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Asque – 321

Altoaragonesa

La voz iberovasca atx, peña, tiene, como parece obligado, una forma puramente ibérica, ax, sin la consonante doble. Dado que el alfabeto ibérico carece de un signo que represente el sonido fricativo prepalatal sordo /x/, éste debe ser considerado como resultado del traslado del punto de articulación de la /s/ (fricativa apicoalveolar sorda) hacia el paladar (prepalatal). El resultado, que se manifiesta continuamente en toponimia, es la alternancia, para un mismo topónimo, de las formas con /x/ o con /s/. Así por ejemplo, en toponimia mallorquina, encontramos documentadas las formas Axcorca y Ascorca, Axtaca y Astaca. A este hecho viene a sumarse otro bien interesante: en determinadas áreas geográficas (Cataluña, Baleares y, como inicio, en la zona oriental del Alto Aragón), cuando la fricativa apicoalveolar o prepalatal – /s/ o /x/ – ocupa posición implosiva (final de sílaba) tras una /a/ inicial, esta vocal se cierra hasta /e/. En los ejemplos citados, Ascorca da Escorca y Astaca > Estaca. Este fenómeno se reproduce en esas áreas cualquiera que sea la consonante implosiva tras /a/; y así Ampurias > Empuries, Antenza > Entenza, Aspes > Espés, Astos > Estós, etc. Si nos desplazamos hacia occidente (Sobrarbe, Jacetania, Navarra, etc.), tal cerramiento desaparece : Ascaso, Astún, Asque, Asture …Estas consideraciones previas nos sitúan en inmejorable posición para interpretar el topónimo que hoy nos ocupa, Asque.

La forma Asque (en grafía medieval Asche) tiene toda la fijeza precisa. En la obra Colección diplomática de la catedral de Huesca, de D. Antonio Durán Gudiol, aparecen con los números 517 y 518 sendos documentos del año 1.196, en los que se habla de dos viñas in termino de Asche y de unam vineam…in termino de Asche; en la misma obra, el documento nº 529, de marzo de 1.197 reproduce el texto unam vineam…in termino de Asche. En la obra Documentos de la colegiata de Santa María de Alquézar, de Mª Dolores Barrios Martínez, hallamos hasta 40 documentos, fechados entre 1.165 y “siglo XIII”, sin mayor concreción, en los que se repite hasta la saciedad la forma Asche, con alguna leve alteración a Asc y Asch. Pero, antes de entrar en el análisis lingüístico del topónimo, consignemos algunos datos del lugar de máximo interés.

El pueblecito de Asque, perteneciente al municipio de Colungo, está descrito por Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, en los términos siguientes: “Lugar de 15 habitantes; a 624 m de altitud. Reunía 129 en 1.900. Enlaza con la carretera Barbastro-Boltaña, poco antes de superar el puerto de San Caprasio. Se cita en 1.165. Poblamiento instalado en los conglomerados de la margen derecha de la barrancada de Fornocal, subsidiaria del Vero. Las viviendas se escurren desordenadamente e independizadas por la fuerte pendiente, nominadas las calles según criterio orográfico: Alta, Media y Baja, más una exigua plazoleta central apretada por tres hogares. Las construcciones reúnen materiales comunes a la zona: piedra, tapial, adobe, ladrillo y teja. La parroquial de Santa Columba se alzó hacia 1.885 según estética del neoclásico: nave rectangular con capillas laterales; puerta adovelada en los pies, doblada con otro arco de ladrillo y hornacina encima; torre de dos cuerpos. Importantísimos vestigios prehistóricos en la cueva Fuente del Trucho: pintura, grabados e instrumentos líticos; su ocupación y muestras artísticas han sido datadas entre el 17.000/20.000 a. de C., dentro del Paleolítico Superior; entre las pinturas, mayormente con pigmentación rojiza, abundan manos en negativo y caballos; entre los grabados, iluminados por el sol naciente a través de una ventana natural, un gran oso, un équido y un reno. Otros covachas con pinturas de arte levantino son: Arpán, Litonares, Regacens; con pinturas esquemáticas: Mallata, Litonares, Regacens y Arpán. Museo del Arte de Guadanacil –técnica pictórica-. Producción de miel”.

Varias observaciones a la descripción anterior:

- Cuando se habla del lugar de Asque surge inmediatamente el tema del yacimiento paleolítico. ¿Habrá también conexión semántica entre el topónimo Asque y tan remota manifestación cultural?.

- La datación antedicha (entre 17 y 20.000 años antes de C. bien pudiera ser sometida a revisión en el futuro. Muy recientemente, en Asturias, algún yacimiento datado en los 10.000 años a. de C. se ha alargado hasta los 49.000, gracias al perfeccionamiento técnico del sistema y a la eliminación de alguna contaminación.

