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Batximala (75)

Altoaragonesa

Estamos en el valle de Chistau. Cuando la carretera que sube por el mismo llevando al Zinqueta a la derecha gira bruscamente al O, al tiempo que gana altura rápidamente hasta los 1.422 m.de la villa de Chistau, nosotros seguimos hacia el N por una pista apta para vehículos todoterreno que continúa por la izquierda del río hasta el Puente del Molino; ya por la derecha, alcanzamos el refugio de Los Plans, en cuyas inmediaciones se encuentran el Zinqueta de Añes Cruces que desciende desde el NE, recogiendo las aguas de la vertiente occidental de los picos de la Madera, de Chistau, Gemelos, Llardana, Forqueta, Millars y sus lagos…, con el Zinqueta de la Pez, que nace en el pico y puerto de este nombre, y recoge las aguas de la vertiente occidental del gran macizo de Bachimala (barrancos del Ibón y de Bachimala por la derecha, y de Baliner, Culfreda y Madera por la izquierda). La horquilla que forman ambos Zinquetas más el tramo de frontera hispano-francesa entre las fuentes de ambos por el N, delimitan a la perfección este importante macizo montañoso. Sin duda que, dentro de él, lo más importante es la llamada “Cresta de Bachimala” que arranca en el pico fronterizo de L´Abeille (3.029 m.) y se dirige hacia el sur alcanzando el pequeño Bachimala o Bachimala “chicot” (3.068), la Punta del Ibón (3.052), la Punta Ledormeur (3.120) y, por fin, el Gran Bachimala o Punta Schrader (3.139 m.), asi llamado en honor de Franz Schrader, científico francés (Burdeos 1.844-1.924).

La ascensión a esta cumbre desde el lado francés está perfectamente descrita por Michel Sébastien en su obra Cimas pirenaicas, Ed. Martínez Roca, Barcelona 1.985. En el valle de Louron, la carretera termina en la central eléctrica de Tramesaigues (1.240 m.); la siguiente etapa es el refugio de La Soula (1.700), luego el lago de Pouchergues por el camino que discurre junto al Nesta de Clarabide; una larga ascensión por una herbosa pradera, hacia el Oeste, nos aproxima al collado del Puerto de Aiguatorta. A partir de aquí, cresta arriba hasta coronar el Bachimala. También es posible un itinerario alternativo y hasta complementario: desde el refugio de La Soula, fuerte ascensión hacia el Pico de Bacherets (2.878 m.) y luego, con tramos de dificultad II e incluso II sup. cerca de la cima; luego por el pequeño Bachimala y la punta Ledormeur, siempre por la cresta, hasta el gran Bachimala; ya en territorio ibérico, se desciende a la punta del Sabre y se puede acceder al Vallón de Aigües Tortes (un nuevo Aiguatorta, ver nº 26 de esta serie) con sus lagos, meandros, humedales…y la toma de agua que desecó amplios parajes. La ascensión a la cumbre desde el lado español parte de un lugar hermoso y señero cual es el refugio de Biadós. A la entrada y por encima del Zinqueta de Añes Cruces, es un refugio permanente, de unas 70 plazas, con literas, servicios de comidas y bar; en las inmediaciones las 15 granjas o bordas destinadas fundamentalmente a la ganadería de vacuno, según explica este hermoso topónimo sobre el que volveremos algún día. Desde el refugio, un camino en dirección NO nos lleva al de Tabernes, y desde aquí a la palanca y vado de Bachimala. La ascensión más normal parte del refugio de Biadós, se asciende por la ribera del barranco de los Orioles (cabaña del Serrau, Pleta de las Vacas, La Gatera y el Paso de La Gatera o Señal de Biadós) hasta este último paso a 2.528 m.; se continúa por la escarpada arista N hasta la cima. Una excursión interesante es la de los lagos de Bachimala, para la cual llegaremos hasta el vado de Bachimala; desde antes del pluviómetro, un camino “asciende por la vertiente de la Ribera, pasando largos trechos de césped y resurgencias de agua que originan el caudal del barranco de

Bachimala, de la loma se desciende a los lagos, que se hallan en un circo cerrado, solitario y salvaje” (Bachimala, Editorial Alpina, pag.25). Revisando lo dicho hasta aquí, el topónimo Bachimala (Machimala, vérice geodésico en el mapa nacional) lo encontramos aplicado a: una cresta rocosa con picos superiores a 3.000 metros, dos picos (pequeño y grande); unos lagos, un barranco, un vado, una palanca, una cabaña y un amplio espacio cubierto de hierba y con abundantes surgencias y caudales de agua.

