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Atarés – 323 (a)

Altoaragonesa

Municipio de Jaca. Por el tramo de carretera de Puente la Reina a Jaca, costado derecho y poco después de sobrepasar el desvío a Santa Cruz de la Serós, encontraremos el señalizado Atarés. “Lugar de 39 habitantes; a 840 m de altura. Reunía 273 en 1.900 … En el camino casi pasa desapercibida la torre del Boalar o de los Moros, torre defensiva, un prisma rectangular sólido con vanos de sorprendente traza vigilando la puerta del valle. Fue construida en el siglo XVI, tal vez por los Sanz de Latrás. La localidad se aglomera en el centro de un valle amplio, con salida natural hacia el río Aragón, y muy cerca se alza un tozal conocido como Castiello, fortificación antigua con cerco perimetral de tipo muro –s. X -. El caserío, muy renovado, se amontona a los lados de la plaza y en la calle Mayor, ascendente. Casa Royo incrusta aspilleras y mantiene chimenea tradicional; casa Piqué, portada de medio punto -1.768-; casa Bués, datada en el arco de la puerta -1.731-. La parroquial de Atarés es una película del tiempo. Sin embargo, los diferentes artesanos respetaron un paño de la torre militar preexistente, integrándolo como muro de los pies del templo s.XI-. Además del paño del siglo XI, la iglesia aloja portada al gusto del gótico flamígero –siglo XV-, nave con bóveda estrellada más capillas laterales que son añadidos del siglo XVII y torre del XVIII. En la fachada primoroso reloj solar fechado en 1.742. La ermita de S. Miguel –cementerio – es de tipo popular. En la cabecera del barranco de Atarés la tradición recuerda el nombre de una población desaparecida, Osán. Otro núcleo documentado es Sesún, cuya memoria persiste en Monte Sesún, a poniente de la Venta de Fontazones. Cerca de la entradla valle se conoce el hallazgo de una ocultación monetal romana de época imperial” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón).

Cuando llegamos a Atarés y antes de iniciar el ascenso a la población, un cartel informativo de la Comarca de Jacetania, emplazado a la derecha del asfalto, nos dice que “dos valles configuran el término municipal: el propio de Atarés y el de La Selva. Además de la riqueza forestal con grandes extensiones de pinares … alfalfa y pastos para el ganado”. Con estas grandes extensiones de bosques, pastizales y sembrados de alfalfa, cobra fuerza de descripción de Madoz: “En las inmediaciones de la población brotan varias fuentes, de cuyas aguas saludables se surten los vecinos para beber, demás usos domésticos y sirven también para abrevadero de las bestias y ganado… El terreno, aunque áspero y quebrado, es de buena calidad; comprende 450 cahizadas, de las cuales 210 son de cultivo, utilizándose 4 al de hortalizas y otros frutos que se benefician con el riego natural y el sobrante de las fuentes arriba mencionadas; lo restante contiene bosques de pinos, arbustos, maleza y abundantes prados para pastos de los ganados …”. No hay duda: tierra verde.

En la documentación histórica, Atarés aparece con mucha frecuencia y envidiable fijeza formal. El Cartulario de San Juan dela Peña de Antonio Ubieto Arteta recoge las siguientes citas: idest castellum nomine Atares… y señor Scemeno Gerceiz in Atares (documento de Ramiro I de 22 de agosto de1.036); del mismo rey y año et señor Scemen Garcez in Atares; también del mismo rey, año 1.043, testis …Señor Scemeno Garceiz in Atares; en 1.045 Senior Eximinus Garces in Sos et in Atares confirmans; igual texto en 1.046 y 1.050; señor Sancio Galindiz in Boltanga et in Atares y señor Sancio Galindiz in Volitania et in Atares (1.055). Abreviemos: nuevas citas en años sucesivos con la misma grafía. Asimismo, la Colección diplomática de la Catedral de Huesca, obra de D. Antonio Durán Gudiol, recoge gran número de citas de Atares.

Ya disponemos de todos los datos precisos para una interpretación real (basada en la realidad) y segura del topónimo Atarés. Desde que abandonamos la carretera general de Puente la Reina a Jaca, el desvío se manifiesta como una ruta estrecha y flanqueada por colinas y ribazos, con un pequeño curso de agua contiguo y sin apenas ensanche alguno: es, a todas luces, una puerta o paso hacia el valle y lugar de Atarés, lo que da sentido a la torre defensiva de Boalar. Pues bien, en lengua ibérica, puerta o paso se dice ata. Llegaremos al poco al valle de Atarés y el anexo de La Selva, de los que hemos explicado que, con propiedad, pueden motejarse como “tierra verde”. Este entrecomillado se expresa en lengua ibérica con las voces ara y eze. La composición completa ata-ara-eze, tres formas luego dos enlaces, muestra en el primero elipsis al final del primer término con encuentra de vocales iguales: at(a)ara; en el segundo, se repite la norma primera y fundamental de la aglutinación: atar(a)eze. Solamente nos queda por reseñar la caída de la vocal átona final que deja huella en la grafía acentuada. En conclusión, Atarés significa “la puerta o paso hacia la tierra verde”.

 


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