Toponimia
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Ahí está el agente, el violento río Bellós; y el paciente, la enorme masa de roca caliza emplazada por la orogénesis alpina, allá por la era terciaria; y el resultado, el cañón de Añisclo, sobrecogedor, maravilla de la naturaleza. Y la impresión personal se verbaliza: “¡Cuánto tiempo!. ¡Qué soy yo frente a esto!. Setenta, ochenta, noventa años (ya son muchos) de una vida plena, activa, siempre anhelante, y apenas un leve arañazo, pronto imperceptible, en este corto baile de hechos y personas. Si el mundo de las ideas, de las enseñanzas, de la experiencia, no fueren suficientes, he aquí la naturaleza en pleno magisterio, recordatorio y prédica de la virtud esencial del hombre: la humildad. Del humilde fluye apariencia de niño, decían nuestros antepasados iberos. La contemplación de la naturaleza siempre tonifica y alecciona, quizá porque el hombre es un ser natural antes que racional”.
Del río Bellós nos da una descripción el Madoz, como siempre apegada a la tierra, utilitaria, un tanto pedestre: “Río de la provincia de Huesca en el partido judicial de Boltaña y término del Valle de Vió; tiene su origen en la fuente abundantísima llamada Fuenblanca, que brota de un gran peñasco contiguo a las 3 Sorores; sale con la mayor rapidez y se precipita a más de 200 varas de profundidad, por lo que aparecen blancas sus aguas; corre constantemente hacia el S dejando a su izquierda los lugares de Vió y Puyarruego, y a su derecha los de Puétolas y Escalona; Vió y Puyarruego a bastante distancia de sus márgenes; en Puyarruego fertiliza algunas tierras, tiene una pequeña presa de poca solidez, por la que se toman parte de sus aguas para dar impulso a las ruedas de un molino harinero en Puértolas, llamado el molino de Puyarruego, y tres puentes de los cuales el 1º nombrado de San Urbez, facilita el paso de los dos valles de Puértolas y Vió; el segundo se halla en Puyarruego y el 3º en el camino que conduce de Barbastro a Plan; su curso es perenne pero escabroso el terreno por donde pasa y profundo su cauce, por lo que aunque es vadeable por todas partes no puede cruzarse con facilidad; a 7 horas de su nacimiento va a desaguar en el Cinca cerca de Escalona; es abundante de escelentes truchas”.
Hagamos alguna matización. El Bellós se forma al pie del collado de Añisclo o en el circo de este nombre, aunque de inmediato se incorpore por la derecha el barranco de Fuenblanca, que baja desde los 2.792 m de La Torre de Góriz o Morrón de Arrablo, en la divisoria de aguas con el Araxas. Tiene varios afluentes por ambos costados, entre los que descuella el barranco de La Pardina y, sobre todo, el río o barranco de Aso. Pero lo que nos interesa desde un punto de vista toponímico es, sobre todo, el carácter, la naturaleza del río. Seguiremos para ello, una vez más, las certeras a la vez que hermosas impresiones recogidas por Fernando Biarge en su trabajo sobre el cañón de Añisclo, obra Sobrarbe. Testigo directo:
“El cañón de Añisclo figura abierto en la roca de las montañas por el violento río Bellós…, se precipita desde más arriba de los dos mil metros de altitud, para hacer un rápido descenso a saltos, cascada tras cascada …; …el río encajado entre sombríos paredones, el camino se retuerce siguiendo el trazado sinuoso del río; …un sordo fragor de aguas movidas y revueltas, el río es una nata de espuma …; salta de grada en grada, ruidoso y espumante …; …un constante arco iris multiplicado por las nubes de agua pulverizada…; …el contraste de las aguas blancas con los grises, ocres y verdes…; …el río se desploma con su fuerza y alegría despeñada…”. Repasemos los adjetivos: fuerte, violento, rápido, sinuoso, blanco, espumante, colorido, ruidoso, alegre…
La lengua ibérica dispone de la voz bello (bello-bello en el Diccionario Retana), con gran amplitud semántica: alegre, ardiente, caliente, embriagado…, amplitud que, aplicada a un río, prefigura y describe en lo esencial su carácter y naturaleza. Pero la descripción no se queda simplemente en grado positivo, sino que alcanza el superlativo, mediante el adverbio oso, muy, mucho, extremadamente. La composición bello + oso muestra elipsis al final del primer término con encuentro de vocales iguales: bell(o)oso; sigue la caída de la vocal átona final, bellos(o), que deja huella, convirtiendo la palabra en aguda. Bellós significa literalmente “extremadamente alegre”, con todos los aditamentos de fuerte, rápido, ruidoso, sinuoso … ya vistos.
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