Estamos en la comarca del Alto Gállego. “Balneario de Panticosa (1.636 m.). Camino de los ibones de Bachimaña por la orilla derecha del río Calderés. Presa del ibón alto de Bachimaña (2.216 m.; 1 h. 45 m.). El camino rodea la orilla occidental del ibón embalsado hasta la cola, donde cruza el torrente de los Azules. A la derecha, tomar el más bajo de los dos evidentes senderos. Termina de rodear el ibón por el norte, dirección este, hacia una cabaña refugio ubicada en un rellano entre los pastizales” (Valle de Tena, Fernando y Ana Biarge, pag.213.). “Desde la presa de Bachimaña, a la derecha según subimos, parte una pequeña senda que bordea todo el lago hasta llegar a un pequeño refugio. Desde aquí debemos buscar más al Norte las trazas del camino de herradura bien trazado que sube al ibón inferior de Bramatuero…Pasamos más tarde un segundo ibón por encima del primero, más somero y de dimensiones más modestas, para llegar a una pradera con varios meandros donde el sendero que venimos siguiendo se difumina entre la hierba…”(Todos los ibones del Pirineo aragonés, Javier Cabreo, pags. 105-107). Dos observaciones: la primera es que el Bachimala o Machimala es aquí Bachimaña; la segunda que en el cruce de descripciones no hay más que dos elementos comunes en ambos medios naturales: en efecto, no aparecen en el Alto Gállego ni la cresta montañosa, ni los picos de más de 3.000 m., ni un barranco de Bachimala o Bachimaña, ni vados, ni palancas; tan sólo, en uno y otro medio, se repiten los lagos y las amplias extensiones de pastizales con abundancia de aguas, meandros y surgencias, prados encharcados, en los que la presencia de cabañas ganaderas resulta normal si no obligada. ¿Cuál de ellos será el elemento diferenciador de ambos isotopónimos?. No olvidemos que Bramatuero (ver nº 19 de esta serie) significa “el lugar donde la hierba crece intensamente”.

Iniciemos el análisis sacando el máximo partido de lo que ya sabemos. Cuando nos enfrentamos a un topónimo como Matximala afirmamos sin dudar que estamos ante una M- inicial protética, pues, no en balde, los ejemplos de esta norma son incontables, por centenares; así pues, (m)Atximala, o lo que es lo mismo, topónimo a analizar Atximala. Pero ¿será así en este caso?, ¿no estaremos ante una simple variación o alteración fonética sin trascendencia etimológica?. No, no, en abasoluto. Sabemos también que la m es la consonante protética por excelencia; ahora bien, cuando en el interior del topónimo encontramos otra nasal (m o n) se produce lo que hemos llamado desasimilación de nasalidad, por la que la inicial es sustituída por otra consonante, también bilabial y sonora como la m, que resulta ser siempre la b. Los ejemplos, entresacados de mi ya extensa obra, son abundantes: (m)orna-eta > morn(a)eta y Borneta Mallorca); (m)uni-ola > Muniola y Buniola (id.), (m)arno-iza > Marnisa y Bernisa, etc. En esta serie, ya en el número 0 (Bolskan) nos topábamos con este fenómeno. Observemos que, en ocasiones, la sustitución de la nasal por la oclusiva no es absoluta, esto es, no se da la eliminación de la nasal en todos los casos, lo que produce parejas de topónimos con dos formas intercambiables en la práctica, tales que Morneta-Borneta, Monáber-Bonaba, que constituyen una proclama o pregón de iberismo. En conclusión, Matximala y Batximala son formas idénticas por su etimología y significado, resultado de anteponer, respectivamente las protéticas m o b a la composición ibérica Atximala.

Esta composición consta de tres elementos aglutinados. El primero es ato, rebaño, sobradamente conocido para mis lectores pues apareció recientemente en Ez-da-ato-ele > Statele >Estadilla, y en múltiples ocasiones anteriores. El segundo es la voz ximal, que el Dic. Retana de Autoridades traduce como “lugar húmedo cubierto de sauces y chavascas”. Pero esta interpretación requiere dos matizaciones. La primera es que la lengua iberovasca debió de contar con un verbo xima(tu) que fue el étimo de las voces aragonesas y ribagorzanas, en uso actualmente, tales que “chimá”, con valor de brotar, salir, fluir, especialmente el agua en el suelo; “chimoso”, dícese del terreno donde chima el agua; “chimero”, mancha, surgencia o charca que forma el agua al emerger. La segunda es que el valor sustantivo de ximal es el de “lugar húmedo cubierto de…”, de modo que si se especifica aquello que cubre al lugar húmedo, como es el caso, habrá que olvidar los sauces y chavascas. Es el tercer elemento de la composición el que nos expresa qué es lo que cubre al lugar húmedo: ala, pasto o pastizal. La acomodación ato-ximal se efectúa con elipsis al final del primer término, at(o)ximal, formándose espontáneamente el grupo consonántico tx que, por ello, creemos que debe pasar a la forma definitiva del topónimo. Si aceptamos, como hemos sentado, la existencia del verbo xima, la acomodación siguiente sería atxima-ala> atxim(a)la, con nueva elipsis al final del primer término. Si se discutiese tal forma (no recogida en el Dic. Retana) tendríamos la siguiente acomodación: atximal-ala > atximalala > atximala(la), por haplología. La traducción literal de Batximala es, por consiguiente, “los rebaños de los lugares húmedos cubiertos de pastos”. Mas brevemente, “los rebaños de los pastizales encharcados”.

No debe sorprendernos la elección del elemento diferenciador que hacen nuestros antepasados. Prima generalmente su enorme sentido práctico, aguzado por la necesidad y el esfuerzo constantes. ¿Qué cómo pueden olvidarse de lagos tan grandes y hermosos?. Simplemente, porque sin presas ni aprovechamientos eléctricos no les reportaban ninguna utilidad. Ya hemos visto el valor de Bramatuero, y podemos recordar el de Kregüeña, “la casa de más arriba”. Y en esta misma línea, quizá encontremos el ejemplo supremo en el contenido del topónimo Ordesa que, según explicamos en su día, y entre las múltiples bellezas que atesora el lugar, había recaído la elección en la hermosura y, sobre todo, en la utilidad para pastos que representaba “la pradera verde”.


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