas (15)

Altoaragonesa

Siguiendo un criterio geográfico, la villa de Biescas está encuadrada en el Valle de Tena, según comprobaremos con todo detalle al estudiar, en un próximo capítulo, éste último topónimo. Por ello carece de sentido el establecer una diferenciación entre “el valle de Tena y la tierra de Biescas”. Lo que sí tiene sentido y aún trascendencia para la interpretación de Biescas, es analizar las diferentes formas que, en la documentación histórica, presenta el nombre de la Villa. Son tres, y las exponemos por orden de mayor a menor antigüedad:

1. Bescasa. En un documento del año 1.103 (Colección diplomática de Pedro I, nº 130, de Ubieto Arteta) se la llama “Bescasa Superiore”, pues se cita a Sancho Vita Bellito que era de allí. En otro del año 1.128, Alfonso I hace una donación a Petro Sangiç y Sango Sangiç “de Bescasa” (Cartas de población del Reino de Aragón en los siglos medievales, nº 46, de María Luisa Ledesma Rubio). Estamos sin duda ante la forma más antigua y primitiva pues, como veremos más adelante, reproduce exactamente la composición ibérica de dos elementos con toda fidelidad, sin más diferencia que la obligada elipsis al final del primer término.

2. Biescasa (Viescasa). Un documento del 2 de enero de 1.251, relata la repoblación que Sancho de Oros, señor de Buñales, hace del castillo y villa de este nombre, entregando casas y heredades a diez familias de cristianos, figurando entre los testigos (cives oscensis) de este acto un tal “Petrus de Biescasa” (M.L.Ledesma, op. cit. doc. nº 192). Esta segunda forma procede de la anterior y muestra la diptongación tan común e – ie (festa- fiesta, Santallestra-Santaliestra,etc).

3. Biescas. Forma documentada históricamente y actual. Procede de la anterior sin otro cambio que la caída de la vocal átona final.

Pero esta forma actual no es exclusiva de la villa tensina. En el Altoaragón (Ribagorza), se repite en dos ocasiones: Biescas, aldea del Valle Bardají (Bardaixín), junto a Campo, y Biescas de Obarra, lugar del municipio de Veracruz. Ya fuera de Aragón, Biescas, lugar del municipio de Cangas de Narcea (Asturias) , y otro más en el municipio de Valdés, también en Asturias. Si es cierta mi tesis sobre los isotopónimos (“un pueblo que habla una misma lengua, ante hechos o situaciones semejantes, aún en lugares muy apartados, crea topónimos idénticos”, y ello como consecuencia de su naturaleza eminentemente descriptiva), en estos cinco lugares deberá darse alguna nota o elemento común: situación, emplazamiento, naturaleza de las tierras, su rendimiento, especies comunes de flora o fauna, etc., concisamente, un mismo “hecho diferencial o identificador”. Es el caso, por ej., de las islas Malgrat, junto a Mallorca, y la villa de Malgrat, cerca de Barcelona, que tienen en común “el paso angosto” (m-algarate), marítimo en el primer caso, para carreteras y ferrocarril en el segundo. Pero entre el Biescas tensino y los otros no podemos encontrar absolutamente nada en común: ¿está fallando mi tesis?. La respuesta es sencilla: sendos documentos, de 3 de septiembre de 1.085 el primero y del año 1.202 el segundo, recogidos por el profesor Angel Martín Duque en su obra Colección diplomática de Obarra y referidos al Biescas de este monasterio utilizan las formas Bescheras y Bescharas respectivamente, que nada tienen que ver, pese a la semejanza, con el Bescasa que hoy nos ocupa. Bescharas es el resultado de la composición bez(o)-kara(it)z, y significa “el terreno común de piedra caliza”(véase mi obra El misterio de la Ribagorza.Orígenes, historia y cultura a través de la Toponimia, año 2.000). De Bescharas, por diptongación de e-ie en primer lugar, y por síncopa de vocal /a/ tras la oclusiva /k/ (ch) seguida de /r/ y de igual vocal después, llegamos a Bieskras, forma correcta y tradicional que los naturales del lugar y los vecinos de Campo y la comarca usamos y defendemos orgullosamente. Mas en vano: una insoportable corriente oficialista barre cualquier consideración científica, identifica todos los Biescas que habrán de complementarse con “de Jaca”, “de Campo” o “de Obarra, y contribuye a la vergonzosa situación de la Toponimia y aún de la Lingüística española de nuestros días. Es fácil apuntar las causas de este descalabro:

1. La ignorancia y hasta desprecio de la lengua ibérica.

2. El estúpido método comparativo siempre en pos de semejanzas o parecidos con voces conocidas, preferentemente del latín (aquí vescus, espesura), por inmenso que sea el despropósito.

