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Ardonés – 304 (a)

Altoaragonesa

La irrefrenable vocación descriptiva del topónimo ibérico producirá como consecuencia necesaria la proliferación de raíces expresivas de colores: blanco, negro, rojo, amarillo, verde, azul, gris… Hagamos un breve repaso, sin ánimo exhaustivo, de los topónimos “de colores” con que nos hemos topado en algún momento de nuestra obra:

-Con color, kolore: Añisclo.

-Con pálido, ubeltxe: Rafaubetx.

-Con blanco, zuri: Zurita.

-Con negro, balz o belz: Balcés, Búbal, Turbiello.

-Con rojo, gorri: Laguarres, Riglos, Igüerri …

-Con amarillo, ori o auri: Bisaurín,

-Con verde, eze: Castanesa, Zirés, Ardonés, Zibollés, Calbarés, Larrés, Ordesa, etc.

-Con azul, urdin: Urdiceto.

-Con azul, mora o more: Santamuera, Morens.

-Con gris, uber: Ubiergo.

 

Ardonés es uno de estos topónimos “de colores”. Paraje bien conocido y de gran tradición ganadera, suena recientemente como posible zona de ampliación de la estación de esquí de Cerler (Sarllé). Desde este pueblo hacia el este, sale un camino que nos llevará por Las Ribas y el Cllotet, tras cruzar los barrancos de Pala Larruegos y La Mascarada, a la cabaña y plleta de Ardonés (2.302 metros). O bien, por la carretera del Ampriu, después de cruzado el barranco de este nombre, una pista a la izquierda arranca entre Bentayola y el Pllan de Inllada, sube en dirección norte hasta Coma Sansón y gira al este, cruza el barranco de Ardonés y con rumbo NO llega a la misma cabaña y plleta. Soleado (orientación sur), húmedo y de suelo fértil, el paraje de Ardonés luce un verde lujuriante, y es un verdadero regalo para el ganado (vacuno primero, ovino después). Me cuentan en Sarllé que son los pastos primeros, los más tempraneros, y que son tan frescos y verdes que los pastores han de tener cuidado con las ovejas preñadas, que con tal comida malparen.

 

En lengua ibérica ardi significa oveja, y de aquí ardoki, establo, sinónimo de “plleta”. Hay un cruce morfológico con ardo, vino, del que se sigue también ardoki, bodega. Pero el sufijo –ki no debió de tener gran predicamento ni ser indispensable: recordemos, por ejemplo, ejer, con el mismo valor que ejerki; y ardoki, establo, es sustituido por ardo con el mismo valor. Tras ardo aparece “el posesivo n, de toda la lengua, regido de un sustantivo o adjetivo que queda sustantivado; forma expresiones admirativas o ponderativas típicas: “pausauren gaitza”, ¡qué paso tan difícil!” (Dic. Retana de Autoridades). Así pues, ardo-n: ¡qué plleta tan…!. Por último, el adjetivo eze, verde, lujurioso, fresco, húmedo. La exclamación completa ardo-n-eze > ardonez(e), explica con “lujuriante” claridad lo que resalta en la contemplación: Ardonés significa ¡qué pllleta tan verde!.

 


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