Toponimia
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Arro, perteneciente al municipio de Aínsa-Sobrarbe, se emplaza a un lado y otro del Eje Pirenaico, a la altura del km. 426 aproximadamente. Topónimo breve y simple como pocos, su interpretación es, en consecuencia, instantánea, si bien la explicación de su contenido requerirá mayor detenimiento. Antes de entrar en ella, recordemos que, bien alejada, existe una llamada Casa de Arro, junto al Noguera Ribagorzana, incluida en el municipio ribagorzano de Montanuy.
“Lugar de 37 habitantes; a 610 m de altura. Tenía 65 h. en 1.900… Se documenta en 1.092. Población asentada en una loma alargada paralela al cauce del río Nata. Conjunto ensamblado por la calle de la Asunción y una placita con restos de un crucero. Agrega a los materiales tradicionales el uso de adobe en algún edificio auxiliar. Placa cerámica en la herrería y Casa Consistorial. Entre las viviendas destaca casa Cambra, con puerta adovelada cobijada bajo pórtico abovedado con rudo firme de losas y cantos rodados. La abadía es casa torreada. Un par de viviendas se distancian al oeste fuera del núcleo: la casa torreada de Lanao y un poquito más al norte estaba el balneario, que funcionó tiempo atrás como casa de baños, explotando manantiales de aguas sulfurosas; el balneario se construyó en 1.883 y dejó de funcionar en 1.935. La abadía tiene acceso desde la calle; su planteamiento espacial es semejante al de casa Lanao, un cuerpo rectangular flanqueado por torre, con una diferencia importante, pues la torre es en realidad una escalera de caracol fortificada que enlaza las diversas plantas… Casa Lanao también se alzó en el s. XVI; en principio la componía un cuerpo rectangular con torre circular; la torre monta dos cuerpos cilíndricos delimitados por imposta, con vanos aspillerados variados; su cierre es cónico, brotando del vértice una figura femenina, obra del albañil Manuel Lanau –inicios del s. XX-; tiene oratorio particular dedicado a S. Antonio de Papua. Parroquial de La Asunción (ss. XVI-XVIII); nave con capillas simétricas y cabecera plana, cerrando bóvedas de cañón; sacristía con ventana fechada en 1.771; torre con gárgola y puerta a mediodía. Ermita románica Virgen de los Dolores –s. XII-; nave con bóveda apuntada y ábside semicircular arruinado… Molino harinero en ruina; una impetuosa avenida rompió el muro de contención, socavando incluso el ala norte del molino, dejando la balsa inutilizada, sin tardanza integrada en el campo de cultivo aledaño; el cárcavo, sin contenido, es de bóveda” (A. Castán, Lugares del Alto Aragón).
Arro se sitúa a la derecha aguas abajo del río o barranco Lanata. La calificación de este curso de agua es alternante, pues presenta aspecto y características (caudal, regularidad, arrastres, etc.) propias de uno u otro, según ocasiones. En principio, ya tenemos un barranco próximo a Arro. Pero, junto al lugar, con dirección N-S que incide perpendicularmente sobre el Lanata, llega el muy largo barranco Sierra; junto a su cauce, muy profundo por la enorme erosión de las margas azules blandas, discurre la carretera que asciende a Los Molinos y Torrolisa por la izquierda, y a Oncins y S. Victorián por la derecha; barranco Sierra que se forma por la unión de una larga serie de otros menores (Mallata, Arnals, Campoluengo, As Fuanzas, etc.) y que recibe los aportes de otros como Os Truchos, Os Tormos… En el cuadrante derecho de aquella intersección perpendicular, el barranco Retuerto al que llega, entre otros, el Betato; en el derecho, el Fobón y el Regato, que van al Sierra, y el barranco As Valles, directamente al Lanata. Por la otra ribera del Lanata (derecha), más barrancos, como el Lana Larga, A Natiella –que recoge los mínimos caudales de As Esplanas y A Coma, y el Pozins. Densa red de barrancos de aguas escasas pero enormes barranqueras que determinan un entorno quebrado y difícil.
La lengua ibérica dispone de una voz bien contratada y de frecuente aparición, cual es arro, barranco. Tiene variante arru. Recordemos, entre otros topónimos, Arrom, en Mallorca, procedente de arro-oma; Sarrón, en Huesca, procedente de za-arro-n; Arruaba, de arru-baba…, y ello pese a la competencia de otras formas con similar significado, como lats, kabi… En el lugar de Arro, la densa red de barrancos del entorno determinó directamente el topónimo. Pero en pocas ocasiones como esta podremos comprobar el primitivismo de la lengua ibérica, determinado por su falta de flexión; no hay, en efecto, desinencia para el plural (como no la hay para el femenino), por lo que arro, sin contexto alguno (cosa que no ocurre en Sarrón), tanto puede significar “el barranco” como “los barrancos”. Sólo el perfecto conocimiento del terreno y de sus circunstancias permitió a los primeros pobladores de Arro fijar el topónimo con el significado de “los barrancos”.
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