Toponimia
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Situación: Escorca, 9-E-5; Estallencs, 15-G-9.
Étimo: bide ala.
Interpretación: camino de los pastos.
Los nombres de lugar iguales, que venimos llamando isotopónimos o parónimos, se explican por un principio racional y riguroso, repetidamente enunciado: Un pueblo que habla una misma lengua, ante hechos o situaciones idénticas o muy semejantes, aunque se den a gran distancia, crea topónimos iguales. En toda Iberia, y también en Mallorca, son numerosísimos: Torre, Garriguer, Coma, Talaia, etc. entre los genéricos; Escorca, Betlén, Magaluf, Seguí, Mesquida, etc. entre los específicos. Los más llamativos se reproducen entre Les Illes o la Península o incluso lejos de ésta: Granada, Malgrat, Gomera, Albufera, Beri, etc. El principio enunciado es, además, exigente, porque junto al análisis lingüístico y la comprobación sobre el terreno de la interpretación hallada se une la demostración de la identidad o semejanza de los hechos y situaciones. Y es, por último, arriesgado, por dos motivos que suponen quiebra aparente del mismo:
1º. La abundancia de palabras distintas que expresan un mismo concepto y las variantes de cada una de ellas es muy grande en lengua ibérica, por lo que un mismo hecho o situación podrá describirse con formas muy diferenciadas. Un ejemplo muy claro puede ser el concepto “corral” contenido (en perfecto paralelismo con los idiomas modernos, que disponen además- caso del castellano- de voces como establo, cuadra, borda, pleta, etc.) en nombres como gorbe, tegi o tei, korta, arnai, etc., de modo que “muchos corrales” se puede expresar con composiciones tales que Sabor, Corberasa, Kortera…, bien distintas entre sí.
2º. Cuando un poblado, lugar, finca, casa de posesión, alquería o vivienda ha ganado notoriedad, es un hecho común que una persona natural de ese lugar y distinguida con su nombre, por ejemplo Jusep de Mesquida, pueda establecerse en otro lugar o finca a la que acaba dando su nombre, con lo que aparecerán topónimos -Son Mesquida o Cas Mesquida-, en una especie de “sucursalismo”, en los que aparentemente quiebra el principio fundamental de la naturaleza descriptiva del topónimo si, como es natural, en estas “sucursales” no hay álamos, fresnos o chopos.
Un ejemplo bien significativo de esta situación puede ser el topónimo Bidal (habitualmente, por ligereza o ignorancia, Vidal) tan reiterado y extendido, tanto que ha generado compuestos en los que se indica el lugar de origen o procedencia. Nuestra función será, como siempre, la de averiguar su significado y comprobar sobre el terreno, y de aquí, afirmar si el topónimo es originario o, por el contrario, supuesto de sucursalismo.
Bidal es una composición de nombre más nombre que no presenta, fonética y morfológicamente, problema alguno. El primer elemento es bide, camino; el segundo, ala, pastos. La sutura bide-ala se resuelve normalmente con elipsis al final del primer término, bid(e)ala; el apócope de la vocal final nos da bidal(a), “el camino de los pastos”. Vayamos a la comprobación: Término de Escorca. De Orient sale un camino que llega a Son Bidal y continúa en fuerte ascensión hacia el Pas de na María (900 m) y, de igual forma, hacia la montaña de Lofre (Dalofra) que, recordemos, es la que tiene “abundante ganado que pace y bebe”. Son Bidal está en el camino, en el camino de los pastos: es topónimo originario. También lo es Sa Coma de son Bidal, en Estallencs, en el camino de este lugar a la Moleta y a la Mola d´Esclops.
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