Toponimia
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“Saliendo de Jaca en dirección a Canfranc, unos kns. antes de llegar a Castiello de Jaca, nace en la margen izquierda del río Aragón un camino de herradura lleno de encanto, que lleva a un balcón natural en el que estaba ubicada la localidad de Bergosa, que era, sin duda, la entrada de esta val. Pueblo milenario, pues se ha encontrado documentación sobre una fortificación mandada construir en esta localidad por el rey navarro Sancho Garcés I en el siglo X, en Bergosa todavía se pueden apreciar algunas de sus casas y disfrutar de la soledad y bonanza de un paisaje montañés de gran belleza. Entre sus ruinas, los restos de una iglesia románica, con su torre levantada a finales del siglo XVII. Aún se puede encontrar alguna chimenea troncocónica en pie, portadas doveladas en arco de medio punto o viviendas que, a pesar de su precario estado, todavía permiten reconocer la cocina, las alcobas, el horno o las cuadras” (La Jacetania, RutasCai, nº 41). Madoz nos decía que está situada…en una elevación escabrosa, que amenaza desplomarse por la parte del Sur…El terreno es escabroso y de monte con algún pequeño trozo de huerta; abraza 104 cahizadas de las cuales se cultivan 72…Las tierras no cultivadas se destinan para pasto de ganado, a excepción de dos cahizadas que son de bosque y contienen pinos, bojes y otros arbustos…Ls aguas del río Aragón no le fertilizan y la pequeña huerta…se debe a las aguas de algunas fuentes que brotan en el término. ..Población, 6 vecinos, 24 almas”.
El paisaje natural del término de Bergosa, como el de todo el valle, ha experimentado una total transformación desde que intervino en el mismo el Patrimonio Forestal del Estado; y ello, pese a que los vecinos de Bergosa se reservaron en la negociación la propiedad de las casas y de algunas tierras. Pero el pueblo quedó despoblado, y los abundantes bancales, incultos. No obstante, aún es posible llegar a algunas conclusiones. El término tiene una amplia vertiente Norte que desciende hacia el Ijuez, menos asoleada y más fresca, con muchísimos bancales, algunas fuentes y huertas, especialmente en la ribera baja. Bergosa, por otra parte, demuestra que los términos “escabroso” y “árido” no siempre van juntos, pues si la escabrosidad es máxima, ya hemos visto que la práctica totalidad del término, entre cultivos, pastos, bosque (pinos, bojes y otros arbustos) y huertos, sustentaba una importante masa vegetal. Antonio Eito Luna (Bergosa, Diario del Altoaragón de 12-7-2.009) nos da otro detalle interesantísimo: “se crían unas zerollas sabrosísimas…También manzañones de mon que tenían iguales propiedades nutritivas”. En conclusión, el término de Bergosa, cuando estaba poblado, cultivado, vivo, se mostraba lleno de semillas, hierbas, brotes, renuevos, arbustos y árboles.
He aquí el hecho diferenciador del topónimo Bergosa, bien distinto, por cierto, a Bergusa o Berbusa. Estamos ante una derivación, raíz + sufijo. La primera es bergo, que vale por “brote, renuevo, yema” y hasta “vara para hacer cestos”. El sufijo es el tan repetido –tza (ibérico –za), que suele tener pronunciación no interdental sino apicoalveolar, sa. La acomodación, enlace o sutura se produce por yuxtaposición necesaria,bergo-sa >bergosa, y el significado, evidente, “montón, gran cantidad o abundancia de brotes o renuevos”. Reparemos, en fin, como dos terminaciones, las de Larrosa y Bergosa, en apariencia idénticas, ni morfológica ni semánticamente tienen nada que ver. ¡Bendita sea la lengua ibérica, azote y desesperación de los ignorantes-atrevidos!.
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