Toponimia
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Despoblado –propiedad del Gobierno de Aragón- dentro del término municipal de Aínsa-Sobrarbe, para llegar al cual utilizaremos la carretera que, partiendo de La Guarguera, nos lleva por Puimorcat hasta Las Bellostas. Desde aquí, caminaremos hasta cruzar el río Balzés, pasaremos junto a la ermita de Santa Marina y, muy pronto, llegaremos a Bagüeste. Nos da una amplia descripción del lugar vivo (1.845-50) Pascual Madoz, de la que resulta, por sus términos encomiásticos, una cierta extrañeza mezclada con pena por su abandono, sólo explicable por su aislamiento y pésima comunicación. “Situado al pie de una sierra… con clima frío pero muy saludable…Tiene 9 casas y una iglesia parroquial…; dentro de esta circunferencia varias fuentes de buenas aguas… El terreno es muy quebrado, lleno de montes más o menos elevados con algunos llanos… varios molinos harineros… Es de muy buena calidad en clase de montañoso y, además de criar mucho arbolado… abunda en yerbas de pasto para toda clase de ganados y se dan muy bien los cereales en la parte cultivada… Produce trigo, cebada, avena, patatas y judías; cría mucho ganado lanar y algún cabrío, de cerda, vacuno y lechales, bastante caza de perdices y conejos… 4 vecinos de catastro y 35 almas”.
Bagüeste aparece citado repetidamente en la obra documentos de la colegiata de Santa María de Alquézar, de la que es autora Mª Dolores Barrios Martínez. Así, el documento nº 228, de fecha 22 de junio de 1.264 se refiere a los “homines de Bellosta et de Bauuest”; otro, de 7 de mayo de 1.265, menciona el “termino de Bauest”; por último, el de 6 de octubre de 1284 habla de las “casas de los de Bauuest”.
Además de las descripciones de Adolfo Castán, José Luis Acín y Cristián Laglera, contamos afortunadamente con la de Fernando Biarge que, en su obra Sobarbe, testigo directo, incluye un trabajo titulado “La soledad de Bagüeste”. Este autor escribe siempre con belleza, hondura y sentimiento; pero, con todo, lo más admirable es su enorme facilidad para ver, para captar, para exponer con precisión cualquier hecho sobresaliente que merezca ser destacado. Y, a menudo, el dedicado al estudio de la toponimia descriptiva como es mi caso, se encuentra servido “el hecho diferenciador”, el núcleo de la descripción o contenido del topónimo. Esta vez lo encontramos en la página 100, hablando de la humanización del cañón del Balcés y de su ladera derecha “en las especies y distribución de la vegetación”, concretando: “Un precioso hayedo, de los más meridionales y con buenos ejemplares”. Es difícil adivinar si este precios hayedo es sólo residual y si buena parte del monte que ahora luce la uniformidad de la repoblación tuvo una mayor presencia de hayas. Desde luego, el topónimo así lo sugiere.
Bagüeste es una composición de nuestra lengua ibérica cuyo primer elemento es bago, haya o hayedal. A él se aglutina oste (véase Binueste), que significa trasera, parte posterior. El enlace con encuentro de vocales iguales nos da (1º) bag(o)oste; aparece después (2º) la diptongación o> ue y Bagüeste; a continuación (3º) decae la oclusiva sonora en posición intervocálica: ba(g)uest; por último (4º), hay apócope de la vocal átona final, explicando con toda claridad la forma histórica Bauuest o Bauest. Los números 3 y 4 no debieron alcanzar gran fijeza puesto que ha sido el 2 (Bagüeste) el que ha llegado hasta hoy. La traducción de Bagüeste es bien clara: “el hayedo de la parte posterior”.
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