3. La animadversión hacia la lengua ibérica o iberovasca, que nace con la invasión de los inmorales, genocidas y fascistas (portadores de fascies) romanos, ayudados por los “señores”iberos (los ricos y poderosos que colaboran para mantener su estatus) y por la jerarquía eclesiástica que se incorpora (año 587, tercer concilio de Toledo) y fortalece a la “España de los Señores”.

4. Una ola de “cultos de poliuretano” que moteja de rústico y grosero a cualquier signo de tradición y cultura popular.

Del topónimo Biescas se han dado diversas interpretaciones, tres de las cuales están recogidas en la página 273 de la obra Geografía medieval del Serrablo, de José Miguel Navarro López. Se ha dicho que procede del latín vescae, “lugar frondoso”; de una raíz prelatina aska/oska, “población”, y de bi-escas, “dos barrancos”. Más interesante que refutarlas será sentar las bases de la descripción que hace el topónimo. El río Gállego salva el congosto de Santa Elena que se estrecha entre Peña Telera (derecha hidrográfica) y Sierra Tendenera (izquierda); inmediatamente recibe por la derecha (siempre aguas abajo) el barranco del Puerto, y por la izquierda el de Asieso antes de entrar en la villa de Biescas. Estamos en el lado superior de un rectángulo, un hermoso llano por cuyo eje central discurre el río ahora mucho más calmado, en el cual se incluye, por el lado izquierdo, la carretera de Biescas a Orós Alto y la pista a Orós Bajo y a Olibán; y por el lado derecho, la carretera a Escuer y Arguisal (Sabiñánigo). Pero este llano queda comprimido por una serie de formaciones montañosas que parten de los referidos lados configurando una especie de caja: mientras Biescas se sitúa a 875 m. de altitud, bien cerca se emplaza Betés a 1.298 m.; Escuer, a 810 m. tiene a Escuer Viejo a 1.124; Arguisal se halla a 840 m. el pico de Güé alcanza los 1.580; idéntica disposición por la izquierda hidrográfica: el cerro de Iguarra, sobre Bisecas, alcanza los 1.750 m., Gabín, a 974 m. está bien cerca y por encima de Orós Alto (840), Barbenuta (1.185) y Espierre (1.232) sobre Orós Bajo, en el llano a 860 m., Olibán (900) por debajo del collado superior (1425 m.). Sí, una caja, o quizá mejor, una artesa.

La razón y la sensibilidad, las ideas y anhelos más o menos ocultos y operativos sobre la verdad, la justicia, la dignidad y otras “zarandajas”, llevan a un constante rechazo, a un profundo cabreo hacia los modos, modas y comportamientos imperantes en nuestra sociedad, y ello en los órdenes más diversos, tales que el político, social, cultural, estético, moral… Pero es preciso contar, so pena de convertirse en un raro especimen solitario e insolidario, con algunas fijaciones que, a modo de grampones, nos mantengan unidos al caudal de la vida que fluye con su inmensa diversidad, tan variopinta. Una de esas fijaciones, si no la principal, es el sentido común, traje de faena de la inteligencia humana. Es esto lo que luce espléndidamente en una breve frase de Fernando y Ana Biarge en su muy documentada obra Valle de Tena, página 113: “Un valle principal en artesa…”. Porque, sin sospecharlo siquiera, han venido a coincidir con los iberos que vieron, imaginaron, compararon y llegaron a una conclusión similar, describiendo el lugar mediante el topónimo Bescasa.

Los iberos tuvieron sin duda la idea de “caja” y construyeron obras y objetos con esta forma. Hay sepulturas para inhumación con fondo plano y rectangular sobre cuyos bordes se asientan verticalmente grandes losas trabajadas para cerrar la caja; hay cajas, arcas y arcones para guardar objetos y hay, finalmente una voz para nombrarlas. El Diccionario Retana la recoge con la forma kaxa, pero como sabemos también que el alfabeto ibérico no contaba con la letra x y que este sonido es fruto de la palatalización de s, habrá que concluir que la forma originaria levemente modificada por el vasco antiguo fue kasa, étimo de las formas derivadas kaxa, kaixa, caja y cassa, y no el latín capsa como se afirma comúnmente. En la composición que nos ocupa, a la voz kaxa se antepone el adverbio de modo beza o beze, presente en bezala y bezela (como, así que, tal que), bezain y bezein (tan como), bezaingo (tal como), bezalatsu (casi igual), bezalaka (asemejarse), bezen, bezin, y otras muchas. Bescasa es, por consiguiente una composición iberovasca formada por beza (o beze) más el substantivo kaxa. La unión o acomodación se efectúa siguiendo la primera y fundamental de las reglas de aglutinación, la elipisis al final del primer término: bez(a-e)-kaxa = bescaxa = bescasa. El significado, habida cuenta de la descripción del terreno, no puede ser más fiel y expresivo: “como una caja”, o si se prefiere, “casi igual que una caja”.


Temas: , , ,

 

Desarrollo: Interesa.es

© Bienvenido Mascaray bmascaray@yahoo.es

RSS