- El valor excepcional de este yacimiento nos lleva a ampliar la información, tomada ahora del trabajo de Vicente Baldellou “El arte rupestre prehistórico” en la obra Comarca de Somontano de Barbastro: “Situada en el monte de Asque y en el término municipal de Colungo, la cavidad se abre en el barranco de Arpán, en una zona de contacto entre las calizas alveolinas y los conglomerados. Se trata en realidad de un vasto abrigo de 17 m de profundidad y de 17,5 m de anchura máxima, horadado en los materiales calcáreos; frente a la boca se sitúa la fuente que le da nombre (Trucho), de surgencia irregular y de caudal muy variable…. En relación a las representaciones rupestres, bastará con indicar que constituyen el único exponente seguro de Arte Paleolítico en Aragón, lo que confiere al lugar unos visos de excepcionalidad evidentes. Por lo demás, el número de grabados y de pinturas le hacen alcanzar la categoría de “gran santuario” a pesar de su alejamiento de los principales núcleos de concentración francocantábricos. En efecto, 102 son las figuras que alberga: 51 manos en negativo, 10 caballos, 8 signos abstractos, 3 animales indeterminados y una infinidad de puntos, casi siempre formando largas alineaciones. Los grabados nos muestran imágenes de dos osos, la de un équido, la de un reno y la de un posible felino… Casi en el exterior, en una oquedad lateral muy poco profunda, se han localizado varias digitaciones que hay que atribuir al Arte Esquemático…”.

Hoy en día, la cueva de la Fuente de Trucho está clausurada para el público, pero en Colungo se levantó un Centro de interpretación del Arte Rupestre, con un espacio recreación de aquella cueva, en el que podemos formarnos una acabada idea del hábitat y del modo de vida del hombre primitivo. Cuenta además el Centro con una magnífica atención personal y medios audiovisuales. En el trabajo nº 112 de esta serie de toponimia altoaragonesa dedicado a Trucho decíamos: “Por otra parte, según entramos en la cueva, a mano izquierda existe una pequeña fuente cuya utilidad debió de resultar inconmensurable para las gentes (no menos de 15, según el espacio disponible, los tres fuegos u hogares, etc.) que hicieron de la cueva una vivienda permanente”. Ya poseemos todos los datos concretos para, una vez sistematizados, obtener los resultados definitivos. Vamos con ello:

En primer lugar, la cueva era un refugio perfecto frente a las inclemencias del tiempo. Cualquiera que sea la datación exacta de su ocupación primera, el hombre hubo de soportar en ella larguísimos períodos de glaciación en los que la protección natural y el fuego de los hogares le proporcionó un confortable bienestar. Por otra parte, sirvió asimismo para ponerle a recaudo de animales salvajes tan peligrosos como osos, felinos y el omnipresente lobo. Sirvió de estación permanente y punto de partida para las actividades de recolección y de caza, cuyos frutos, cocinados en los hogares y con agua suficiente, le solucionaron el problema de la alimentación. Un grupo de hombres y mujeres, unidos por vínculos de sangre los más, juntamente a individuos incorporados por emparejamiento, constituyeron un primer embrión de la familia o clan, ya perfectamente consolidada en el Neolítico. La presencia de instrumentos líticos, de pinturas y grabados, pertenecientes a épocas históricas bien distintas en el tiempo pero encadenadas y en lenta evolución, demuestran sin género de duda la permanente ocupación del lugar, en que se desarrollaron todas las actividades propias del ser humano involucrado en las más primitivas células sociales. Estamos en una casa, vivienda u hogar acondicionado por el trabajo sobre el medio natural.

Asque es una composición de la lengua ibérica integrada por dos elementos o formas. El primero es ax, peña, que en este caso muestra pronunciación fricativo-apicoalveolar-sorda de la consonante implosiva, tal como explicábamos al principio. A ella viene a aglutinarse la voz kere, casa o vivienda; ya nos resulta conocida pues forma parte de nuestro léxico ibérico desde que estudiamos Cregüeña < kere güen na, “la casa de más arriba”. La acomodación o sutura sigue la norma supletoria de la yuxtaposición necesaria, ya que resulta evidente que la elipsis al final del primer término –a(x)- destruiría la composición haciéndola ininteligible. Ax-kere (trisílaba) sufre el apócope de la vocal átona final, axker(e), con acortamiento silábico (bisílaba). La consonante final sobrevenida /r/ es, como sabemos, la más inestable de la lengua ibérica y enmudece una vez más, axke(r) o aske(r). La traducción de Asque, plenamente concordante con todo lo expuesto, es “la casa de las peñas”.

 


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